La batalla legal de Antonia por el negocio familiar en Murcia: "30 años trabajando sin cotizar y mi hermano me despide"
Los hermanos está inmersos en procesos judiciales por acoso laboral, por el alquiler del negocio y por la herencia de los padres del Partido Comunista.
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A Antonia le bastan dos frases para resumir su situación laboral de forma gráfica: "He trabajado como los chinos". "En marzo cumpliré 66 años y no cobraré jubilación porque llevo treinta años trabajando sin cotizar en el negocio familiar del que me ha despedido mi hermano". De hecho, esta sexagenaria apunta a EL ESPAÑOL que suma "veinte días" desplegando pancartas de protesta frente a la tienda de recambios para vehículos que regenta su hermano en Sangonera la Seca.
"Estoy luchando por lo mío", tal y como prosigue argumentando Antonia Asensio, para justificar la medida de presión que está ejerciendo contra su propio hermano, Pedro, envolviendo con tres pancartas el muro perimetral que rodea a la tienda para denunciar públicamente lo siguiente: '30 años trabajando sin cotizar y mi hermano me despide del negocio familiar'. 'Págame el alquiler y todo lo que me debes'. 'Soy socia de esta tienda y de la otra, yo no miento, mentir es delito'.
- ¿Cómo se toma su hermano estas pancartas?
- Antonia Asensio: Ha llamado a la Guardia Civil en tres o cuatro ocasiones. Esto es una injusticia muy grande.
El periodista de este diario se adentra en el establecimiento para conocer la versión del empresario al que van dirigidos esos mensajes, pero declina pronunciarse. "Esto está en vía judicial, están a punto de salir varios procesos y creo que no favorece mucho que hable", concluye Pedro.
Es evidente que los dos hermanos mantienen una batalla legal sin cuartel, con tres pleitos pendientes, disputas por negocios familiares y por la herencia de los padres, como en Falcon Crest, la mítica serie de los ochenta que narraba las tensiones de una familia de California dedicada a la producción vinícola. Aunque en este caso, el guion transcurre en el sector de la automoción y en una pedanía de Murcia de apenas 6.100 habitantes.
"He tenido que vender todo mi oro y un BMW X6 porque no tengo para comer", según lamenta Antonia. "Me mantengo con un subsidio de 480 euros al mes". En la práctica, pan para hoy, pero hambre para mañana, para una mujer que tiene 65 años, en marzo cumplirá 66 y con la jubilación a los 67 a la vuelta de la esquina, denuncia que no tendrá derecho a cobrar una pensión digna por su raquítica cotización a la Seguridad Social: "Mi hermano solo me dio de alta 4 horas, durante cuatro años, cuando me divorcié, para que mi exmarido no nos denunciara".
El origen del conflicto en el seno de esta familia numerosa se debe a decisiones administrativas que están más sustentadas en el valor de la palabra que en documentos de curso legal. "Mis padres eran del Partido Comunista", advierte Antonia, sobre la peculiar forma que tuvieron de gestionar el primer negocio que montaron sus progenitores y que pudo estar influenciada por su ideario político.
"Mi padre puso una tienda de golosinas a nombre de mi madre, pero ella estaba todo el día cocinando, mientras que yo era la que despachaba al público, sin estar dada de alta en la Seguridad Social. Era como la tienda de un chino. Trabajábamos todos los días y ganábamos sacos de monedas a diario, vendiendo pan, detergente, dulces…".
Este matrimonio murciano tenía cuatro hijos. Antonia cuenta que sus padres invirtieron parte del dinero ganado en la famosa tienda de golosinas, para montar un local dedicado a vender recambios de automoción en un barrio conocido como la 'Ciudad sin Ley' en Alcantarilla.
"Entregamos dos millones de pesetas para ser socios los cuatro hermanos". Pero eso no se hizo constar en un documento oficial, dando de alta a los cuatro en una sociedad. Este negocio prosperó y cuado uno de los hermanos, Pedro, perdió su empleo en la Seat, la familia decidió invertir parte de los beneficios del negocio en poner en marcha un segundo establecimiento de piezas para automóviles en Sangonera la Seca.
De forma que Antonia siguió siendo un fantasma para la Seguridad Social, como venía ocurriendo la mayor parte del tiempo en la tienda de chuches, como diría Mariano Rajoy. Además, a pesar de que formaba parte de la plantilla, tampoco la hicieron figurar como socia de este nuevo local de recambios de automoción situado en la citada pedanía de Murcia -famosa por albergar una base del Ejército del Aire-.
- ¿Cuál era su jornada laboral?
- Mi puesto siempre ha sido el de repartidora, llevando piezas a los talleres de los pueblos. Yo echaba una jornada que empezaba a las nueve de la mañana, después de dejar a mis hijos en el colegio, hasta las dos de la tarde, y desde las cuatro de la tarde hasta las nueve de la noche. Hemos trabajado toda la vida en 'b': muy mal. Los primeros 16 años no coticé nada en la tienda de mi hermano Pedro de autorecambios.
Antonia estaba en plantilla y era socia sin serlo oficialmente en los papeles, de modo que cuando murieron sus progenitores se acabó cumpliendo el refranero popular: 'de aquellos polvos, vienen ahora estos lodos'.
Ni su padre -en 2016- ni su madre -en 2019- hicieron constar en un testamento que sus cuatros hijos eran socios y propietarios a partes iguales de la tienda de automoción que montaron, en parte, con los beneficios de la venta de golosinas. De modo que Antonia y su hermano, Armando, "con una discapacidad intelectual", quedaron como empleados del negocio que estaba a nombre de Pedro y que daba pingües beneficios en el mercado del recambio del automóvil.
"Había años que sacábamos de 200.000 a 300.000 euros en beneficios". "Solo repartíamos beneficios cuando quería Pedro: un año me dio 120.000 euros", según asegura Antonia. "Yo le decía a mi hermano, Pedro, que teníamos que constituir una sociedad entre los cuatro hermanos, para figurar todos y mejorar nuestra cotización a la Seguridad Social". Pero eso nunca se produjo porque su hermano la echó del trabajo hace seis años: "Fue tan cobarde que no me despidió en persona, me dijo que fuera a la asesoría y allí me entregaron una carta de despido".
Así lo expone la misiva de marras: "Procedemos a su inmediato despido, con afectos del 5 de febrero de 2019, imputándole los siguientes incumplimientos contractuales, procediendo a su despido disciplinario. La dirección de esta empresa ha percibido una inadaptación a la forma de trabajo y esta falta de adaptación a la organización ha conllevado tomar esta decisión muy a nuestro pesar".
Desde que Antonia pasó a engrosar la cola del paro comenzó la batalla legal con su hermano Pedro y a manifestarse en la puerta de su empresa por temporadas: "No puedo estar protestando todos los días porque tengo que trabajar y en estos seis años he intentado levantar cabeza". Paralelamente, mantiene varias causas abiertas en los juzgados contra la sangre de su sangre. "La situación entre los hermanos es compleja", tal y como admite Juan José González Amador, el abogado contratado por Antonia. "Es un tema poliédrico".
- ¿Defina poliédrico?
- Juan José González Amador: A su madre, la grabaron antes de morir diciendo que el negocio [de golosinas y de recambios de automoción] era de los cuatro hermanos, pero no hay un testamento. Tan solo existen documentos privados que no son oficiales: cartas entre los hermanos. El drama de este asunto es que el negocio es de los cuatro, pero es imposible que lleguen a un acuerdo porque tienen denuncias cruzadas.
- ¿Cuál es la situación legal en la actualidad?
- Los cuatro hermanos deberían haber heredado un negocio familiar y Pedro se aprovechó y lo regenta como persona física, teniendo como empleados a dos de sus hermanos, pero primero despidió a Antonia, y en diciembre, despidió de forma verbal a Armando, sin entregarle una carta de despido, algo que supone un despido improcedente.
Por vía penal, se archivó una demanda por acoso laboral que han recurrido Antonia y Armando. También se desestimó una demanda por la existencia de una sociedad irregular para hacerse copropietarios de la tienda de recambios de automoción. Además, existe un litigio por la herencia de los padres porque hay cinco fincas urbanas en Alcantarilla y una en Murcia.
Y próximamente, presentaré una demanda por vía civil, en nombre de Antonia y Armando, por el uso de Pedro en exclusiva del local que alberga la tienda de recambios de automoción en Sangonera la Seca, a pesar de que ese local está escriturado a nombre de los cuatro hermanos. De forma que le reclamaremos a Pedro que abone el alquiler con cinco años de carácter retroactivo a razón de 2.000 euros mensuales [120.000 euros].
- ¿Es cierto que Antonia no ha cotizado durante 30 años?
- Mi cliente ha estado empleada en negro y tiene muy poco tiempo cotizado con la empresa, en relación con todos los años que ha trabajado en el negocio familiar. Tiene muy pocas expectativas de cobrar una pensión y no puede reclamar la existencia de una relación laboral porque llegó a un acuerdo de despido en 2019.
Antonia tiene claro que no piensa cumplir los 67 años y no cobrar una pensión digna, de modo que avanza seguirá en los tribunales a cuchillo con su hermano Pedro: "Tengo los papeles del banco, una cartilla en común, el recibo del IBI del local que alberga la tienda de recambios está a mi nombre y cuento con un montón de audios pidiéndole dinero". "Voy para adelante porque tengo bastantes pruebas". "Es un negocio familiar".