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El riff de The Unforgiven de Metallica ruge en los talleres que los hermanos Estrella dirigen en Collado Villalba. Al lado de la pequeña radio, un grupo de operarios revisa un Vamtac de la compañía Urovesa. Lleva acoplado una suerte de almacén de granadas blindado. En su costado se lee: "NTGS ALAKRAN". Se trata de un sistema de mortero ligero y móvil capaz de desplegarse, disparar proyectiles de 81 y 120 milímetros y replegarse. Todo en cuestión de segundos, lo que lo convierte en uno de los más veloces, precisos y avanzados del mundo. La dinastía saudí lo usa en la frontera con YemenUcrania, en el frente ruso; India lo exhibe en sus desfiles militares; los grupos de operaciones especiales de Francia lo utilizan en sus misiones, y los Rangers de Estados Unidos lo están probando para su posible incorporación a su ejército.

"El mortero estaba a punto de extinguirse porque las medidas contra batería exponían a los soldados a un riesgo muy alto, ya que se requería de mucho tiempo para el despliegue y la retirada", asegura Juan Carlos Estrella, CEO de esta empresa familiar de la que también forman parte sus hermanos Manuel, director financiero, Javier, director técnico y Julio, presidente. Su padre actúa como consejero y presidente honorífico y hasta su hijo Diego se ha sumado a este negocio que comenzó sus operaciones en 2002 bajo el nombre de New Technologies Global Systems.

"Con el ALAKRAN –cuyo nombre proviene del aguijón del alacrán o escorpión, en referencia a su forma durante el despliegue– hemos reinventado el mortero, porque es el sistema más avanzado en su clase y el único que se ha probado en combate". Es de producción 100% español y está específicamente diseñado para operaciones de reconocimiento, de defensa de fronteras y de ofensiva contra posiciones enemigas, ya que tiene un alcance de más de 8 kilómetros con un margen de error de dos milésimas.

Manuel Estrella (i), director financiero de NTGS, y su hermano Juan Carlos Estrella (d), CEO de la empresa familiar.

Manuel Estrella (i), director financiero de NTGS, y su hermano Juan Carlos Estrella (d), CEO de la empresa familiar. Cristina Villarino E. E. / Fotografía realizada con Leica Q3

Se maneja desde una consola con un software de desarrollo propio para control multidisparo que se ubica en el salpicadero del vehículo. Ahí, en un ordenador que cuenta con un sistema de geolocalización integrado, se introducen las coordenadas del objetivo.

"Al ser un sistema de mortero móvil, permite entrar en una posición de disparo, desplegar el sistema en pocos segundos, apuntar, disparar ocho granadas en menos de un minuto y medio marcharte a toda velocidad antes de que la primera impacte en el objetivo. Todo esto puede hacerlo una sola persona si fuera necesario. Eso no es viable en ningún otro sistema. Un mortero estándar tardaría 14 minutos en hacer lo que nosotros logramos en 14 segundos", explica Juan Carlos Estrella mientras señala un tubo negro mate en el que, durante el lanzamiento, el soldado mete la granada correspondiente.

El ALAKRAN es, además, un sistema versátil que se puede adaptar a cualquier tipo de vehículo, desde los Uros españoles hasta a los BARS ucranianos, los Toyotas Land Cruiser o los vehículos tácticos ultraligeros como los UTV (Utility Task Vehicle) que utilizan las unidades de acción rápida francesas. No obstante, lo que les diferencia de su competencia es la placa base sobre la que se despliega el mortero, que está diseñada para absorber la energía del retroceso tras el disparo y la transmite al suelo.

"Dicho con toda modestia: nuestro sistema es la única solución real entre los morteros móviles. El resto son imitaciones. Tenemos la patente de la placa base que es la que permite dispersar en el terreno la enorme fuerza de retroceso que se genera durante el disparo sin afectar a la estructura del sistema ni al vehículo que lo porta. Por tanto, quien no usa nuestro diseño, al disparar, debido a la fuerza del retroceso, que es equivalente a una tonelada lanzada desde 20 metros, no dispersa el impacto en el suelo, sino que este va contra el propio vehículo. Las placas o bien pueden salir volando, con lo que eso conlleva, o bien pueden destrozar los brazos hidráulicos del 4x4, dejando inutilizado el equipamiento".

Vista lateral del dispositivo ALAKRAN de NTGS, en sus talleres de Collado Villalba.

Vista lateral del dispositivo ALAKRAN de NTGS, en sus talleres de Collado Villalba. Cristina Villarino E. E. / Fotografía realizada con Leica Q3

El sistema de morteros de los hermanos Estrella forma parte de los numerosos lotes que han suministrado a los diferentes ejércitos del mundo. Sus morteros están en las Fuerzas Especiales de Francia, que los utilizan en sus vehículos ligeros MRZR D4, de la firma estadounidense Polaris, y del Ejército de India, que hace justo un año los lució en el 75º Desfile del Día de la República. "Hasta los Rangers del US Army están probando el sistema".

Otro de los principales clientes de NTGS es Arabia Saudí. En 2018, su Ministerio del Interior reportó a las arcas de la firma villalbina al menos 28 millones de euros de facturación. "La relación se mantiene, trabajamos mucho con ellos", incide Estrella, quien recuerda que la venta a este tipo de países pasa "siempre por la previa aprobación de las autoridades de España".

Gracias al éxito obtenido con su sistema de lanzamiento, en 2024 NTGS y la empresa saudí ERAF firmaron un acuerdo para la fabricación local de sus portamorteros directamente en Riad. Una iniciativa que está en línea con la Saudi Vision 2030, la estrategia del país árabe de reducir su dependencia del petróleo de cara a esa fecha.

El mapa internacional con presencia de los lanzadores de proyectiles de NTGS –las granadas, por cierto, también las fabrican ellos– es, como hemos visto antes, muy amplio. A pesar todo, su mejor comprador histórico ha sido Ucrania. De ahí que las tropas de Zelenski cuenten con tantos morteros. Y aunque han perdido varios en combate, hoy son parte de los equipamientos internacionales que mantienen a raya a los soldados rusos en el frente europeo.

España también compra parte de sus morteros, aunque ha tardado varios años en interesarse por ellos. Hasta 2024, las Fuerzas Armadas no adquirieron su sistema ALAKRAN. Fue entonces cuando el Ejército les pidió, al menos, un centenar de equipos, lo que supone una importante parte de su producción anual.

"Hasta el año pasado, el 100% se exportaba", comenta Juan Carlos Estrella. "No vendíamos nada a España, y no porque no quisiéramos. También hemos tenido problemas para obtener financiación. Los bancos no querían implicarse en este tipo de actividades por mucho que fueran legítimas. Han sido noches sin dormir, decenas de operaciones que hemos financiado con nuestro patrimonio".

Esta situación ha supuesto, según él, un desaprovechamiento de un potencial militar innovador. "Por el precio por el que compras un tanque Leopard adquieres 20 sistemas ALAKRAN. Si podemos disparar 10 granadas por minuto por cada equipo, eso implica lanzar 200 granadas al mismo tiempo. Es una capacidad de fuego salvaje".

El paradigma ha cambiado y España, sabedora de que es necesaria una mayor inversión militar, parece estar mirando de nuevo hacia su propia industria. "La amenaza de Rusia constata que Europa no tiene un arsenal suficiente y que sus reservas de munición y armamento son limitadas. Fabricarlo no es una operación inmediata. Los mercados internacionales se han quedado desabastecidos. Ese bache o paréntesis supone una oportunidad para renovar el stock de equipos y munición".

Juan Carlos Estrella observa uno de los proyectiles utilizados en sus sistemas ALAKRAN.

Juan Carlos Estrella observa uno de los proyectiles utilizados en sus sistemas ALAKRAN. Cristina Villarino E. E. / Fotografía realizada con Leica Q3

El caso de NTGS ilustra cómo la transformación de la industria de defensa española es necesaria en un contexto de creciente demanda global de tecnología militar original y avanzada. Ucrania, el rearme de Europa y las exigencias de Donald Trump de alcanzar un 5 % de la inversión en DefensaEspaña no llega aún ni al mínimo solicitado por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte– han impulsado la producción de empresas como NTGS. El escenario geopolítico, volátil e imprevisible, fuerza la necesidad de fortalecer nuestra capacidad defensiva y apostar por tecnología nacional con vistas a lograr una mayor soberanía militar.