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Cada mañana miles de personas de todo el mundo empiezan el día tomando un café. Desde Colombia a París pasando por Etiopía o Turquía, las tazas vuelan de la cafetera a los labios de quien lo consume. Ya sea en su casa, en un bar o en el trabajo, porque el café es una forma de compartir momentos en compañía de la familia o amigos.

Debido a la gran variedad de países que consumen esta bebida, cada vez aparecen más tipos, como los cafés de especialidad o el matcha, pero los clásicos siguen siendo los mismos. Como hay tantos tipos de cafés, es difícil saber cuál es el mejor o el más adecuado para la salud. EL ESPAÑOL ha hablado con Max, un experto en cafés que tiene claro cuáles recomienda. 

Max o cafemaxpages, como se llama en sus redes sociales, tiene su propia marca de cafés, Salem Café, pero para crearla se dedicó a investigar todo ese mundo. “Trabajaba en el sector tecnológico, pero dejé eso y empecé con Salem Café después de que en la pandemia me dedicase a estudiar mucho sobre el tema”, asegura Max. Ahora se dedica a aconsejar sobre ello en sus redes sociales, por eso conoce cuáles son los beneficios y los contras de este tipo de bebidas.

El café, igual que muchos alimentos, cuanto menos procesado esté, mejor será. Eso mismo opina Max: “El café con tueste natural yo lo recomiendo más, por un tema de salud sobre todo. Yo intento que los granos de café sean de un color marrón clarito”. Este tipo de café tiene más aroma y respeta los sabores naturales del café que recuerdan a chocolate, frutos secos, incluso frutas o flores.

En su estado más natural, el café tiene propiedades antioxidantes que son beneficiosas para la salud. Sin embargo, hay que tener cuidado con los añadidos, porque al añadirle azúcar se hace más perjudicial para la salud.

En contra, sobre cuál es el que no recomienda, Max lo tiene claro: “el torrefacto”. Este café se tuesta y luego se le añade azúcar, quedando unos granos de un color negro. “No recomendaría el café torrefacto por un tema de salud, porque es tomar café quemado y hay muchos estudios que indican que eso puede estar ligado a enfermedades”, asegura Max.

El café torrefacto tiene un sabor bastante más amargo que el natural, porque está quemado. A España llegó durante la Guerra Civil, porque había escasez de café, entonces decidieron agregarle azúcar. “El nivel de tueste del torrefacto en otro alimento no lo comería nadie”, opina Max. Al final, con este café se consigue más cantidad con el mismo volumen de granos y alarga su vida. Como el café está tan quemado, pueden usarse los granos de peor calidad.

Lo mismo puede pasar con las cápsulas de café. “No ves el café que hay, solo ves la cápsula. A mí lo que siempre me han contado es que son los excedentes de la producción, lo peor que ha quedado, lo tuestan, lo trituran y lo encapsulan” comenta Max. Por otro lado, también es cierto que según lo que cueste, el café será de mejor o peor calidad.

En definitiva, cuanto más natural, más saludable opina Max: “Lo natural es lo más recomendable por salud y por la experiencia. Si compro un café, por ejemplo, de Colombia, que tiene sabores espectaculares como el limón, cítricos… esos son los sabores naturales del café que se notan si está bien hecho. Si ese pedazo de café lo llevo al tueste al negro, nunca voy a notar eso”.