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El guardia civil Rafael León López se jugó la vida en los ochenta, cuando estuvo destinado en el País Vasco en la etapa más sangrienta de ETA. De hecho, le condecoraron tres veces durante sus 23 años de servicio en el Instituto Armado hasta que pasó a la reserva en 2014, para disfrutar de sus dos nietos. El retiro era más que merecido hasta que una conductora, llamada Laura, se cruzó en su camino, cuando practicaba ciclismo, su mayor pasión, y tras atropellarle, no solo huyó, sino que supuestamente simuló un siniestro vial, afirmando que había arrollado una cabra, para desvincularse de la muerte del pobre Rafael: casado y padre de tres hijos.

EL ESPAÑOL ha accedido en exclusiva al atestado de este siniestro vial que consternó a la Guardia Civil, al cobrarse la vida de un agente de 64 años que estaba en la reserva, y que ha destapado la presunta patraña ideada por Laura P. S. (Argentina, 1980), investigada por un Juzgado de Motril por los delitos de homicidio por imprudencia, omisión del deber de socorro y abandono del lugar del accidente.

Esta conductora argentina se ha pasado cerca de un mes y medio en prisión, una situación poco habitual en nuestro país por lo lapsa que es la ley en materia de seguridad vial. Todo ello, a la vista del pastel que destapó en un tiempo récord el Destacamento de Tráfico de Motril, gracias a la honradez demostrada por el gruista que movilizó Laura, al que aseguró que los destrozos que presentaba el chasis de su Renault Megane eran fruto de haberse llevado por delante una cabra inexistente.

El difunto Rafael León López participando en una competición amateur de ciclismo. Cedida

El trágico final de Rafael (Granada, 1960) se empezó a gestar a las 7.40 horas del sábado 26 de octubre, cuando le envió un WhatsApp a su amigo Felipe, para advertirle de que saldría con su bicicleta a partir de las nueve de la mañana porque hacía "mucho aire". Este aficionado al ciclismo que participó con éxito en competiciones amateur a nivel nacional y europeo, siempre hacía valer su experiencia como agente de la Agrupación de Tráfico, cada vez que se echaba a la carretera 'a lomos' de su bici.

Tanto es así que Rafa solía guiar a la grupeta con la que iba de ruta, y ante el viento existente, optó por retrasar su salida por precaución. Aquel sábado, hasta las 9.58 horas no comenzó a pedalear desde Salobreña, en dirección al punto de encuentro con su amigo Felipe, para proseguir juntos hacia Torrox. Pero el atestado de la Guardia Civil revela que este ciclista sexagenario que mostraba un excelente estado de forma, apenas recorrió 5 kilómetros y 260 metros cuando fue embestido mortalmente por detrás, por un turismo, en la carretera nacional N-340.

La carretera nacional N-340 donde fue localizado el cuerpo sin vida de Rafael. Guardia Civil

Felipe acud al punto de encuentro y al comprobar que Rafa no estaba, decidió seguir pedaleando hasta que en el punto kilométrico 323 de la N-340, vislumbró la bici de color rojo de su compañero de grupeta, apoyada detrás del quitamiedos, junto al cuerpo sangrante de Rafael, que había sido abandonado como un animal sobre el asfalto. Felipe vivió el duro trago de informar del atropello de su propio amigo, telefoneando al 112, sobre las 10.25 horas de aquel sábado.

Los servicios de emergencias no pudieron hacer nada por la vida de este agente en la reserva que ingresó en el Instituto Armado, con 22 años, y que hasta que se retiró en la Agrupación de Tráfico, a los 54 años, por su carácter, no paró de servir con gran dedicación a su país y de hacer amigos en cada uno de sus destinos: Menorca, Rentería, Ocaña, Jaén... Lo que le valió las condecoraciones de la Cruz al mérito militar; la Cruz a la constancia y la Cruz con distintivo blanco.

De inmediato, una pareja de motoristas de la Guardia Civil se personó en aquella carretera nacional para regular el tráfico y realizar las primeras pesquisas que arrojasen luz a una pregunta terrible: ¿Quién había atropellado a su compañero en la carretera nacional N-340?

La respuesta que encarriló la investigación vino de la mano de un gruista, de buen corazón, y que no se tragó el motivo por el que una conductora, de 44 años, había solicitado sus servicios, para remolcar su coche de empresa: un Renault Megane, rotulado con Securitas Direct, con el que tuvo la supuesta frialdad de huir y empotrarlo contra un muro, tras arrebatarle la vida del pobre Rafa -marido, padre y abuelo-.

El Renault Megane que conducía Laura tras haber atropellado supuestamente a Rafael.

La argentina Laura podría haber detenido la marcha de su Renault y haber solicitado asistencia médica, para el ciclista desconocido al que supuestamente acababa de embestir "por alcance", cumpliendo con el deber moral, ético y legal que tiene cualquier persona que circula por una carretera. Pero huyó hasta el paraje conocido como el 'Barranco de En Medio', y luego, presuntamente mintió. Así se desprende del contenido del atestado al que ha accedido en exclusiva EL ESPAÑOL:

"Encontrándose el equipo de motoristas, perteneciente al Destacamento de Tráfico de Motril, en el lugar de los hechos, realizando labores de regulación de la circulación, observan cómo pasa una grúa de asistencia en carretera sin portar ningún vehículo […]. Pasado un tiempo, observamos cómo esta misma grúa pasa en sentido opuesto, portando un vehículo, de color blanco, con una franja roja, perteneciente a la empresa Securitas Direct, presentando daños considerables en la parte delantera".

"Cuando se encuentra a nuestra altura, se detiene el conductor [de la grúa] y pregunta a los agentes, si en el siniestro en el que nos encontramos regulando la circulación, podría estar implicado el vehículo que transporta. Nos indica que la conductora de dicho vehículo había sufrido un siniestro vial, consistente en el atropello de un animal. Tanto el gruista como la fuerza actuante, comprueban si los daños que presentaba el turismo podían ser compatibles con los sufridos por el atropello de un animal".

La inspección ocular empezó a oler a chamusquina porque en el Renault Megane no encontraron los vestigios habituales de cualquier turismo que embiste a un animal, como un perro, un conejo o un jabalí, cuando invade la carretera: piel desgarrada, restos de pelaje, sangre... No había ni rastro del impacto de una cabra en todo el chasis.

El casco que llevaba Rafa estaba destrozado.

"La fuerza actuante, al observar que los daños del vehículo pudieran ser compatibles con una colisión por alcance a una bicicleta, solicitan al gruista que les participe el lugar y la persona que había solicitado retirar el vehículo". "Las gestiones realizadas, dan como resultado que la conductora, tras el hecho, habría abandonado el lugar del siniestro y se había trasladado hasta la localidad de Lobres (Granada). Y seguidamente, el gruista retiró el coche de un paraje llamado Barranco de En Medio".

La Guardia Civil se desplazó al paraje y siguió tirando del hilo: "Personados los agentes en el lugar indicado, observamos que hay indicios de una supuesta colisión de un vehículo contra un muro. Acto seguido, la fuerza actuante deduce que la conductora había intentado simular un siniestro vial, golpeando la parte delantera derecha de su vehículo contra un muro, no siendo compatible con lo que la conductora manifiesta del atropello de un animal […]". De forma que los agentes dedujeron que los daños del Renault Megane que transportaba el gruista "podrían ser compatibles, con los causados por una colisión por alcance a una bici".

La Agrupación de Tráfico insiste en esta sospecha a lo largo de un extenso atestado de 58 páginas: "Los daños que presenta el vehículo en su parte delantera derecha, concretamente, en el capó y en el parabrisas delantero, podrían ser compatibles con los ocasionados por el impacto del cuerpo de una persona contra un vehículo".

El tiempo jugaba en contra del Equipo de Investigación de Siniestros Viales de Baza que ya había asumido el caso. De modo que ese mismo sábado, telefonearon a Laura y cerraron una entrevista con ella con un objetivo: recogerla en Lobres, para trasladarla al lugar del siniestro, para evaluar cómo reaccionaba a su paso por la carretera donde acabó con la vida de un ciclista. La entrevista arrancó como esperaban los investigadores, con Laura "manifestando que ha sido una Cabra" el animal con el que había sufrido un siniestro vial, al volante de su coche de empresa.

De forma que la invitaron a desplazarse con ellos al Barranco de En Medio: "Durante el trayecto, los agentes pasaron por el lugar del atropello del ciclista, no mostrando la conductora ante el paso por la zona, ningún tipo de diferencia o interés por lo que había pasado. Llegados al conocido como Barranco de En Medio, la conductora orienta a los agentes hacia el lugar donde presumiblemente ha atropellado al animal […]".

"In situ, se le invita a que reconstruya cómo ha atropellado a la cabra, manifestando incoherencias, dado que en algunos momentos explicaba que había sido en el punto al que había llevado a los agentes y en otros momentos, en otro lugar más distante". Tales incoherencias fueron aprovechadas por los guardias civiles para decirle a Laura que en su Renault no había un solo pelo de cabra: "Haciendo una observación los agentes, a la conductora, de que los daños de su vehículo no presentaban restos de haber atropellado a una animal […]".

Estado que presentaba la luna delantera del Renault Megane que transportaba la grúa.

Esta conductora argentina se derrumbó en el mismo instante en el que le soltaron a la cara que sospechaban que estrelló su coche de empresa, a caso hecho, contra el muro del paraje, para simular un accidente de tráfico: "En este momento, la conductora comienza a hacer esquivas, evitando el contacto visual directo con los agentes, y empieza a exteriorizar una conducta de nerviosismo, tamborilea con los dedos...".

"Al no poder mantener la credibilidad de sus manifestaciones, ante los mismos, se desvanece, y comienza ante los agentes a sollozar, explicando que había pasado por el lugar del siniestro y no sabía lo que había atropellado […]". Era insostenible el cuento de la cabra de esta argentina y sus "respuestas evasivas", se saldaron con su arresto por los delitos de homicidio por imprudencia, omisión del deber de socorro y abandono del lugar del accidente. 

"Hay indicios de que cometió los tres delitos", tal y como sostiene Joaquín Perales, abogado encargado de la acusación particular que ejercen los familiares del difunto Rafael León López en los juzgados de Motril. "El atestado de la Guardia Civil es muy completo y acredita que la investigada mintió y huyó tras atropellar a la víctima".

- ¿En qué punto se encuentra la instrucción judicial?

- Joaquín Perales: Ahora mismo se están practicando diversas diligencias. Una de ellas es importante y consiste en el volcado del teléfono móvil de la conductora investigada, para aclarar cronológicamente cuándo atropelló exactamente a la víctima, cuándo llegó al Barranco de En Medio y a cuántas personas llamó, al margen del gruista, después del atropello.

El abogado Joaquín Perales, en su despacho, revisando el caso.

La zona de la carretera nacional N-340 donde se produjo este trágico atropello, tiene dos carriles en el sentido de circulación por el que conducía Laura, antes de embestir la bici de Rafael que iba por el arcén. Lo que supone que disponía de espacio suficiente, como para haber adelantado o esquivado al ciclista con su coche de empresa, manteniendo la separación lateral de 1,5 metros que establece la legislación.

De hecho, este letrado experto en temas de tráfico avanza que el análisis del móvil de la argentina Laura P. S., de 44 años, "esclarecerá si la conductora iba mirando su teléfono y terminó invadiendo el arcén por el que circulaba la víctima mortal con su bicicleta".

- ¿Cómo enfoca la familia del fallecido este proceso penal?

- Joaquín Perales: Para los familiares de Rafael, la indemnización económica es lo de menos, ellos quieren que la conductora ingrese en prisión y cumpla condena.