Hace casi nueve años, desde Cuatro le propusieron a Carlos Sobera ponerse al frente de un sorprendente formato de citas a ciegas llamado First Dates. Quién le iba a decir al presentador que casi una década después lograría alcanzar algo pocas veces visto en la televisión actual, superar los 2.000 programas emitidos, algo que acaba de alcanzar.
Lo ha hecho siendo uno de los programas referencia del canal de Mediaset y logrando que miles de personas encuentren el amor entre las paredes del restaurante más famoso de la televisión. Desde su estreno, el programa presentado por el vasco ha sido visto por más de 44,5 millones de espectadores únicos (el 98,3% de la población), y atraviesa en 2024 por una de sus mejores etapas con una media del 8% y 1.020.000 espectadores, situándose entre los tres programas más vistos del access prime time junto a El Hormiguero y La Revuelta.
Desde aquel 17 abril de 2016, First Dates ha sido el escenario de casi 10.000 citas entre 20.000 solteros y solteras en busca del amor. La química entre sus protagonistas ha dado lugar a todo tipo de historias, situaciones curiosas y desenlaces. De ellas, diez citas han acabado en matrimonio y, a lo largo del tiempo, diez bebés han llegado al mundo nacidos del amor entre parejas que se conocieron en el mítico restaurante del programa.
EL ESPAÑOL ha visitado al Cupido de Mediaset en el restaurante de First Dates para que nos cuente por qué se ha convertido en todo un experto en el amor, ya que, casi con solo ver el llegar a los comensales que acuden a First Dates, puede adivinar si la pareja tendrá o no futuro fuera de las paredes del restaurante de Cuatro. Además, el presentador ha hecho con nosotros balance de los miles de programas en los que ha estado y las situaciones vividas.
El secreto del restaurante
First Dates recibe a diario a multitud de solteros en busca del amor, ansiosos por encontrarlo en el restaurante de Cuatro. Allí acuden desde toda España e, incluso, desde el extranjero. ¿Pero dónde está ubicado el restaurante de First Dates? La mala noticia para sus fans es que no es un restaurante real, sino un plató con la barra (que sí es operativa) y las mesas míticas del programa, pero que no está abierto al público.
Se encuentra en Madrid, concretamente en un polígono industrial de la localidad de San Sebastián de los Reyes, donde, entre otras empresas, está Atresmedia. El plató se encuentra a unas pocas manzanas del de Pasapalabra, La Ruleta de la Suerte, La Voz u otros que se graban en la sede del grupo de comunicación.
La nave donde se encuentra el restaurante de First Dates pasa totalmente desapercibida del resto de edificios de la zona donde está ubicado, ya que no tiene distintivos en el exterior del espacio de Cuatro. Y es que, antes de que Sobera, Matías Roure, Laura Boado o las gemelas Zapata desembarcaran allí para las grabaciones del programa, era una nave donde se vendían muebles, como otras muchas que tiene alrededor.
“El restaurante se ha convertido en un espacio de confort y calidez, en un ambiente mágico. Uno de sus grandes méritos es haber naturalizado todas las tendencias sexuales y géneros, acercando esta realidad a todas las generaciones y promoviendo un universo de respeto y comprensión”, destaca el presentador.
Pregunta.– ¿Tiene mucho mérito alcanzar 2.000 programas en la televisión?
Respuesta.– Sí, la pauta normal en la tele es que los programas duren poco. Todos sabemos que, de cada diez estrenos que se hacen, ocho se volatilizan, dos sobreviven, uno se convierte en éxito y el otro aguanta hasta que revienta. Pero, afortunadamente, la pauta de comportamiento del público con respecto a la tele ha cambiado porque ya empieza a haber programas que duran mucho tiempo, que se han hecho con el cariño del espectador, que han encontrado un hueco y que, incluso, es difícil moverlos de ahí. Y eso también hay que celebrarlo. Llegar a los 2.000 programas es muy complicado.
P.– ¿Cuál ha sido la clave para lograrlo?
R.– El casting de los comensales, sin duda. El equipo que los selecciona (encabezado por Isabel Navarro) es capaz de encontrar gente allí donde nadie se lo espera. Descubren personas que abren su corazón y que, de forma más o menos espontánea o sincera, se entregan en cuerpo y alma al programa pensando, de verdad, que van a encontrar pareja o solucionar sus problemas de soledad. El equipo de casting hace un trabajo monumental, buscando lo esencial, que son personas de carne y hueso. Y lo hacen de maravilla. Esa es la clave del éxito de First Dates.
P.– ¿Qué ha sido lo más complicado?
R.– Madrugar cada día (risas). Este es el único programa diario que yo conozco que no se graba en un solo día, sino que se graba de lunes a viernes. Hay que tener un gran amor y una gran pasión por el trabajo para estar todos los días grabando porque este es un formato que no descansa.
P.– ¿A qué se debe ese ritmo de grabación?
R.– Porque no se pueden traer 24 personas cada día para grabar 12 parejas y hacer que el esfuerzo de producción del programa y la inversión sean menores. Este es un formato que tienes que mimarlo y cuidarlo si quieres realmente que cada pareja que llegue aquí dé lo mejor de sí misma, entonces eso exige un modelo de producción que hoy en día no se lleva en ninguna parte, y en televisión, menos todavía, porque es muy cara y sin embargo, aquí se hace, se mima el producto y como consecuencia que se cuida, se graba prácticamente todo el año. Y eso hay que ponerlo de manifiesto porque es, probablemente, lo más difícil, mantener esta maquinaria en funcionamiento todo el año, no solamente por los costes, sino por lo que supone de esfuerzo para los equipos la dificultad para encontrar, para elaborar, para grabar, para editar. Creo que eso es loable.
P.– ¿Alguna vez ha pensado abandonar First Dates por otros proyectos o prefiere compaginarlos?
R.– No. Hay gente que se dedica a empezar un programa y cuando ya está más o menos en marcha se va. Pero no es el caso de los que estamos delante de la cámara, eso es más bien caso de productores, ejecutivos, de directores… los presentadores, cuando tenemos un éxito, y este lo es, lo que queremos es convivir con él hasta que ya fallece por muerte natural, porque llega un momento en el que la edad pesa en los programas. Hay que exprimir todo lo que de bueno te da un programa así. Es muy satisfactorio escuchar aquí a gente cada día que se abre, que te cuenta sus cosas, que te sorprende, que te hace reír. Es que eso es muy difícil de encontrar en otros formatos.
P.– ¿Recuerda especialmente alguna pareja o dater que haya pasado por el restaurante?
R.– Hay muchas parejas que te dejan un recuerdo imborrable. Unos por graciosos, otros por simpáticos o porque te dicen burradas impresionantes. Yo tengo unos cuantos años, pero cuando le pregunto a una mujer que qué es lo que busca y me dice que un empotrador, me quedo un poco perplejo. Y si le pregunto a alguien qué es lo que más le gusta y me contesta que follar, pues pienso: “Cómo está el panorama…”.
P.– ¿Puede adivinar qué va a pasar con una pareja según les ve actuar en la barra del programa?
R.– Los jóvenes, las personas adultas de mediana edad hasta 50 o 60 años, buscan el amor con una visión muy romántica para formar una familia o para unir las que ya tienen. Los que ya pasan de 70, y no digamos a los que llegan a 80 y 90, lo que quieren, sobre todo, es compañía. La mayoría de ellos te dicen que no quieren vivir juntos, que cada uno en su casa, pero si quieren tener complicidad, contarse sus cosas, compartir sus experiencias, ir a bailar juntos, ir al cine, viajar, pero cada uno en su casa. No quieren ese rollo del compromiso y la convivencia. Van buscando mitigar el dolor que les produce la soledad y encontrar un incentivo para seguir vivo, contento y animado. Y otros van buscando el amor en plenitud absoluta. Pero bueno, esa variedad está muy bien.
La competencia feroz
Durante los últimos años, El Hormiguero ha liderado las audiencias del acces prime time español, dejando a Firts Dates, El Intermedio y las otras ofertas en el resto de canales los espectadores que quedaban viendo la televisión.
Esta temporada, todo ha cambiado. La irrupción de La Revuelta de David Broncano ha hecho que la disputa por la audiencia entre el programa de La 1 y el de Antena 3 sea como un Real Madrid-Barça peleando por la liga de fútbol y, usando el símil futbolístico, dejando al resto de programas de Cuatro, La Sexta, La 2 y Telecinco en la lucha por los puestos europeos.
P.– ¿First Dates ha notado la llegada de La Revuelta este año a la franja del access prime time?
R.– Lo notó un poquito al principio, pero lo hizo por muchas circunstancias, por la llegada de Broncano, que fue un foco de atracción, pero también lo percibió por todos los cambios que hubo alrededor, es decir, por el adelanto del horario del comienzo de La Revuelta por parte de Televisión Española, que se comió parte del telediario; después por los retrasos de horarios Antena 3, que se ha comido su propio prime time… que a mí es lo que me preocupa, que, de repente, desapareció ya hace algún tiempo la franja del late night y ahora está a punto de desaparecer el prime time.
Es que no terminamos de entender que la pauta de comportamiento del público después de la covid ha cambiado mogollón. La gente ahora tardea, eso es muy importante tenerlo en cuenta porque se van a la cama sobre las 23:30 horas, a medianoche como mucho. Entonces, pedirle el esfuerzo de que vea un programa que dura tres horas para ver el desenlace a las dos de la madrugada, es complicado. Todo eso provocó un tsunami que nos afectó a todos. A nosotros menos, pero a El Intermedio, por ejemplo, le afectó bastante más, pero porque comparte un tipo de público que es parecido al programa de Broncano. Pero si te das cuenta, ahora el tsunami ha remetido, el agua está volviendo al cauce y, afortunadamente, nos estamos reinstalando donde estábamos, más o menos. Nunca volverá a ser igual que antes. Pero vamos, que no nos podemos quejar. Todo lo contrario.
Su pasado como actor
Carlos Sobera se ha convertido en un presentador clásico en la televisión en España. El actual maestro de ceremonias de First Dates ha pasado por multitud de programas durante sus casi 30 años de profesión repartidos entre la televisión autonómica vasca, Mediaset, RTVE y Atresmedia.
El vizcaíno se licenció en Derecho en la Universidad de Deusto y ejerció de profesor de Derecho de la Publicidad en la Universidad del País Vasco (UPV), labor que compatibilizaba con su amor al teatro, ya que, en los 80, llegó a fundar una compañía teatral y actuaba.
Mientras ejercía su labor docente, Sobera trabajó como guionista y presentador en la televisión autonómica vasca (Euskal Televista) en varios formatos, hasta que le llegó la oportunidad de trasladarse a Madrid para trabajar en su sueño, ser actor.
“Incorporarme a Al salir de clase fue un cambio de vida porque estaba dando clases en la universidad, era actor de teatro y trabajaba como presentador, y todo era compatible allí. Pero venirme a Madrid significaba dejar esas cosas, y fue una decisión muy seria porque una de las que tenía que dejar era la universidad”, recuerda el presentador.
Y explica que “lo hice por credibilidad, era muy difícil dar clases y participar en la serie. Abandoné un trabajo seguro y un modelo de vida por venirme a Madrid, como los antiguos actores de los años 50 y 60, con la maleta a probar fortuna”.
“Recuerdo que Antonio Cuadri, que era el director y creador de la serie y sabía darle mucha energía a la gente, me dijo: Tú tienes que venir a Madrid sí o sí, te pongas como te pongas, porque tu talento no se puede quedar en Barakaldo. Y me convenció”, señala entre risas.
Lo que no ha perdido nunca el presentador y actor han sido sus ganas de trabajar y su emoción por estar ante el público, como él mismo reconoce: “De aquel Carlos de hace 26 años en Al salir de clase queda la misma ilusión que cuando vine a Madrid a trabajar, me sentía como un niño con zapatos nuevos que por primera vez va al colegio y que quiere hacerlo bien para que el maestro no le riña y le ponga un sobresaliente. Esa ilusión la sigo conservando hoy en día con todos los proyectos que hago”.
“En Al salir de clase fue la primera vez que aparecí en Telecinco, de ahí pasé a una serie que se llamaba Quítate tú pa’ponerme yo y luego, al mítico concurso 50 por 15 (¿Quién quiere ser millonario?). Posteriormente volé por otros lugares y volví otra vez, después de muchos años, a Mediaset”, afirma el vizcaíno.
“Al salir de clase fue una auténtica cantera de grandes actores, muchos de ellos han triunfado de una manera absoluta, se han convertido en primeras figuras. En su momento, fue una ficción que supuso una ruptura en el modelo de producción, en los horarios… Algún día habría que hacerle un homenaje a esa serie y a la gente que la parió porque fue un invento muy bien hecho que dio un resultado mucho más allá de las expectativas esperadas. La mayoría de las estrellas del cine y la televisión en España son de aquella producción”, señala.
Sobera interpretó a Eduardo Medina, el padre de Nico (Rodolfo Sancho), durante 184 episodios, donde los espectadores pudieron ver las andanzas del banquero que dejó su trabajo para montar una floristería mientras estaba obsesionado con que su hijo fuera una estrella del fútbol: “Era una delicia, un regalo de personaje”, admite.
Uno de los momentos míticos de aquella serie fueron los capítulos en los que el personaje de Raquel (Elsa Pataky) intentaba ligar con él. Ambos terminaban en casa de ella, pero el desenlace no era el esperado por el personaje de Pataky: “Debo de ser el único que le ha hecho una cobra”, admite entre risas. “Lo de Elsa no fue ni beso ni nada. Para una vez que me dejan pillar cacho… Me permití el lujo de rechazarla… por guion”, reconoce Sobera.
La frase que le dice Eduardo a Raquel en aquel episodio para excusarse y marcharse fue: “Lo siento mucho, pero yo juego en otro equipo”. Eso sí, el destino quiso que, unos años más tarde, sí se besaran: “Intervine en un capítulo de una serie de RTVE que se llamaba Paraíso y pude besarla”, recuerda el presentador. Y es que, quién le iba a decir al mismísimo Thor (Chris Hemsworth), actual pareja de Elsa Pataky, que sería el segundo plato de la actriz española tras el no de Sobera en la ficción: “Lo que hace falta es que un psicólogo se lo diga a Chris”, comenta bromeando Sobera.
Eso sí, el vizcaíno siempre destaca que el mérito del éxito de la serie fue de Antonio Cuadri y César Benítez, que era los que estaban a los mandos de la serie, que realizaron un gran casting: “Fue soberbio cogiendo gente que eran súper mega desconocidos. No, solo yo, sino todos los jóvenes que empezaban y luego mira… Pilar López Ayala, que fue premio Goya por Juana la Loca; Miguel Ángel Muñoz, Hugo Silva, Víctor Clavijo, Rodolfo Sancho, Elsa Pataky… es que la lista es tremenda. Había mucho talento en aquella serie y, al final, le cueste más o le cueste menos, el talento se impone”, destaca.
“Una de las grandes virtudes que tuvo Al salir de clase es que era un producto para satisfacer a un público que habitualmente no era atendido por las televisiones. Se puso el foco sobre la gente joven y a partir de ahí vinieron las demás”, explica.
Una extensa carrera
En 1999 dejó de lado su faceta como actor para embarcarse en un nuevo proyecto, 50 por 15 (¿Quién quiere ser millonario?), que fue el que le dio la popularidad y los premios, siendo uno de los hitos más importantes de su carrera profesional. “Cuando se emitió en Telecinco fue un éxito, pero en Antena 3, posteriormente, lo fue aún más”, afirma.
También destaca que, aparte de Al salir de clase y el concurso, otro de los formatos que ha marcado su trayectoria en televisión fue Date el bote en ETB: “Competíamos en franja horaria con Los Simpson en Antena 3, y en Euskadi les ganábamos en audiencia. Además, me hizo muy conocido en Latinoamérica porque allí se veía más ETB que Telecinco y Antena 3”.
“Mi siguiente mega hit fue Atrapa un millón y el más personal ha sido First Dates. Si repasamos mi historia se ve que se han ido hilando proyectos uno con otro durante estos años sin solución de continuidad. Creo que está siendo una carrera longeva y llena de joyas maravillosas que son un recuerdo ya para toda mi vida. Para mí han sido hitos bestiales”. Eso sí, si tuviera que volver a hacer uno, sin dudarlo sería 50 por 15 (¿Quién quiere ser millonario?): “Pero como no está en mi cadena… Del resto de formatos creo que ya ha pasado su momento”.
Aunque el gusanillo de la interpretación lo ha ido calmando estos años en el teatro, Sobera no descarta volver a participar en una serie de forma continuada, no episódica como fue en Pequeñas coincidencias, Con el culo al aire, Mis adorables vecinos, Ana y los siete o Siete vidas, entre otras.
“Creo que me llegará ese momento. Lo que pasa es que aprendí cuando presenté 50 por 15 (¿Quién quiere ser millonario?) hace 24 años que, al menos en España, cuando tienes éxito como actor no te permiten ser presentador, y viceversa”, explica.
“Aprendí pronto que no es prejuicio del público, es del medio profesional realmente. El triunfo que me dio el concurso me cerró las puertas de la interpretación en televisión, pero me abrió las del teatro, donde hay menos prejuicios, menos ideas preconcebidas y más libertad porque el público decide directamente lo que ve y lo que no. Pero en los medios, tanto en cine como en televisión, hacer las dos cosas a la vez está, está difícil”, asegura Sobera.
Pero no lo descarta: “Algún día volveré a hacer ficción porque alguien necesitará un personaje de 75 años, un vejestorio canoso que haga de abuelo del protagonista que viene de las Indias para dejar en herencia unas tierras de por allí. Y ese seré yo”, admite entre risas.
No obstante, con tantos programas de televisión en su currículum, el público se queda con sus trabajos más recientes a la hora de saludarle por la calle: “Hubo un tiempo en el que la gente me pedía que levantara la ceja como en ¿Quiere ser millonario? y ahora me piden que les busque novio o novia por First Dates”, destaca.
“Según pasa el tiempo, el público va cambiando la imagen que tienen de mí, pero la actualidad es tozuda en ese sentido y se impone. Creo que el programa de Cuatro, como ha tenido una presencia diaria durante más de ocho años y continúa en emisión, es donde más me ubican”, comenta.