En la sala del tribunal, hace unos meses la voz de Kiko "El Cabra" resonaba con un tono entre la incredulidad y la desesperación: "¿Cómo voy a hacer yo eso? ¡Me echaría todo encima!". Su declaración marcaba un punto de inflexión en un caso que no solo puso en el ojo del huracán al conocido piloto de lanchas rápidas de La Línea de la Concepción, sino también a un sistema judicial que buscaba respuestas a una tragedia.
Era el 9 de febrero de 2024 cuando dos agentes de la Guardia Civil, Miguel Ángel y David, perdieron la vida al ser embestidos por una narcolancha en el puerto de Barbate. Las primeras investigaciones apuntaron a Kiko y a otros cinco tripulantes como los responsables de este violento ataque. Pero lo que comenzó como una acusación directa contra ellos, terminó revelando una trama más compleja.
La acusación no encajaba
El arresto de Kiko y su tripulación parecía inevitable. Los antecedentes penales de Kiko, sumados a su reputación como experto piloto de narcolanchas, lo convertían en el blanco perfecto. Sin embargo, su defensa presentó pruebas contundentes, incluyendo videos grabados desde la propia embarcación, que demostraban que la lancha en la que viajaban no era la que impactó a los agentes.
La investigación dio un giro inesperado cuando surgió el nombre de Karim El Baqqali, un piloto marroquí que lideraba una organización distinta. Las pruebas apuntaban a que la semirrígida implicada no era la de Kiko, sino otra perteneciente al clan Pus Pus, conocido también por sus operaciones en la zona.
Kiko pasó meses en prisión preventiva junto al resto de su tripulación. La tensión dentro y fuera de las cárceles andaluzas era palpable. Según fuentes cercanas, los acusados temían represalias del entorno del narcotráfico por colaborar con la justicia. Pese a este riesgo, decidieron hablar, proporcionando detalles sobre la embarcación y los posibles implicados.
El resultado fue favorable para ellos: el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil confirmó que la lancha de Kiko no fue la que embistió a los agentes. La Fiscalía Antidroga emitió un informe que permitió su liberación provisional en agosto, y en septiembre, con el arresto de Karim, quedó claro que los verdaderos culpables eran otros.
Finalmente, la sentencia dictada en noviembre exoneró a Kiko y a los suyos de los cargos más graves, limitándose a condenarlos por contrabando y pertenencia a organización criminal. Por lo que las penas de prisión fueron suspendidas bajo condiciones estrictas.
Un nuevo capítulo
Hoy, Kiko "El Cabra" intenta rehacer su vida lejos del mundo del narcotráfico que le dio fama y problemas a partes iguales. Según allegados, ha encontrado refugio en el perfil bajo, en un esfuerzo por dejar atrás su pasado. "La mayoría de ellos ya lo ha olvidado", sostiene uno de sus familiares en relación al restro de tripulantes que fueron detenidos.