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    La entrada al recinto de la cárcel de Sednaya, tras su liberación, decorada con el lema 'Viva Siria libre'.

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    Las puertas y paredes de Sednaya, el 'matadero humano' de Bachar Asad, repletas de imágenes de sus 'desaparecidos'.

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    La sala de entrada a la prisión, donde los prisioneros eran desnudados y recluidos en celdas galería durante horas.

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    En los patios de Sednaya, las nuevas autoridades de Siria buscan ahora fosas comunes y restos de los más de 30.000 detenidos de los que nunca más se supo.

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    Los Cascos Blancos sirios colaboran con la nueva Administración del país para inspeccionar la cárcel de Sednaya y documentar las atrocidades del régimen de Asad.

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    Galería de celdas 'comunales', donde 50 o 70 presos eran hacinados, y obligados a permanecer en cuclillas, en mazmorras con capacidad para 15 personas.

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    Galería central de la cárcel de Sednaya, donde se calcula que fueron torturados y asesinados más de 30.000 presos políticos en la Siria de Bachar Asad.

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    Un mono naranja de prisionero, cuelga de los barrotes de Sednaya, el 'matadero humano' liberado por los rebeldes el pasado 8 de diciembre, tras medio siglo largo de tiranía de los Asad.

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    "¡¿Dónde están los fiambres?!". El ministro Albares atiende al relato del jefe de los Cascos Blancos: "Cada día, dos o tres cadáveres eran arrastrados fuera de las celdas al amanecer".

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    Una barro frío y pegajoso, de unos cinco centímetros de espesor, recubre el suelo de la enorme sala central, en el tercer paso del 'tratamiento', donde se torturaba, por turnos, a los presos.

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    Cientos de kilos de ropa amontonada, arrebatada a los detenidos, llenan las mazmorras de Sednaya, la prisión siria, hoy testimonio de los horrores del régimen caído.

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    Un neumático arrojado en una galería adyacente a una de las salas de tormentos: "Me metieron dentro de una rueda, me colgaron del techo y me torturaron con los ojos vendados".

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    Majad Hamdan lleva 14 años refugiado en España y preside la Asociación Siria en nuestro país. Suyo es el testimonio de las atrocidades de Sednaya, el 'matadero humano' de Bachar Asad.

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