Publicada

Desde siempre se ha dicho que la miel es el oro líquido de la naturaleza. Y Pepe Briz (Carlet, Valencia, 1958) la ha llevado a su máximo esplendor durante toda su vida laboral. Para este apicultor valenciano producir miel es “una pasión” y ha llegado a considerar a sus abejas miembros de su propia familia. “Yo me considero un cuidador de abejas”, explica este laureado productor de miel en conversación con EL ESPAÑOL.

Pepe Briz ha dedicado toda su vida a la apicultura y en los últimos seis años ha obtenido 17 primeros premios por toda España en diversos concursos de mieles artesanales. “Y, la verdad, nunca sabré si podrían haber sido más, porque fue en 2018 cuando me presenté por primera vez a un certamen”, dice. ¿Por qué? “Porque ese año tuve un accidente con la hoja de un pino que se me clavó y se infectó hasta el punto de que casi me muero. Pero, por suerte, todo se solucionó y, como estaba parado y no podía hacer nada, me apunté a un concurso y lo gané. A partir de ahí, vino todo lo demás”, añade.

Aunque reconoce que todos los premios que han logrado sus mieles le hacen “la misma ilusión”, para él el mejor galardón es haber dedicado toda su vida a su pasión, las abejas. Hijo y nieto de apicultores, por las venas de Pepe Briz no sólo corre sangre, sino también miel. Él ha vivido en ese mundo desde que tiene uso de razón. Ahora se acaba de jubilar con 66 años y, pese a ello, sigue produciendo y vendiendo sus mieles a sus más allegados. Las comercia a 10 euros el kilo y ofrece multitud de variedades.

El productor de miel, Pepe Briz. Cedida

“Este año, por ejemplo, hemos logrado producir diez tipos de mieles distintas: azahar, romero, tomillo, zarzamora, mil flores, chupamieles, almendro… Y una muy especial que es la miel de calluna, considerada la segunda mejor del mundo. Es la predilecta de los alemanes y es muy complicada de obtener. Hacía años que no la lográbamos producir”, celebra el apicultor transmitiendo auténtica pasión. No por nada él es el tercer Pepe Briz que se dedica en cuerpo y alma a la apicultura.

'Pepe Briz III'

Fue el abuelo de Pepe Briz, también llamado Pepe Briz, el primer miembro de esta familia de apicultores en producir miel. “Él, como todos nosotros, era de Carlet y por desgracia falleció muy joven. Tenía 44 años y mi padre, también llamado Pepe Briz, pronto heredó las colmenas de mi abuelo y comenzó a dedicarse a la producción de miel”, explica Pepe Briz, el tercero de una saga de hombres con los mismos nombres y apellidos que se dedica a la apicultura.

Él, de hecho, recuerda que en su más tierna infancia ya ayudaba a su padre en las labores de producción de miel junto a sus dos hermanos, que a la postre no continuarían con esta profesión. “Yo recuerdo que con unos 11 ó 12 años ya ayudaba a mi padre a extraer miel en mis tiempos libres, cuando no estaba en el colegio. En aquella, la miel principal que producíamos era la de azahar, por la zona en que se encuentra Carlet. Ten en cuenta que esta miel tiene que ver con la floración del naranjo y, claro, a día de hoy siempre que veo, pruebo o hago esta miel me acuerdo de aquello días”, dice.

El padre de Pepe Briz, por desgracia, también falleció joven, a los 56 años de edad. Así que Pepe Briz, el primogénito de sus hijos, tomó su testigo y un tiempo después le daría una vuelta de tuerca al negocio. Con su padre producían miel para consumo propio “y para los vecinos que iban a nuestra casa a comprar la miel a granel”. Con él, la cosa se fue poniendo más seria hasta llegar a cuidar a entre 1.200 y 1.300 colmenas.

La colmenas de Pepe Briz. Cedida

Cada una de ellas, en función de los kilos que pesara, alberga millares de abejas. “Por cada kilo decimos que hay unas 1.000 abejas y algunas colmenas pesaban cinco, seis o más kilos”, explica el apicultor jubilado. En otras palabras, el “cuidador de abejas” tenía miles de animales que debía atender para que estuvieran en el máximo bienestar posible. A esta labor han ayudado las dos hijas de Pepe Briz, pero sobre todo, su mujer, a quien ha querido dedicar un agradecimiento: “Mi mujer, Rosa Mari Fuentes, me ha ayudado toda la vida con las colmenas. Sólo puedo darle las gracias”.

Presente y futuro

A día de hoy, Pepe Briz ya se ha jubilado, pero extraoficialmente él sigue produciendo y vendiendo a sus allegados sus mieles. Es su “pasión” y por ello cuida a día de hoy unas 70 colmenas. Por hobby, de hecho, este mismo miércoles se presentará a un nuevo concurso con la esperanza de que sus mieles sigan presentando batalla para obtener un décimo octavo primer premio.

Las abejas de Pepe Briz. Cedida

Aun así, parece que con Pepe Briz la saga de apicultores al mando de las colmenas terminará. Sus hijas, ambas universitarias, han virado sus caminos hacia otros derroteros, pero él, mientras pueda, seguirá atendiendo a sus abejas con la misma pasión de siempre. Seguirá produciendo las mieles Pepe Briz con el máximo cariño.