A día de hoy, si se le pregunta a cualquier persona por la calle acerca de las freezy-drying candy o chuches liofilizadas, dicha cuestión solo levantará interrogantes en el preguntado. Son famosas las fresas de chuche, los ositos gominola o las llaves ácidas, ¿pero chuches liofilizadas? En España nunca se ha oído hablar de eso. Sin embargo, desde León, los jóvenes emprendedores Samuel Toro (22) y Miguel Díaz (21) ya han aterrizado este tipo de golosinas desde el extranjero convirtiéndose en pioneros en España y que poco a poco va creciendo dentro del mercado de las golosinas.
Las chuches liofilizadas son las chuches clásicas de toda la vida solo que tras pasar por un curioso proceso de transformación llamado liofilización que reconvierte las golosinas en una especie de abominación de aspecto pero un verdadero manjar para el paladar. "Lo que se hace es que se congelan a muy bajas temperaturas en minutos, en media hora o una hora se congelan a -40 grados y luego comienza un proceso de secado al vacío con valor dentro de la máquina", explica Samuel a EL ESPAÑOL. Después de su paso por la máquina de liofilización, las chuches se expanden y al perder el agua, toman una textura más crujiente. "Solo queda el sabor que se potencia mucho en la boca".
"Me salió un vídeo en TikTok de un americano o australiano que probaba este tipo de chuches que en EEUU se estaban haciendo súper conocidas", afirma Samuel. Samuel le enseñó el vídeo a Miguel, su amigo de toda la vida y, tras no encontrar donde comprarlas, le propuso una idea: "¿Y si traemos este proceso a España?" Fue así que nació su gallina de los huevos de oro: Frezzyks.
Precisamente, las redes sociales no fueron únicamente su introducción a este producto sino su mejor baza para hacer crecer su negocio. "Han roto las barreras que había antes de tener un negocio grande porque antes era imposible llegar a toda España, sobre todo si tienes poco capital porque no te puedes permitir pagar anuncios en televisión o en periódicos", dice Samuel. Ambos jóvenes se dedican a publicar vídeos en TikTok e Instagram donde prueban o muestran las chuches liofilizadas, creando esa necesidad de probarlas a sus espectadores. "Nos lo pasamos genial haciendo contenido, la gente interactúa mucho y hemos llegado ya a 40 millones de personas".
Amigos y socios
Antes de llegar al negocio de las chuches liofilizadas, Samuel y Miguel ya tenían experiencia como empresarios precoces con una pequeña marca de ropa urbana cuando todavía estaban en Bachillerato. "Nos reparamos para un lanzamiento más caro para nosotros pero llegó el confinamiento y era más difícil vender. Ya nadie quería las camisetas", rememora Samuel. Tras esto, decidieron abrir un negocio de reventa de ropa. "Ahí conseguimos vender bastante para la edad que teníamos y tuvimos capital suficiente para empezar con Frezzyks".
De esta manera, una vez ambos se propusieron convertirse en pioneros con las chuches liofilizadas en España, aún se encontraron con un bache: ¿de dónde iban a sacarlas? "La idea inicial era comprar una máquina, ponerla en el garaje y hacerlo más underground pero con todos los permisos y licencias, no era posible. Al final te pones a preparar el local y con todo que no queda otra forma que hacerlo legal", apunta Miguel a este medio. "En verano de 2023 creamos una sociedad limitada con un capital inicial de tres mil euros, para el local acondicionamos un garaje antiguo y según nos dieron el visto bueno, en diciembre pudimos empezar a vender", asegura Samuel.
No obstante, abrir el negocio no les garantizaba el éxito. Y fue a partir de ahí que tuvieron que enfrentarse a ser emprendedores. "Los primeros 15 meses no cobramos. Estuvimos pagando autónomos sin ponernos un sueldo porque todo lo que ganábamos lo intentábamos reinvertir para poder crecer", afirma Samuel. Después de sobrevivir a sus primeros meses, Frezzyks ya les es rentable. "Por suerte ahora somos cuatro trabajadores, con sueldos a jornada completa y estamos muy orgullosos de ello".
Acerca de por qué se llaman Frezzyks, Miguel tiene la respuesta aunque no es un nombre del que se sienta muy orgulloso por la dificultad para pronunciarlo. "La primera parte viene de Freezy-dried, como se les conoce en inglés. Y la segunda parte es porque al morderlas, crujen e imitan un sonido parecido a 'zks'. Si lo juntas sale Frezzyks", explica el joven empresario.
Expansión y crecimiento
Después de su éxito de ventas, Samuel y Miguel ya miran a que sus recursos crezcan para poder satisfacer todos los pedidos que reciben. Ya no cuentan solo con una máquina, cuyo precio puede estar entre los cinco mil y los 30 mil euros y tienen que importar desde el extranjero, ahora han ampliado sus medios. "Antes si teníamos 100 pedidos, igual nos tomaba una semana prepararlos porque con la instalación eléctrica no podemos usar más de tres máquinas pero nos estamos cambiando a un local más grande donde podremos usar más y producir más", asegura Samuel.
Tal es su crecimiento y volumen de ventas que reciben pedidos de todas partes de España e incluso ya se pueden encontrar chuches liofilizadas en físico en algunos quioscos, tiendas o a través de franquicias como Belros que se han interesado en vender sus productos. "Como son chuches muy frágiles, por ahora solo está disponible en Península y Baleares pero estamos trabajando para controlar el envío y en unas semanas estar en Canarias".
Así, para el año que viene su principal objetivo según Miguel es "aumentar la producción para poder abastecer a todo lo que queremos, porque por mucho que aumentemos nos seguimos quedando cortos". Por su lado, Samuel espera tener disponibles más tipos de productos: "Queremos traer marcas o productos que nunca antes habían estado aquí. La idea es traer nuevas experiencias a España". El camino de estos dos jóvenes emprendedores solo acaba de empezar.