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Pedro es un nombre ficticio. El suyo, el real, también empieza por la letra pe. Tiene 21 años, y cuando tenía 20, conducía el ciclomotor de reparto de una pizzería, en la que trabajaba para pagarse la academia en la que se preparaba las oposiciones para acceder al Cuerpo Nacional de Policía. El 18 de agosto de 2023 iba en la moto para llevar un pedido por una calle del centro histórico de su ciudad. Eran las 9 de la noche y aun era de día. "Y entonces se me cruzó un patinete a enorme velocidad: me arrolló. Se saltó un stop sin ni siquiera aminorar en el cruce".

El joven lo cuenta hoy, año y medio después de que en las urgencias del hospital le dijeran que estaba vivo de milagro cuando se despertó de la operación. Voló 20 metros e impactó contra una jardinera de granito. La desplazó dos metros. Su cuerpo, fiel a las leyes de la física, siguió en movimiento y se arrastró por el asfalto hasta quedar debajo de un coche. Cuando recobró el conocimiento tenía la adrenalina a tope. "Lo primero que me salió fue querer ir a darle un buen puñetazo al niño del patinete, aunque fuera un chaval. Pero me puse de pie, me maree y me caí, porque una pierna no me respondía. Me la miré y tenía la rótula fuera. El hueso estaba a la vista".  

El menor que conducía el patinete también salió despedido, y tuvo suerte porque solo se hizo una brecha en la cabeza. Tenía 14 años y cero papeles, cero seguro y cero conocimientos de las normas básicas de circulación. Pudo haber sido una tragedia mayor. Porque al impactar con el patinete, y en décimas de segundo, Pedro tuvo la sangre fría de virar la moto a la derecha. "A la izquierda, en la acera, estaban unas señoras mayores sentadas charlando. Las habría matado. Al girar a la derecha, como hice, me llevé yo la peor parte". 

A Pedro aquel día le ha costado un año y medio sin poder ejecutar el plan que tenía trazado: desperdiciar meses de estudio y no poder presentarse a la oposición, además de medio año metido en casa, casi un año sin poder caminar, y secuelas en la rodilla, porque además se rompió el tendón rotuliano. También le supuso sufragarse de su bolsillo la rehabilitación de la pierna durante ocho meses. El seguro de la pizzería se lavó las manos al mes y medio del accidente. A continuación, lo despidieron.

A los padres del menor responsable del siniestro se le pide, como responsables civiles subsidiarios, unos 15.000 euros, que no han abonado pese a la reclamación interpuesta. El abogado de Pedro, Rubén Pérez Picardo, subraya a EL ESPAÑOL que este viernes se citó con la madre del chico de 14 años. "Cuando ha visto la primera factura médica le ha dado un microinfarto. Así que la cosa es que o negociamos y pagan, o habrá que demandarles". El padre del menor "es militar, y si no paga, pues le embargarán la cuenta".

Pedro, víctima de un accidente con un patinete sin seguro, y su abogado, Rubén Pérez Picardo. L.G.

La historia de Pedro es parecida a la de María Luisa Parceiro (56 años). Sobre todo, en la indefensión tras los accidentes. Hace dos años fue arrollada por un patinete de alquiler que conducía un turista chileno que circulaba en dirección prohibida. Ocurrió en la calle Santa Isabel de Madrid. Ella sacaba del maletero de su coche un táper de comida para almorzar, y el patinete pasó a toda velocidad por esa calle estrechísima y pegado a los coches estacionados en batería. Se la llevó por delante. En el Ramón y Cajal le diagnosticaron fractura craneoencefálica del hueso occipital, además de varias costillas rotas. La mujer estuvo ingresada en el hospital, y posteriormente, tres meses de baja.

El turista chileno manifestó, cuando se le tomaron los datos, que tenía seguro de responsabilidad civil. "Pero claro, en España el suyo no valía nada. Nosotros tenemos la pelea con la empresa de alquiler, que dependía de la concesión del Ayuntamiento de Madrid", resume María Luisa. Desde 2022 no ha visto un duro y hoy su abogado sigue pleiteando con la lentitud habitual que impera en las demandas de este tipo. En este caso, la empresa de sharing, con seguro de responsabilidad civil, le reclama al conductor, pues al conducir vulnerando la normativa de tráfico el seguro no le cubre en absoluto.  

Centenares de casos

Los de Pedro y María Luisa son dos casos, pero en España hay centenares. De hecho, el informe 'Análisis de la Siniestralidad de Vehículos de Movilidad Personal 2023', realizado por Fundación MAPFRE y CESVIMAP contabiliza cerca de 300 siniestros con patinetes en 2023. En ellos, 187 personas sufrieron alguna lesión y 12 perdieron la vida, un 37% más que en 2022. Las cifras contrastan con las de la Policía Local de una única capital española, Málaga. En 2021 registraron 164 accidentes, en el año 2022 fueron 212 y 2023 cerró con 282 accidentes con daños. Durante los cinco primeros meses de 2024 se han contabilizado 187 accidentes, de los cuales 38 requirieron asistencia sanitaria.

En España los patinetes eléctricos no están obligados a estar asegurados. Algunos ayuntamientos, en sus ordenanzas municipales, estipulan que solo pueden conducirse por vías urbanas si se suscribe un seguro de responsabilidad civil, pero en la práctica esa circunstancia es minoritaria y se circunscribe únicamente a las localidades donde se requiere. Para el resto, queda al criterio de la sensatez.

Mientras, y según ANAVA-RC, la Asociación de Abogados Expertos en Reclamaciones por Responsabilidad Civil, la situación de desamparo en España de las víctimas de estos accidentes podría haberse atajado hace años. El proyecto de ley, consensuado desde el año 2020, y que modifica la ley sobre responsabilidad civil y seguro de circulación, pasó por el Consejo de Ministros, donde se aprobó, pero descansa en un cajón de la Comisión de Economía y Comercio del Congreso de los Diputados desde junio de 2024.

Sanción millonaria 

España tenía como fecha límite hoy, 23 de diciembre de 2024, para transponer la directiva europea 2021/2118 relativa al seguro de la responsabilidad civil que resulta de la circulación de vehículos automóviles, así como al control de la obligación de asegurar esta responsabilidad. De hecho, la Comisión Europea dio esta fecha como ultimátum el pasado 14 de noviembre, recordando que esa directiva se aprobó en 2021 y que tendría que estar traspuesta a la legislación española desde hace mucho tiempo. Su objetivo es "reforzar la protección de las víctimas de accidentes de tráfico en toda la UE" y "establece un mecanismo para indemnizar a las víctimas en caso de insolvencia del asegurador responsable". 

El incumplimiento, según el presidente de ANAVA-RC, Manuel Castellanos, "puede acarrear multas millonarias, similares a los 15 millones de euros más 89.000 euros diarios que ya impuso el Tribunal de Justicia de la Unión Europea a España por otra directiva no transpuesta". La adecuación de la normativa a los estándares de la UE "acumula un año de retraso, cuando está consensuado con las asociaciones de víctimas y el sector asegurador", incide Castellanos. "No se explica. Bueno, sí: el gobierno está muy liado con otros temas como la amnistía y otras cosas y no en la defensa de las víctimas".

Los baremos

La directiva obliga a actualizar los baremos indemnizatorios de los accidentes de tráfico, y su no aplicación está suponiendo "un 15% de pérdidas en un mismo siniestro". Y además califica a determinados patinetes (hasta ahora, vehículos de movilidad personal) como vehículos personales ligeros. También, y según el proyecto de ley paralizado en la Cámara Baja, obliga a tener un seguro obligatorio a partir del 2 de enero de 2026, "salvo que la norma reglamentaria del Gobierno que la desarrolle entre en vigor antes".

La abogada Maren García Valle, de García-Valle Abogados, es la autora del libro 'La responsabilidad por daños en accidentes con patinetes eléctricos', una publicación jurídica pionera en España. A EL ESPAÑOL abunda que el proyecto de Ley es importante, pero que tiene deficiencias.

"Es importante porque incluye una nueva categoría para algunos patinetes eléctricos, y los califica como Vehículos Personales Ligeros". Son aquellos que circulan a una velocidad entre 6 y 25 kilómetros por hora, si su peso es inferior a 25 kilos, o una velocidad máxima de fabricación entre 6 y 14 kilómetros por hora, si su peso es superior a 25 kg, incluyendo expresamente dentro de esta definición a los Vehículos de Movilidad Personal. 

"Tienen que tener seguro obligatorio, pero crean un precedente porque tal y como se ha establecido, si sales a otro país europeo no te cubre el seguro". Además, incide, "es sorprendente, y producto del lobby de las bicis eléctricas, que se las haya dejado fuera, cuando no hay apenas diferencias entre ellas y en Madrid por ejemplo son protagonistas del sharing junto a los patinetes eléctricos". 

Pedro sostiene que este año ha vuelto a prepararse las oposiciones. "Estar casi un año inválido me afectó muchísimo psicológicamente y las aparqué. Aún no sé si la rodilla me dará la aptitud cuando me enfrente a las pruebas físicas. Esta incertidumbre la tengo, si no las supero, el accidente habrá cambiado mi vida para siempre y eso no hay dinero ni indemnización que lo compense. Lo que querría es que aquello no hubiera ocurrido".