A finales del siglo XI, durante la Primera Cruzada, Godofredo de Bouillon fundó el reino de Jerusalén. Sin embargo, nunca se consideró digno de ceñir una corona de oro donde Cristo la había llevado de espinas, por lo que gobernó el reino sin proclamarse rey.
La corona de Jerusalén pasó de generación en generación hasta que fue vendida al rey de Nápoles, quien, tras la caída de la última gran fortaleza cruzada en 1291, se quedó sin tierras que gobernar. El trono continuó vinculado al reino de Nápoles, conquistado en 1504 por los Reyes Católicos. Desde entonces, todos los reyes de España han ostentado el título de reyes de Jerusalén, hasta llegar a nuestro actual monarca, Felipe VI.
Un año y medio después de su proclamación, el rey Felipe VI asistió al funeral de Estado de Shimon Peres, donde fue ubicado en un lugar de honor, a la derecha del presidente de Israel. Al preguntar a Protocolo por qué lo habían situado ahí, el propio presidente respondió: "Porque su Majestad es el Rey de Jerusalén".

Sepulcro de Juan I de Castilla. Wikimedia Commons
Así como Felipe VI ostenta el título de un reino que no puede gobernar, León V de Armenia también fue un rey sin reino que buscó durante toda su vida recuperarlo. Nunca lo logró, pero al menos consiguió establecer una capital, aunque fue a miles de kilómetros de su país y en tierras extrañas y desconocidas para él: Madrid.
El fin de un reino
El reino armenio de Cilicia, también conocido como Pequeña Armenia, fue un reino fundado por refugiados armenios que huían de los invasores selyúcidas. Desde su capital, la ciudad de Sis, este pequeño reino se convirtió en un firme y poderoso aliado de los Estados cruzados fundados por los europeos y se consideraba un bastión de la cristiandad en Oriente.
Era también era un garante de la cultura Armenia, así como un foco para el nacionalismo en un momento en el que la mayor parte de la Armenia original, la Gran Armenia, se encontraba bajo la ocupación de los invasores otomanos.
León V de Lusignan llegó al trono tras la muerte de su tío, Constantino VI de Armenia, siendo coronado en Sis el 14 de septiembre de 1374. Pero apenas cinco meses después de su proclamación, las tropas mamelucas de Egipto, atacaron su reino y capturaron la capital. León no tuvo más remedio que rendirse, fue hecho prisionero y llevado a El Cairo, donde estuvo preso siete años durante los cuales fallecieron su esposa y su hija.
A pesar de su complicada situación, León envió una avalancha de correspondencia a todos los reinos cristianos europeos para que le ayudaran a pagar su liberación. Nadie le escuchó, hasta que su secretario, el franciscano Jean Dardel, inició una ruta por Europa en busca de apoyos, que consiguió en el reino de Castilla de la mano de Juan I, quien pagó su rescate.
Castilla al rescate
Una vez liberado, León inició un periplo por algunas de las ciudades más importantes de la cristiandad en busca de apoyos para recuperar su reino: Jerusalén, Venecia, París, Barcelona… hasta que llegó a Badajoz, donde conoció en persona a su salvador, Juan I de Castilla, que le agasajó con todo tipo de honores y regalos y le invitó a participar como testigo en su boda con doña Beatriz de Portugal.

León V. Wikimedia Commons
La sintonía entre los dos reyes fue extraordinaria y, tras esta cálida bienvenida, y ante la mala situación del rey sin reino, en agosto de 1384, durante el asedio de Lisboa, el rey de Castilla le concedió el señorío de Madrid, Andújar, Guadalajara y Villarreal (actual Ciudad Real) y una renta anual de 150.000 maravedíes. Y las protestas no tardaron en llegar.
Señor de Madrid
Porque a los escasos vecinos de la villa de Madrid no les hizo demasiada ilusión que un extranjero sin relación alguna con ellos se convirtiera en su señor. El enfado fue tan grande que Juan I de Castilla tuvo que recordarles que aquella concesión hecha a León V aplicaba solo mientras este viviera. Aun así, se vio obligado a firmar una orden mediante la cual prometía a Madrid no volver jamás a separarla de la Corona de Castilla.
Consciente del disgusto de su pueblo, el nuevo señor de Madrid aplicó una serie de medidas populistas para ganarse su cariño, entre ellas, bajar los impuestos y mantener sus privilegios y sus derechos intactos, y reparar el ya desaparecido Alcázar Real, situado donde ahora está el Palacio Real, lugar en el que fijó su residencia.
Madrid capital de Armenia
A pesar del ambiente hostil que se vivía en la villa, León V decidió quedarse, estableciendo allí su corte. Por ello, desde ese instante, Madrid se convirtió en la capital del reino armenio de Cilicia, ya que las cortes en aquel momento eran itinerantes, funcionando como centros políticos desde los que se gobernaba el reino. Donde estaba la corte, estaba la capital.
De esta manera, Madrid fue capital de un reino siglos antes de ser la de España, en 1561, cuando Felipe II trasladó su corte aquí, aunque todavía faltarían varios años para serlo de manera definitiva.
León V nunca encajó del todo en su nueva capital, lo que acabó provocando que decidiera abandonar la ciudad para emprender una campaña de búsqueda de ayuda y financiación para recuperar sus ansiados territorios de Armenia. Tras su fracaso, se estableció en Francia sin más pretensiones que vivir tranquilo, donde el rey Carlos IV le concedió otra pensión vitalicia y un castillo.

Tumba de León V. Wikimedia Commons
Falleció el 29 de noviembre de 1393 en París y fue enterrado en la basílica de Saint-Denis, donde todavía descansan sus restos seis siglos después. Hasta el día de su muerte, disfrutó de los privilegios que le habían otorgado tanto el rey de Castilla como el de Francia. Nunca recuperó Armenia.
Nunca más
El episodio de León V y Madrid fue muy criticado y protestado por nobles y ciudadanos. No querían rendir cuentas a un rey ajeno al reino de Castilla que ni siquiera hablaba su lengua, así que el hijo de Juan, Enrique III de Castilla, decidió prohibir para siempre a cualquiera de sus descendientes, separar esta villa de la Corona, tal y como había hecho su padre.
Desde 1561, Madrid nunca ha vuelto a ser la capital de otro reino que no sea España. Curiosamente, la embajada actual de Armenia se encuentra en la calle Mayor nº 81, a escasos metros del lugar donde León V residió durante su reinado sin reino…