J. C. Ruiz Aguilar
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Cuando Jazmín Carro tenía 14 años, una discusión familiar cambió su vida para siempre. En un momento, dice, de enfado y frustración, acusó a Julio, su padre, de haber abusado sexualmente de ella durante su infancia. Lo que comenzó como "un arrebato", según describe, terminó convirtiéndose en una denuncia formal que resultó en la condena del progenitor a 15 años de prisión por abuso sexual continuado y corrupción de menores.

Hoy, casi cinco años después, Jazmín asegura que su acusación fue falsa y busca desesperadamente que las autoridades reevalúen el caso. "La historia la tomé de algo que le pasó a una amiga muy cercana. Lo hice mío y dije cómo que me pasó a mí cuando en realidad no fue, no pasó nunca eso. Las cosas han llegado muy lejos. Me arrepiento y quiero que lo saquen de la cárcel", dice en una entrevista en exclusiva con EL ESPAÑOL.

La discusión que desató la denuncia ocurrió durante un almuerzo familiar. Según relata Lorena, madre de Jazmín, todo comenzó cuando Julio reprendió a su hija por su comportamiento. "Estaba siendo irrespetuosa, y él le marcó límites como siempre lo hacía. Pero esta vez, Jazmín reaccionó de una forma completamente inesperada", cuenta al teléfono.

Denuncia por tocamientos

Minutos después de la discusión, su madre acudió a la habitación de Jazmín para preguntarle qué le pasaba y exigirle respeto. La joven afirmó en ese momento que su padre la había tocado inapropiadamente cuando era niña. "Cuando lo dijo, me quedé en shock. Mi primera reacción fue creerle porque era mi hija. Pensé que no tendría razones para mentir", asegura Lorena.

Además, la menor había expresado datos y fechas muy concretas: "Me dijo que sucedió durante un fin de semana que yo me marché a un retiro espiritual. Ella por ahí tendría seis años", continúa. Sin dudarlo, madre e hija, residentes en la ciudad argentina de Córdoba, se dirigieron al Polo de la Mujer —la Secretaría de Lucha Contra la Violencia a la Mujer y Trata de Personas del país latinoamericano— para presentar una denuncia formal.

A la izquierda, Jazmín. Su padre Julio, a quien denunció por abuso sexual, a la derecha. Cedida.

En esa denuncia, a la que ha podido acceder EL ESPAÑOL, se recogen algunos detalles impactantes. "Se le pregunta a la joven qué hacía su padre [...] la tocaba 'con la mano, y me hacía tocarlo a él también', finalizada ya la entrevistada va a agregar que la tocaba en la zona genital, zona que no dice sino señala, y que le hacia tocar en él la misma zona".

Estas descripciones se repiten en varias ocasiones. "La entrevistada refiere que los hechos ocurrieron mas de una vez, que la tocaba por debajo de la ropa, que su padre le dijo 'que no tenía que decir porque si no, lo iban a llevar, y yo no quería eso'". También sostiene que se lo contó a unas compañeras de la escuela años atrás. Y finaliza con un "se observa a la joven angustiada y conmovida; se le sugiere que considere realizar consulta psicológica".

Posterior confesión

Posteriormente, Julio fue apartado del hogar mientras se iniciaba una investigación judicial. Mientras que Jazmín fue sometida a evaluaciones psicológicas y a una entrevista en Cámara Gesell, herramientas diseñadas para proteger a las presuntas víctimas de abuso infantil. Sin embargo, tanto Jazmín como su madre aseguran durante la entrevista con este medio que el proceso estuvo plagado de irregularidades.

"En las entrevistas me sentí presionada. Intentaba decir que en realidad no había pasado nada, pero no me dejaban. Me decían que era normal olvidar cosas por el trauma", relata Jazmín. Según Lorena, durante las evaluaciones psicológicas se agregaron detalles a la denuncia que su hija nunca había mencionado. "Le indujeron respuestas, incluso describieron cosas que nunca ocurrieron", prosigue.

Imagen de padre e hija durante uno de los cumpleaños de la entonces menor de edad. Cedida.

Pese a los intentos de Jazmín por retractarse, el proceso continuó. Lorena explica que intentaron regresar al Polo de la Mujer para aclarar la situación, pero no fueron escuchadas. "Nos dijeron que la denuncia no se podía retirar porque ya estaba en marcha. No nos dejaron explicar lo que realmente había pasado", comenta.

Poco después de presentar la denuncia, y siempre según el relato actual, Jazmín confesó a su abuela que las acusaciones contra su padre eran falsas. "Le dije que todo era mentira porque estaba enojada con mi papá. Sentía que me controlaba demasiado y quería librarme de él", admite ahora la joven.

La joven también señala que su entorno escolar influyó en su decisión. "En mi colegio había una niña que sí que había sido abusada y su padre había sido condenado. Todo eso me hizo pensar que podía usarlo para quitarme a mi papá de encima", explica. Lorena coincide en que el contexto tuvo un impacto significativo en su hija. "En su colegio había denuncias constantes. Jazmín estaba rodeada de ese clima, y creo que eso la empujó a tomar esa decisión", relata.

El juicio y la condena

En 2022, el caso llegó a juicio. Julio enfrentó cargos de abuso agravado basados en las declaraciones iniciales de Jazmín y en los informes psicológicos. Durante el proceso, la defensa solicitó que se permitiera a Jazmín testificar para retractarse, pero su solicitud fue rechazada. "Quería contar la verdad, pero no me dejaron. Me dijeron que no podía cambiar lo que ya había dicho", asegura Jazmín.

Según Lorena, también se negaron otras pruebas que podrían haber beneficiado a la defensa. Entre ellas, destaca la grabación de las evaluaciones psicológicas, que, según la familia, habrían demostrado cómo Jazmín fue inducida a confirmar detalles que no correspondían con la realidad. Sin embargo, estas grabaciones se "extraviaron" antes del juicio, según la madre.

El juicio concluyó con la condena de Julio a 15 años de prisión por tres delitos: abuso sexual continuado, abuso sexual con acceso carnal y corrupción de menores. "Fue devastador. Nadie quiso escuchar a Jazmín cuando quiso decir la verdad. Todo se basó en lo que dijeron en un principio", afirma Lorena.

Reabrir el caso

Desde la condena, Jazmín y su familia han trabajado para que la justicia reabra el caso. En 2023, lograron llevar su situación al Senado argentino con el apoyo de organizaciones como el Frente de Mujeres contra las Denuncias Falsas. Durante las sesiones, Jazmín relató cómo fue presionada para mantener la versión inicial y pidió que se le permitiera declarar nuevamente. "Solo quiero que escuchen mi versión actual. Nadie me está obligando a hacer esto, es la verdad", asegura.

El caso de Jazmín, aunque impactante, representa una situación poco común. Según el Consejo General del Poder Judicial en España, entre 2009 y 2022 sólo el 0,007% de las denuncias por violencia de género fueron declaradas falsas. En Argentina, aunque no existen estadísticas tan detalladas, investigaciones de oenegés y expertos en justicia penal señalan que la mayoría de las denuncias presentadas son legítimas. Las denuncias falsas, además de ser escasas, tienden a ser detectadas con relativa rapidez en los procesos judiciales.

Jazmín, en el centro, acompañada por su madre en la izquierda y la senadora Carolina Losada, en la derecha; durante la exposición de su caso en el Senado de la República de Argentina. Cedida.

Sin embargo, cuando ocurren, generan un daño profundo tanto para las víctimas de estas falsas acusaciones como para las personas que enfrentan abusos reales, al alimentar narrativas que cuestionan su credibilidad. Diversas asociaciones subrayan la necesidad de sistemas judiciales rigurosos que equilibren la protección a las víctimas con la garantía de la presunción de inocencia.

Mientras Julio cumple su condena, Jazmín expresa su arrepentimiento y reconoce el daño causado. "No sé cómo arreglar esto, pero quiero que la verdad salga a la luz", comenta. Lorena describe cómo el caso ha dividido a su familia y afectado a todos. "Esto ha sido un dolor constante. Mi hija carga con una culpa enorme, y mi esposo está pagando por algo que no hizo. Es una herida que nunca se cierra", confiesa.