En un pequeño taller de Asturias se ha creado una obra de arte. Xuan de Lorenzo es un ovetense que se dedica desde hace más de casi tres décadas a la fisioterapia, pero es un hombre que se mueve por pasiones. Escribe música, toca el vibráfono, compone para otros artistas, hace guiones audiovisuales y, ahora, ha construido un superdeportivo sin conocimientos previos de ingeniería o mecánica, desde cero. ¿Por qué?, le pregunta mucha gente. Y él siempre responde: "Lo vi en un sueño".
Seis años es lo que Xuan ha tardado en darle forma a esta joya sobre ruedas, seis años en los que todas las tardes se ha dedicado exclusivamente a este proyecto, y que ahora se corona con el Premio a la Elegancia de la Feria Retromóvil Madrid. A los 10 años soñó que fabricaba un coche con sus propias manos y se hacía famoso y, 37 años después, lo ha cumplido.
Constante, obsesivo, luchador y trabajador son las palabras que cree que más le representan. A sus 43 años decidió sacar adelante la idea que le lleva rondando todo la vida con un boceto rápido y las herramientas 'más cualificadas' para montar un vehículo desde la nada: "Un martillo, una lima, un 'mazacote' de hierro", un soplete y una radial". Aun así, las dos claves de todo esta labor son muy distintas: "Mis manos y muchas horas de trabajo".
Según los cálculos del fisio, habrá invertido unas 17.000 o 20.000 horas en acabar el coche. "No he descansado ni un solo día", resalta, y tampoco ha pensado nunca en tirar la toalla pues "tenía que acabarlo sí o sí". Con el chasis "muy modificado" de un Chevrolet Corvette C4 y el motor legendario de 2,5 litros y 180 caballos de un coche de carreras emblemático en la ingeniería automovilística española, el Pegaso Pedralbes, Xuan explica a EL ESPAÑOL cómo ha sido diseñar este carro único, el De Lorenzo.
Un sueño sobre ruedas
En Las Caldas, un pequeño pueblo al lado de Oviedo, alejado del caos capitalino y donde se puede trabajar a gusto con "el martillo o la música", es donde empezó todo. "En el garaje cabemos el coche y yo, poco más", explica el inventor. Xuan hizo un dibujo que sacó de su imaginación y al día siguiente se enamoró de su obra, desde entonces, se puso a trabajar sin parar hasta que seis años y medio después lo ha terminado.
Ilusionado ante "su nueva pasión" pensó en encargar la fabricación del bólido a un carrocero profesional, pero los largos tiempos de espera y los precios astronómicos le motivaron a hacerlo absolutamente cada detalle por su cuenta. "En internet está todo. No tenía ni idea de cómo empezar, pero vi muchos tutoriales para orientarme", menciona. Así fue, como empezar la casa por el tejado, Xuan empezó el coche por el techo, luego dio forma a la estructura con tablones de madera.
"Prueba y error, y persistencia. Es lo único que se necesita", dice. Con unos paneles de metal, Xuan, fue moldeando con su martillo la chapa para crear una figura en la que las aristas insultan la belleza y las formas curvilíneas explotan lo extravagante y atrevido del mundo del motor. "He hecho mil piezas que las he tenido que tirar a la basura, el coche ha ido cambiando a lo largo de los años", argumenta.
El fisio lleva siendo un entusiasta de los coches desde que era un crío. Como si de la serie de Autos locos se tratara, la persistencia y creatividad de Xuan han sido suficientes para crear su coche soñado. Apasionado de la artesanía, de la pureza de crear con las manos, el inventor decidió hacer pieza por pieza toda su obra. "Para empezar solo tenía cuatro ruedas unidas por dos postes de metal y el motor que compré al museo Salvador Claret. Vieron el proyecto que estaba haciendo y me dieron la opción de comprar el motor del Pedralbes", dice ilusionado. Es decir, el asturiano solo tenía el esqueleto, el resto es creación propia.
Una mente audaz
De Lorenzo es el resultado de un apasionado excéntrico. No cabe duda que Xuan es creativo, pero también es muy de cosecha propia. Una de las premisas para construir esta maravilla motorizada era no inspirarse en nada. El ovetense tenía claro que no quería mirar nada para que no influyera en su arte, para que su obra fuera únicamente de su imaginación.
"Obviamente tienes otros coches en mente, llevo mirando coches toda mi vida y olvidarlos es imposible. No me he inspirado en ellos, pero siempre están ahí, en el subconsciente. Hay muchas personas que ven una mezcla de diferentes coches históricos y hay otras que no ven ninguno", afirma. "Es el coche de mis sueños pero mucho más madurado. Si hubiera hecho lo que tenía en la cabeza de pequeño me tacharían de loco", añade.
Este trabajo roza lo imposible, pero para Xuan no hay nada que no se pueda hacer si se está dispuesto a conseguirlo. Cuando le preguntan qué ha sido lo más difícil de conseguir durante estos seis años, el fisio asegura que "completamente todo". "Hay otros coches que tienen partes planas, pero el mío es todo curvo. Para alguien sin nada de formación en carrocería es algo muy complicado", menciona.
La exigencia técnica de la chapa del De Lorenzo podría igualarse a la de los mejores carroceros italianos e ingleses con años y años de experiencia, pero eso a Xuan no le importa porque nunca se ha podido comparar con nadie. Humilde ante todo, el ovetense ni siquiera se considera "bueno". "Nunca he estado metido en el sector de los automóviles, no sé cómo se trabajan" , explica. Él, sencillamente, prefiere considerarse como un hombre "atrevido".
Más que un trabajo de dinero, la creación de esta máquina ha sido un trabajo de horas, muchas horas. "Me he encerrado en mi garaje durante mucho tiempo, años, para terminar este trabajo", destaca. La inversión para su construcción es ínfima a la satisfacción que siente. Además, en la feria de Madrid en la que se ha expuesto el De Lorenzo, varios expertos y curiosos consideran que esta joya sobre ruedas valía, como mínimo, un millón de euros. "Pero yo no puedo poner un precio, ni debo ni quiero", resume.
"En este mundillo la gente valora mucho que el coche haya sido fabricado artesanalmente, sin máquinas, sin troqueles, solo las manos. Todo el diseño es mío, por fuera y por dentro, lo he dibujado y luego lo he hecho realidad", dice. Después de seis años ha terminado su coche, y ya está elaborando el siguiente, aunque todavía está en la mente. "Este bólido tiene su inspiración en los aviones, pero el siguiente va a ser con tema náutico", prosigue.
Hombre de pasiones
Xuan de Lorenzo es un hombre que se construye por sus propias pasiones. A pesar de que lleva 30 años dedicándose a la fisioterapia, solo es su profesión durante las mañanas. Por las tardes se dedica a lo que verdaderamente le llena, pero estos sentimientos cambian a menudo. Desde pequeño siempre ha estado vinculado a la música por el trabajo de su madre, que se dedicaba a gestionar el archivo musical de RNE de Asturias.
En este entorno, el ovetense se fue enamorando de la música, hasta se dedicó a ella. "Por la mañanas voy a la clínica y por la tarde a lo que me gusta", resalta. A Xuan también le gustan las antigüedades, y un día en una tienda se encontró con el "instrumento de su vida": el vibráfono.
Este instrumento a simple vista parece un xilófono, pero no lo es. El vibráfono se compone por unas láminas de aluminio, en vez de madera, que le dan un sonido muy característico. "Desde que lo vi me enamoré de lo bonito que era, entonces supe que tenía que aprender a tocarlo", explica, y así hizo.
Como todo lo que se propone el asturiano, la carrera musical de Xuan también ha sido un éxito. Ha tocado con Jorge y Los Ilegales, Los Magníficos, Nacho Vegas, Enrique Morente. Jorge Pardo, Luis Cansino…, entre otras personalidades del mundo del rock, jazz, flamenco y ópera.
Aun así, de lo que más orgullo está en su trayectoria como músico es de haber montado su propio grupo, ZEM y de haber compuesto personalmente tres discos. No solo compone, también ha dirigido varios videoclips. "Cuando era más joven soñaba con la vida de la fama y la música, la vida del rockero, pero ya no. Ahora prefiero una vida más tranquila", señala.
Ahora lleva seis años en los que "casi no ha tocado", su amor musical ha sido sustituido por el diseño de coches, pero siempre le acompañará. Xuan sigue la filosofía de vida de que se puede conseguir todo lo que uno se proponga, solo se necesita "ambición y pasión por lo que se quiera hacer". El asturiano siempre piensa: "Hay que ser atrevido, ir siempre hacia adelante".