La muerte a los 71 años de Isak Andic, fundador de Mango, tras un accidente mientras hacía senderismo este sábado en la sierra de Montserrat, ha caído como un rayo en el sector empresarial y político. El imperio textil que lo llevó a convertirse en la persona más rica de Cataluña tiene una curiosa mancha. Su hijo mayor, Jonathan Andic, quedó como vicepresidente de la compañía en 2013 y tras dos años seguidos de perdidas, su padre tuvo que retomar el mando.
Jonathan Andic era quien acompañaba a su padre en el mediodía de este sábado por una ruta de montaña cerca de las cuevas del Salnitre, cerca de la localidad barcelonesa de Collbató. El empresario cayó desde una altura de 150 metros y perdió la vida. La unidad de montaña de los Mossos d'Esquadra certificó la muerte del magnate unas horas después.
El mayor de los hermanos Andic, de 43 años, ha sido parte activa de Mango durante los últimos 17 años, aunque comenzó su carrera estudiantil por otro camino. Hijo también de Neus Raig, exmujer de Andic con la que tuvo tres hijos, estudió Comunicación Audiovisual en Estados Unidos y en 2008 comenzó la senda de los negocios al estudiar Contabilidad y Finanzas para Directivos y Management. Lo hizo en IESE Business School, en la que su padre era parte del consejo asesor internacional, a la vez que daba sus primeros pasos en Mango.
La andadura de Jonathan Andic en la megaempresa de su padre comenzó en 2005. En la página web de Mango se especifica que en esa época se “familiarizó” con el proceso de creación, el diseño de las colecciones y la gestión de equipos. La verdadera oportunidad dentro de la empresa le llegaría dos años después.
En 2007, Andic deja en manos del mayor de sus hijos el lanzamiento de Mango Man, la línea masculina de la firma, que hasta ese momento solo fabricaba y vendía ropa para mujeres. Todo un éxito desde que Mango abrió la primera tienda de su línea Man en 2008 hasta los 325 millones de euros que facturaron con esta rama de la empresa en 2023.
El éxito de Jonathan Andic se convirtió en fracaso a partir del año 2014. Un año antes, su padre decidió dejar poco a poco la empresa para dedicarse a una vida más tranquila y dedicar tiempo a otras aficiones, como la montaña. Dio la vicepresidencia de la compañía a su hijo y nombró director ejecutivo a Daniel López, otra de las caras más reconocidas de Mango por aquel entonces. En 2015, la empresa recortó su beneficio un 96%.
El padre tuvo que regresar en 2016 a la compañía tras dos años de pérdidas que pusieron en jaque su imperio. Aunque mantuvo a López y su vástago al frente de la empresa hasta 2018, envió a su hijo de nuevo al frente de la línea masculina de la firma, en donde sigue desde entonces.
La hija mediana de Andic, Judith, de 40 años, tomó un camino mucho más directo hacia el sector que forjó a su padre como empresario. Se quedó en Barcelona para estudiar diseño de moda en el Instituto Europeo de Diseño.
A pesar de su formación, nunca adquirió un rol ejecutivo en la empresa ni en el consejo de administración, aunque sí formó parte de la empresa para ayudar en las líneas Mango Premium y Committed hasta 2019. Judith Andic finalmente terminó administrando los negocios patrimoniales de Punta Na, sociedad creada en 1990 por su padre para agrupar sus propiedades.
La otra hija de Andic, Sarah (27 años), al igual que su hermana, ha estado alejada de los focos a pesar de haber pasado por Mango. Estudió en el prestigioso Instituto Marangoni London-School of Fashion, que le garantizó un futuro en otras marcas de moda como Tous o Aristocrazy.
Jonathan, Judith y Sarah Andic sí que unieron sus caminos hace tan solo dos años, cuando su padre fundó un consejo administrativo para Punta Na e incluyó a sus tres hijos. Ellos serán ahora los encargados de manejar un valor patrimonial de más de 1.200 millones de euros y una fortuna de 4.500 millones tras la fatídica muerte de su padre.