Cristina Fallarás ha presentado este miércoles en Madrid su libro 'No publiques mi nombre' (Siglo XXI Editores). El texto recoge 1.500 testimonios, de más de 750 mujeres, sobre la violencia sexual sufrida a lo largo de los años. Sin nombres de víctimas ni verdugos, la unión de relatos trata de ser, según la autora, una "memoria colectiva", las mujeres contando lo que les ocurre.
Entre los desgarradores relatos, muchos narran episodios sufridos en la infancia. La periodista los ha cifrado en más del 70%. Además, cuentan episodios no solo en el seno más familiar y privado, sino también los acaecidos en consultas médicas o la escuela.
La autora ha dejado claro que "no es habitual que un libro convoque una rueda de prensa. Da la importancia que tiene a la compilación". Durante la presentación, en la que se han dado cita multitud de periodistas, la comunicadora ha explicado que el libro no trata de acusar a nadie, sino de que las mujeres puedan contarse y establecer "qué es la violencia sexual" en su relato.
El libro, que estaba pensado para que viera la luz con motivo del 25 de noviembre, día contra el maltrato, ha acaparado gran cantidad de titulares antes de ser presentado por la dimisión de Íñigo Errejón. El que fuera portavoz de Sumar en el Congreso era reconocido en uno de los relatos subido a las redes sociales por Fallarás y renunció a su cargo hace unas semanas.
Fallarás asegura que no era esa la intención del libro. A preguntas de las periodistas presentes, reconocía que "jamás hubiera esperado que un Íñigo Errejón dimitiera" por estos testimonios. "No había intención, aunque ocurriera". Recientemente, los testimonios de Fallarás también han valido a mujeres de Granada para hacer constatar lo ocurrido en distintos encuentros con los raperos Ayax y Prok, a los que su agencia de management les ha rescindido el contrato por lo ocurrido y el Wizink les ha cancelado un concierto.
La autora asegura que hay que diferenciar entre relato y "denuncia". "No es periodismo, no es denuncia, es construcción de memoria colectiva para que conste", ha asegurado.
El editor del libro, Emili Albi, ha asegurado que en el libro no hay "ni nombres ni iniciales. Es un repositorio de la infamia colectiva. Es una herramienta valiosísima. Es un documento histórico que dará testimonio a las generaciones futuras".