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El pasado 29 de abril Pedro Sánchez anunció "un punto y aparte" en su gestión. Acaba de regresar de su retiro de cinco días de reflexión para decidir si continuaba al frente de la presidencia del Gobierno. En aquel momento declaró que se había sentido “víctima de la máquina del fango”, una estrategia basada en los “bulos” para intentar desacreditar su gestión y lo sucedido en torno al ‘caso Begoña Gómez’.

Durante los meses siguientes, la llamada 'regeneración democrática' ha tenido efectos en los criterios para el reparto de publicidad institucional.  Las agencias de medios han mostrado su preocupación por la gestión de Moncloa, un reparto desequilibrado que se ha acentuado en los últimos tiempos.



En el capítulo de hoy entrevistamos a Leo Farache, director de la Asociación de Agencia de Medios. “Pedimos que la planificación se haga en base a  criterios técnicos relacionados con la audiencia y la calidad, como lo haría otro anunciante del ámbito privado”, asegura en el pódcast En la Sabana de EL ESPAÑOL. Farache confiesa que le cuesta entender el sistema de repartición del Gobierno. “Es muy difícil comprender los criterios de alguien que tiene unos criterios diferentes a los que uno espera”, añade. “Cuando uno llega al poder, tiene la tentación de dar el dinero a aquellos que son más afines”, algo que no es nuevo en esta administración porque ya “ha sucedido en el pasado”, concluye.

Además, Arturo Criado, subdirector de EL ESPAÑOL, nos da las claves de este sistema de repartición desde Moncloa.