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Carlos Areces es uno de los actores más solicitados en la televisión y en el cine en España. Desde sus inicios en Paramount Comedy con La Hora Chanante, el intérprete a trabajado con Álex de la Iglesia en varios proyectos y forma parte de algunas de las series más vistas que actualmente se están emitiendo.

Tanto es así que los hermanos Caballero, Laura y Alberto, han confiado en el madrileño para trabajar en sus últimos éxitos, desde La que se avecina a Muertos S.L., pasando por El Pueblo o Machos Alfa.

En la actualidad, los espectadores pueden verle dando vida a Agustín (y todas sus personalidades) en la 15ª temporada de veterana ficción vecinal que ya está disponible en Prime Video; y pronto estrenará en Movistar+ la segunda temporada de Muertos S.L., donde interpreta a Dámaso Carrillo, uno de los personajes principales, mientras están grabando la tercera.

Álex de la Iglesia y Areces. Cedida

No obstante, el intérprete no pierde de vista el cine, donde recientemente ha estrenado la película ¿Quién es quién? junto a Kira Miró y Salva Reina; y participó el año pasado en dos filmes protagonizados por excompañeros suyos de La Hora Chanante como Julián López (en Matusalén) y Pablo Chiapella (en De perdidos a Río).

Y si fuera poco, Areces tiene tiempo para dedicarle algunas horas de su vida a la música, concretamente al dúo Ojete Calor que formó junto a Aníbal Gómez hace 18 años. Ambos ya saben lo que es actuar ante miles de personas, como harán este 28 de diciembre en el WiZink Center de Madrid, donde cerrarán el año ante sus fans (a partir de las 21:00 horas) con un multitudinario 'show' llamado El concierto sólo para gente guapa de Ojete Calor.

Test navideño de EL ESPAÑOL

El actor madrileño nos ha hecho un hueco en su apretada agenda ocupada por series, películas y conciertos para contarle a EL ESPAÑOL cómo está pasando estas Navidades y sus recuerdos de la infancia.

El actor Carlos Areces. Cedida

Pregunta: ¿Qué producto nunca falta en su mesa en Navidad?

Respuesta: Un buen lomo embuchado es un manjar de dioses, pero que no se venga muy arriba, que imprescindible en la mesa no hay nada, ni siquiera la ensaladilla rusa. Últimamente, también estoy apostando fuerte por el Moscato bien frío, un vino que, si bien cualquier sumiller te escupiría a la cara, a mí me enloquece, porque sabe prácticamente a flash y yo tengo paladar infantil. Tengo paladar Peter Pan.

P: ¿Es del team de Pedroche y sus transparencias o es de los que prefiere a Ramón García con capa?

R: Ceno con unos amigos en su casa, así que tendremos que llegar a un consenso. Yo era tirando a neoclásico, de Ramón García y Ana Obregón, con su Puerta del Sol y sus cuartos. Supongo que un paseo por la Pedroche será inevitable, porque si no a ver de qué vamos a hablar con cualquiera durante la semana siguiente, pero yo haré por terminar el año acompañado de Ion Aramendi, que es un ser de luz.

P: ¿Alguna ‘pelea’ mítica que recuerde con su suegro/a, cuñado/a o familiar que se pueda contar?

R: En mi familia nuclear nunca necesitamos de ayuda externa para acabar a gritos, las mayores broncas que se dieron alrededor de la mesa las protagonizábamos mi hermano, mi padre y yo, en todas las combinaciones posibles. Los demás comensales solo participaban como espectadores o tratando de separar. Las broncas eran más tradición que los villancicos.

P: ¿Es más de adornar la casa con todos los adornos que pueda o algo sobrio?

R: En mi casa no hay nada de decoración navideña, ni belén, ni árbol, ni espumillón. Por pura pereza, y también para compensar a toda esa gente que no solo decora su casa por dentro, sino que te reboza por la cara lo mucho que disfruta la Navidad, con su Papá Noel trepando por el balcón o las luces intermitentes en las ventanas. Soy el señor Scrooge, el Grinch, el Krampus de Carabanchel.

P: ¿Con qué personaje famoso adornaría mano a mano el árbol de Navidad?

R: Con la señora Cecilia, aquella septuagenaria voluntariosa que restauró el Ecce Homo de Borja. Tengo curiosidad por ver su propuesta.

P: ¿Con qué político habría compartido un décimo de lotería? ¿Por qué?

R: Con Maha Vajiralongkorn, el rey de Tailandia. Es el monarca más rico del mundo, reinstauró la poligamia con mujeres cuando llegó al trono, se presentó a una recepción oficial en Múnich en un top de tirantes y sandalias cangrejeras y nombró a su caniche Fufú mariscal en jefe de las Fuerzas Aéreas (el perro tenía su propio trajecito militar). ¿Necesitas más razones?

Carlos Areces (d.), en 'La que se avecina'.

P: ¿Qué cosa loca le pide al próximo año?

R: Lo mismo que pedía Mecano en Un año más: “Que en el año que viene, a ver si en vez de un millón pueden ser dos”. ¿Un millón de qué? ¿Para qué dos? Nacho Cano siempre tan enigmático. No entendía sus letras, por eso me fascinaban.

P: ¿Con qué político cenaría en Nochevieja?

R: Con Hitler. Solo por el placer de darte el titular, para que tengas un buen clickbait

P: ¿Con qué personaje famoso, histórico o político se tomaría las uvas? ¿Por qué?

R: Con Björk. Entre uva y uva la preguntaría: ¿Te has dado cuenta de que soy laísta? Y tú, ¿vas de rara o eres rara? ¿Has escuchado tus últimos discos enteros? ¿A qué huelen las nubes?

P: ¿Quién ha sido el gran triunfador, en todos los ámbitos, de 2024 y quién será en 2025?

R: De este año, estoy dudando seriamente entre Bárbara Rey y Carles Puigdemont, dos personas que se reinventan constantemente y siempre consiguen caer de pie, si bien a Puigdemont hay que reconocerle el plus de hacerlo sin renegar de una apuesta capilar que no deja indiferente a nadie. Tiene mérito poner en jaque a las autoridades de todo un país sin que tu pelo natural deje de parecer una peluca de plástico. Mi apuesta para el año que viene, algunos dirán que arriesgada, es Anne Germain, la médium de los famosos.

P: ¿Un libro y un disco para 2025? (No valen los propios)

R: ¿Por qué quedarme con uno de cada cuando puedo elegir tres? Decidido, de Robert Sapolsky: el ensayo científico y filosófico que más me ha interesado últimamente (a mí me convenció de su tesis); Veneno, de Pablo Trincia: el inquietante relato real de una caza de brujas moderna; Nadie se va a reír, de Juan Soto Ivars: el caso que destapa la incapacidad de la justicia de leer entre líneas.

Y discos: Music for film, de Carter Burwell (maravillosa recopilación); la banda sonora de Challengers, de Trent Reznor y Atticus Ross (extremadamente estimulante); y la impresionante colección de canciones de El Golfo, la película de Raphael, al que desde aquí deseo una rápida recuperación.

P: ¿Qué restaurante recomienda para el año que viene?

R: La Tienda de Vinos, conocido popularmente como ‘El Comunista’. El lugar más descontextualizado de Chueca, ese barrio neo chic. Comida casera, ambiente añejo, un agujero de gusano al pasado, un viaje en el tiempo. Dibujos de Serafín y carteles de toros por las paredes. Es como comer en un libro de Chaves Nogales. Parece que van a entrar los maquis a pedir cazuela. Imprescindible. Pero no vayáis, que me agobia la gente.

P: ¿Cuál sería el regalo de Reyes Magos que pediría?

R: Tebeos antiguos, originales de Ibáñez y demás dibujantes de Bruguera, fotografías postmórtem, carteles de cine, vinilos de flamencos yeyés, afiches, fotocromos de películas ignotas, muñecos articulados de cualquier personaje de la cultura pop, álbumes familiares de antaño, libracos gordos de arte de Taschen, retratos de comunión anteriores a la Guerra Civil, juguetes vintage, cuadros de Egon Schiele o de Pollock (por pedir) y dinero en metálico. Si la pregunta era simbólica, la paz en el mundo.

Carlos Areces, en 'Muertos S.L.'.

P: ¿El mejor y el peor regalo de Reyes que le han hecho? ¿Y el que nunca le trajeron?

R: El mejor, recibir un gran tomo de Súper Humor, sobre todo si era de Mortadelo y Filemón, me hacía generar endorfinas en cascada. La peor posibilidad siempre era la ropa. La odiaba. Era un regalo tan utilitarista que me ponía enfermo, y ocupaba el lugar que por derecho le correspondía a los cómics que, junto con los CDs a partir de los 14 años, eran prácticamente lo único que para mí entraba en la definición correcta de ‘regalos’. Y el gran dolor que me acompañó toda mi infancia, el que probablemente explica muchos de los problemas que hoy arrastro, es que nunca me regalaron el juego de mesa ¿Quién es Quién?

P: ¿A qué político le daría carbón por este 2024?

R: A cualquiera a los que solo les molesta la censura ejercida por el bando contrario. Mejor voy comprando una buena remesa, ¿no?