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A la Ciudad de la Justicia de Valencia no dejan de llegar furgones cargados con cuerpos de personas sin vida. Lo hacen desde las poblaciones próximas, como Paiporta, Torrent, Benetúser o Sedaví y todos tienen varias cosas en común: la primera, que fueron hallados a causa de las inundaciones. La segunda, que no van a poder ser recuperados pronto por sus familiares. 

En las cercanías, donde se concentran grupos de médicos forenses y miembros de la UME, Policía Militar y Policía Nacional, los rumores se disipan cuando se escucha en el aire la palabra "prensa". Lo cierto es que aquí saben mucho, pero no quieren contar nada. La mayoría de los cuerpos sin vida se encuentran sin indentificar y los familiares de los fallecidos comienzan a apelotonarse en las puertas sin saber muy bien qué deben hacer.

A ocho kilómetros de allí, en la Feria de Valencia, un pabellón se prepara para convertirse en la nueva morgue más grande de España. Hasta ahora sólo se trata de mera logística: los cuerpos son números y comienzan a ser desplazados por falta de espacio en las instalaciones de los juzgados. Las previsiones son cuantiosas. Fuentes no oficiales que trabajan en el despliegue sostienen que pronto llegaremos a las 500 víctimas.

Un vehículo de la Policía Militar hace guardia en la entrada de la morgue ubicada en la Ciudad de la Justicia. Rodrigo Mínguez.

Mientras que los efectivos de emergencias consultados in situ por EL ESPAÑOL afirman que todavía quedan muchos espacios, como varios parkings inundados de la zona, por registrar y donde podría haber "muchos" nuevos fallecidos. "La cifra de desaparecidos no la sabemos con exactitud. No podemos imaginar la magnitud de con lo que estamos trabajando", comenta un bombero valenciano, mientras revisa un supermercado devastado.

"La actualización es que hay 211 víctimas acreditadas. Es imposible saber el número de desaparecidos y no sería prudente por mi parte dar una cifra. No se han barajado los datos de 1.900 desaparecidos, esas son las llamadas que recibe el 112 diciendo que no encuentran a sus familiares, pero eso obedece en su mayoría a los fallos de comunicación. Además, la gente que finalmente encuentra a sus familiares no lo reporta, por lo que no se pueden hacer esos vaticinios. Las valoraciones en ese sentido nos llevarían al error y no generarían confianza", ha asegurado Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior, en los micrófonos del programa Hora 25 de la Cadena Ser.

El epicentro del desastre, abarrotado por vecinos y voluntarios, este viernes. Fotografía realizada con Leica SL3. Rodrigo Mínguez. Paiporta (Valencia)

La zona cero

En los últimos días, la Unidad Militar de Emergencias ha tenido el único cometido de localizar y levantar cadáveres. Paiporta, una ciudad de 27.000 habitantes a 10 kilómetros de Valencia, se ha convertido en una especie de cementerio al aire libre. Durante el Día de Todos los Santos, festivo nacional en España, su campo santo paradójicamente se encontraba inundado por el barro y cerrado. Y sus habitantes intentando recuperar una normalidad que ahora mismo se presenta imposible.

Allí todo se sigue reduciendo a los gritos de la gente enfadada, varios kilómetros de recorrido para poder acceder a la localidad a pie y mucha gente transportando comida y agua. De repente, todo abundaba: los productos alimenticios, pero también las personas voluntarias que llegaban cruzando el puente desde la ciudad de Valencia con palas y cubetas. El Gobierno regional solicitó, horas después a la llegada de una gran oleada de personas, que dejaran de acudir pues bloqueaban las vías de acceso.

Un grupo de hombres tratan de arrastrar el agua hacia una alcantarilla en el centro de Paiporta. Fotografía realizada con Leica SL3. Rodrigo Mínguez.

Las sirenas de los vehículos policiales, bomberos y ambulancias se mantienen como la nueva banda sonora de la película infernal que viven los valencianos. Los miles de vehículos siniestrados permanecen en los laterales amontados después de la intervención de varias escavadoras, se han formado puestos improvisados de ropa y los 4x4 llenan las arterias principales de los pueblos siniestrados para tratar de ayudar.

En las calles de las localidades afectadas, por donde hace días corría agua, se han transformado en canales de lodo. Los vecinos, golpeados y aún cubiertos de barro, no piden mucho. La mayoría, al ser cuestionados, denuncian la falta de apoyo: "No nos ha llegado nada, ni del Gobierno ni de la UME. Lo que tenemos ahora mismo es mucha cooperación vecinal, pero nada más".

Voluntarios reparten comida y bebida gratuita en una carpa en el centro de Paiporta. Fotografía realizada con Leica SL3. Rodrigo Mínguez.

Miles de efectivos

La situación actual que se vive en Valencia es verdaderamente compleja. Por un lado, miles de personas se han mostrado en predisposición de ayudar, pero algunas localidades han amanecido repletas de personas que no sabían muy bien cómo cooperar. Por otro, se ha decretado una restricción de movilidad hasta el próximo lunes con la intención de que no puedan acceder esos "voluntarios". 

Mientras que el Gobierno ha rechazado formalmente el ofrecimiento de Francia de enviar 200 bomberos cuando se produjo la tragedia y también la cooperación de El Salvador. Insistieron entonces en que "no es una ayuda necesaria" y que "hay efectivos de sobra". Aunque el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, solicitó este viernes ayuda al Ministerio de Defensa para enviar refuerzos.

"Ayuntamientos, Diputación y Comunitat Valenciana tienen las carreteras como un queso gruyer y no han movido un dedo todavía. Eso supone que muchas localidades van a estar aisladas por tierra meses", explican fuentes del Gobierno.

Estado de una de las vías principales de Paiporta, este viernes 1 de noviembre. Fotografía realizada con Leica SL3. Rodrigo Mínguez.

Hasta el momento, el Ejército ha desplegado 1.200 efectivos y Defensa ha prometido 500 más para abrir caminos y organizar la distribución de víveres. En Paiporta, que, recordemos, sigue siendo una auténtica piscina al aire libre con bloqueos a dos kilómetros, los militares actualmente hacen labores más de organización y de logística que de "ayuda", según los vecinos. Los bomberos, relevados a un segundo plano, no dejan de sacar cuerpos de debajo de los escombros de las casas.

Lo que se refleja en el Centro de Coordinación Integrado, donde siguen suman cifras de pérdidas. Al momento del cierre de esta edición el balance de fallecidos ha alcanzado los 211 en la Comunidad Valenciana, con otros tres muertos en Castilla-La Mancha y Andalucía. Pero la DANA aún no ha liberado su poder. El resto de localidades permanecen en alerta, esperando la tormenta. Mientras que los afectados suspiran por recibir ayuda y, sobre todo, por despertar de esta pesadilla.