El municipio de Villafranca del Ebro, en Zaragoza, se encuentra de luto. El incendio provocado por una supuesta colilla encendida en una de las habitaciones de la residencia psicogeriátrica Jardines de Villafranca, ha dejado 10 muertos, dos hospitalizados graves y más de 30 atendidos por heridas leves. Gracias a la puerta cortafuegos del cuarto donde se originaron las llamas, el fuego no ha podido extenderse a otras partes del centro. Desafortunadamente, el paciente de la habitación donde se inició la combustión y algunos de los internos de los habitáculos contiguos, no han podido salvarse tras la inhalación de tanto humo.
A pesar de que la mayoría de los residentes no eran del pueblo, algunos frecuentaban sus calles, como Álvaro, uno de los fallecidos que tenía bastante trato con los lugareños de Villafranca. "Lo único que podemos hacer por ellos ahora es rezar", dice uno de los vecinos. Familiares, trabajadores y los mismos ciudadanos de la localidad se encuentran conmocionados después de una de los días más trágicos que se han vivido en este pequeño pueblo de apenas 800 habitantes, en el que los internos del centro "eran unos más del municipio".
El suceso ha tenido lugar sobre las cinco de la madrugada, cuando sonaron las primeras voces de alarma. Los Bomberos de Zaragoza se han desplegado hasta la residencia y han conseguido extinguir las llamas rápidamente. "Ha sido en una de las zonas del edificio, la puerta cortafuegos ha funcionado y ha dejado a salvo la otra mitad", explica el jefe del pelotón, Eduardo Sanchez. A todos los internos los han desplazado a la residencia Vitalia, en Huesca. De momento, Villafranca del Ebro se ha quedado sin parte de sus integrantes.
Las víctimas, los vecinos, el pueblo
Las calles de la localidad, prácticamente desiertas tras lo acontecido, solo enfatizan el espanto del suceso. Aun así, son muchos los lugareños que han comentado a EL ESPAÑOL como han vivido este sufrido día y la relación que tenían con los miembros del centro, algunos de ellos entre los fallecidos.
A pocos metros del desastre se encuentra Félix, un vecino de la zona que nunca pensó que las sirenas que escuchó en la madrugada estuvieran a escasos 300 metros de su casa. "Vivimos al lado de la autopista, estamos acostumbrados a escuchar ruidos y sirenas de coches, pero no me esperaba que sonaran porque estaba pasando algo aquí. Cuando me he levantado y he visto que todos los vehículos de emergencia estaban en el pueblo, me he quedado muy sorprendido", menciona. "Las tragedias pasan en todos lados, hoy nos ha tocado a nosotros", añade.
En la plaza del pueblo está Mari, concejala del ayuntamiento de la localidad y parte del grupo de la iglesia, que cuenta a este diario la estrecha relación que tenía con Álvaro, uno de los 10 fallecidos. "Iba todos los domingos a por él y le llevaba a la misa de la mañana, luego nos quedábamos dando un paseo por el pueblo hasta que venía una amiga mía para llevarlo de vuelta", dice emocionada. La residencia Jardines de Villafranca está especializada en el cuidado de ancianos y personas con problemas de salud mental, hay integrantes con diferentes grados de discapicad y diferentes edades.
La voz de Villafranca del Ebro
El ambiente de Villafranca del Ebro es desolador. Los residentes eran parte del pueblo, paseaban por sus calles, hablaban con los vecinos e iban a sus bares. Muchos de los lugareños que se han puesto en contacto con este diario lamentan su pérdida, tanto de los fallecidos como de todos los que se han tenido que ir. "Son personas que no están bien, físicamente y mentalmente, no han podido hacer nada por evitarlo. Entre los medicamentos y que se han intoxicado por el humo mientras dormían, ¿cómo iban a darse cuenta los pobres?", expresa una vecina.
Algunos de sus internos estaban capacitados para salir del centro y hacer vida normal por lo que muchos de los autóctonos del pueblo los consideraban como "un vecino más". Álvaro era uno de ellos, como explica la concejala, sus hermanos, uno de Madrid y otro de Salamanca venían una vez para comer con él, el resto de su vida social dependía de la voluntad de los lugareños. "He pasado muchos días con él. Somos un pueblo muy pequeño y esta tragedia nos afecta a todos", destaca Mari. Muchos de los habitantes de la localidad se han enterado del espantoso suceso horas después de que ocurriera. "Lo hemos descubierto por las noticias prácticamente. Como el incendio ha sido en una habitación nadie ha visto humo, nadie ha visto nada", cuenta Lorena.
Daniel, es otro de los vecinos afectados. Su mujer trabaja en el centro y ahora tiene que lidiar con la muerte de algunos de los internos, y con la marcha de todos a Huesca. "Está destrozada, ella tenía el turno de tarde de hoy, pero podría haber estado allí perfectamente", argumenta el marido. "Cuando me ha llamado esta mañana para darme la noticia se me ha puesto la piel de gallina. Estamos muy afectados", resalta.
La localidad ha homenajeado a las víctimas con un minuto de silencio a las 13:00 de la tarde. Desde el suceso se ha desplegado un aluvión de medios de comunicación y servicios de emergencias para atender a los afectados, entre los que se encuentran los cuerpos de bomberos, Guardia Civil, Protección Civil con psicólogos y servicios desplegados del 061. En la plaza del pueblo se ha montado un centro de atención para las familias y allegados de los afligidos. Raquel y muchas más, son vecinas que no han dudado ni un segundo en asistir a este punto de encuentro para echar una mano.
En este sentido, los voluntarios han estado toda la mañana ayudando a los familiares de los fallecidos y gestionando la organización para el desplazamiento de los internos a un centro seguro. Otros vecinos como José se preguntan cómo ha podido pasar esta desgracia. Ya es la segunda vez en Zaragoza que se incendia una residencia. "No es normal que un centro moderno haya pasado esto, ¿no funcionan los detectores de humo? Además, con los antecedentes que tenemos, los colchones de las habitaciones deberían ser ignífugos", explica.
La tragedia
La Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación, aún en curso, pero todo a punto que ha sido una colilla de un cigarro la detonante del incendio. Según han declarado, "la primera hipótesis que se estudia es que el fuego se habría originado en un colchón pero no salió de la habitación, ya que funcionó la puerta de seguridad cortafuegos. De todos modos el humo era tan abundante que se extendió y saturó toda esa ala de la residencia e incluso llegó hasta el ala secundaria".
Las trabajadoras del centro han sido las que han evacuado a todos los internos vivos. Como ha mencionado la directora de la residencia, se han cumplido con todos los protocolos de seguridad, lo que ha permitido una salida del edificio eficiente. Han sido los cuerpos de bomberos los que han sacado los cuerpos de los fallecidos y Volga Ramírez, la alcaldesa del municipio ha afirmado que "aún no hay nada confirmado y se está investigando todo", aunque sospechan que el incendio se ha generado por el interno que estaba fumando en la habitación.
Desde el suceso se ha desplegado un gran operativo de emergencia compuesto por 25 bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza, acompañados de varios vehículos especializados y un puesto sanitario avanzado. Los voluntarios también se han sumado a la causa con locales, trabajadores sociales y psicólogos. También ha colaborado personal médico de los centros de salud de Alfajarín y Fuentes de Ebro y los hospitales Royo Villanova, Miguel Servet y Clínico Universitario han sido prealertados.
El Centro de Emergencias de Aragón ha habilitado el teléfono 976 71 59 80 para informar a las familias de los afectados y desde el gobierno de la comunidad autónoma se ha decretado luto oficial para el sábado 16 de noviembre. La residencia Jardines de Villafranca ha estado en funcionamiento desde 2008, pero hasta el momento no saben cuándo podrán reabrir sus puertas.