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En apenas unos días se cumplirán ya cinco años de aquellas semanas fatídicas donde todos los días sucedieron cosas por primera vez. Lo mismo siguió en los meses venideros. En concreto, el lunes 25 de mayo de 2025, como en un canto al unísono, todos los medios impresa nacionales y regionales salieron en sus portadas dando coba a una consigna del Gobierno: "Salimos más fuertes".

El Ejecutivo bautizaba así una campaña triunfalista y patriótica que, visto lo que vimos después –una montaña rusa de nuevas olas y restricciones de las que no nos libramos hasta el fin de 2022–, obedecía más a una necesidad de reanimar a una población moribunda –literal y anímicamente– que a la realidad.

"Salimos más fuertes" no sólo fue sólo un eslógan que envejeció pronto y mal, sino el mantra en torno al cual se articuló todo un programa gubernamental de transición a la "nueva normalidad", que quiso hacer creer a la ciudadanía que de toda crisis se sale más fuerte. Como en muchos otros ámbitos, el de España como sociedad tampoco fue la excepción: de una crisis, se puede o no salir, pero que sea siempre para mejor es más que debatible.

Un lustro después de la Covid, no sólo no "salimos más fuertes", sino que lo hicimos en un estado mucho peor que de no haber atravesado la pandemia, al menos, en cinco aspectos que este periódico ha enumerado como los siguientes: la precarización del personal sanitario, tanto médicos como enfermeras; la normalización del 'negacionismo' y otras teorías de la conspiración que ponen al conocimiento científico en tela de juicio; la polarización política y el uso –todavía hoy– de la gestión de la pandemia como arma arrojadiza; el aumento del número de casos de corrupción, derivados de las compras de material sanitario; y, finalmente, la nueva epidemia de problemas de salud mental.

1. La precarización de la sanidad

Hace cinco años, no hubo instancia social o política que no pusiera a los médicos, enfermeras y demás personal sanitario en el pedestal de los héroes nacionales. Al menos de palabra, todos ellos fueron reconocidos como la columna vertebral que mantuvo articulada a la sociedad en la pandemia. Aquellos aplausos de las ocho de la tarde, sin embargo, se quedaron poco más que en eso.

Cinco años después, el 4,5 % de los MIR no llega al último año de residencia por las malas condiciones laborales: a saber, la sobrecarga de horas y unas retribuciones que, pese a que la titular de Sanidad, Mónica García, considera como sueldos de "ministro", "que no se ajusta ni a la responsabilidad ni a la exigencia de la profesión", en palabras del doctor Tomás Cobo, presidente del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM).

Un MIR cobró de media en 2024 una base de entre 18.988 y 25.984 euros brutos anuales sin guardias, según el Sindicato Médico de Granada. En cuanto a los médicos de hospital el sueldo base va desde los 49.139 euros brutos anuales (fijos y sin guardias) de un facultativo que acaba de empezar a los 72.085 euros de un profesional mayor de 55 años.

Además, según datos del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM), las condiciones laborales de los sanitarios en España han llevado a un éxodo que, en 2023, marcó un registro histórico con 499 profesionales causaron baja en la colegiación para trabajar fuera de España. En 2025 lo hicieron 395.

Por otro lado, aunque el gasto sanitario sí que ha aumentado a raíz de la Covid, situándose en un 7,15 % (en 2021 era apenas del 6,8 % del PIB, sólo un 0,1% respecto al gasto de 2009), sigue estando por debajo de la media europea: así, en España, el gasto público en salud representa el 74% del gasto sanitario total, por debajo del promedio europeo del 81%. La OCDE también ha señalado que el gasto per cápita en sanidad en España es un 20% inferior a la media de la UE.

Cobo, del CGCOM es tajante en su diagnóstico cinco años después: "La realidad de los médicos en España no ha mejorado. La crisis sanitaria puso en evidencia las carencias del sistema, pero las soluciones estructurales que se necesitan siguen sin llegar".

"La pandemia ha generado toneladas de propuestas y documentación, pero es hora de pasar a la acción y a la implementación de las mismas. No podemos dejar pasar más tiempo, se lo debemos a toda la sociedad y a los 125 compañeros que fallecieron en acto de servicio salvando vidas", asegura.

En el caso de las enfermeras, los otros grandes olvidados de la pandemia, la situación no es diferente. La sobrecarga asistencial, por ejemplo, es uno de los principales problemas que enfrenta este colectivo profesional cinco años después: mientras que la media europea está en 752 enfermeras por cada 100.000 habitantes, en España apenas llega a las 615. Según Sanidad, hacen falta 123.000 enfermeras más.

Por otro lado, de acuerdo con el Consejo General de Enfermería (CGE), el 60 % de las enfermeras en España se plantea abandonar la profesión por esta sobrecarga, la cual ha derivado en un desgaste en la salud del propio personal de enfermería.

Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, se lamenta de este lustro en una reflexión compartida a EL ESPAÑOL: "¡Qué ilusos fuimos todos!", dice, al recordar cómo la sociedad se volcó con las enfermeras y comparar aquel momento con el actual. "Nos aplaudían, nos valoraban… Cinco años después no sólo no hemos mejorado, sino que la situación está aún peor", asegura

"En 2024, los datos son demoledores: más de la mitad, el 56,1% de las enfermeras consideraba que su situación laboral actual ha empeorado con respecto a la que tenía antes del COVID-19, por lo que 9 de cada 10 ha tenido problemas físicos y/o psicológicos como consecuencia de la presión asistencial, incluso el 63% ha necesitado ayuda profesional. En algún momento, el 23% de las enfermeras ha estado de baja laboral por no poder más", asegura. 

2. Negacionismo, conspiraciones y acientificismo

La pandemia fue también un caldo de cultivo propicio para la proliferación de teorías conspirativas y movimientos negacionistas que llegaron para quedarse. Antes de 2020, quienes creían que la Tierra era plana, o que existía una raza de extraterrestres reptilianos infiltrada entre los seres humanos eran una minoría residual. Hoy, estas teorías parecen más presentes que nunca.

Según el sociólogo investigador de la universidad de Alicante y experto en el estudio de las teorías de la conspiración, Javier Jiménez Loaisa, que se hayan extendido obedece a que, "en periodos de incertidumbre y contextos complicados se tiende a buscar explicaciones sencillas o absolutas que tengan sentido en la mente de quienes las asumen".

"Las teorías de la conspiración son muchas veces explicaciones alternativas al oficialismo que, en algunos casos, se convierten en verdad con el tiempo. Son desafíos al relato del 'statu quo' y una consecuencia a la desconfianza en las instituciones", dice.

Para el experto, sin embargo, lo grave es cuando estas teorías o el negacionismo ponen en entredicho el conocimiento científico, que con la pandemia, pasó a ser percibido por parte de la población como "el mensaje de una élite que pretende socavar el poder del pueblo".

"El esquema de pensamiento populista pretende dividir a la sociedad entre élites y pueblo, y en este contexto, se trata de decir que el conocimiento científico no es superior al conocimiento popular", concluye Jiménez Loaisa.

3. El auge de la corrupción

Los principales casos de corrupción que abren las portadas de los periódicos en España en 2025 son un legado de la Covid-19: desde el conocido como 'caso Koldo', al de los comisionistas Luceño y Medina, pasando por el 'caso Mascarillas' en Canarias, la pandemia fue la tormenta perfecta para el fraude.

Para Manuel Villoria, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y experto en corrupción, la Covid fue propicia para que se multiplicaran los casos de corrupción por tres motivos: el monopolio en la toma de decisiones para que éstas se pudieran ejecutar rápidamente, una discrecionalidad que se aparta del modelo tradicional de concurso público y la ausencia de controles.

"Hay países en los que fue más difícil que, en un escenario similar, se desatara la corrupción. Pero son sociedades con unos valores éticos más profundos: tienen control interno y social, es decir, es más difícil encontrar a personas que conozcan los comportamientos ilícitos y no los critiquen", dice el profesor.

Más que lamentar que la Covid haya provocado una decadencia en los valores públicos, fue precisamente la ausencia previa de éstos la que permitió que se desarrollaran diferentes casos de corrupción. 

"No son las crisis las que generan estos valores, sino que son éstos los que permiten superarlas. No obstante, sí que se puede aprender de lo que pasó para que no vuelva a suceder", concluye el experto.

4. La pandemia como arma política

Si bien la polarización política en España no es un fenómeno asociado a la irrupción de la Covid-19, su gestión elevó la crispación a niveles inéditos. La pandemia no sólo fue una crisis sanitaria, sino también una crisis política donde el dolor y la tragedia se instrumentalizaron en el debate público. 

A día de hoy, la Covid se sigue usando como arma arrojadiza para desacreditar al adversario político: la izquierda sigue criticando a la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso por la gestión de las residencias, en las que miles de ancianos fallecieron por unos protocolos que les impidieron, según los críticos, ser trasladados a hospitales. 

La derecha, por su parte, sigue señalando al inexistente comité de expertos del Gobierno o el papel más que dudoso que jugaron personajes como el exministro Salvador Illa y Fernando Simón.

La pandemia, lejos de unir a las fuerzas políticas para hacer frente a la emergencia, ahondó en las grietas existentes, y así ha pervivido el escenario cinco años después. Ya en el mismo 2020, la valoración de la actuación del Gobierno durante la pandemia difería notablemente en función de la afiliación partidista, algo que no ocurría en el mismo grado, por ejemplo, en otros países de Europa. 

Las discrepancias en torno a la necesidad de las medidas que se adoptaron y la confianza que éstas generaron también dependieron de la postura ideológica, así como la valoración ya mencionada de figuras como Simón.

5. El deterioro de la salud mental

Otro de los efectos negativos de la Covid y más sonados mediáticamente ha sido el deterioro de la salud mental. Por poner algunos datos y contexto: la prevalencia por cada 1.000 habitantes de los problemas más frecuentes de salud mental sólo ha ido en aumento.

Por ejemplo, la ansiedad ha pasado de una prevalencia de 99,99 (por cada 100.000 habitantes) en 2020 a 106,5 en 2022, año de los últimos datos disponibles del Ministerio de Sanidad. Los trastornos del sueño, de 73,2 en 2020 a 81,6 en 2022. Y los trastornos depresivos, del 43,7 en 2020 al 47,8 en 2022.

Las llamadas al Teléfono de la Esperanza también se han multiplicado: pasaron de 160.646 en 2020 a 183.834 en 2023, bajando levemente en 2024 hasta las 173.264, pero aún muy por encima de la cifra del mismo año de la pandemia.

La doctora Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) señala que el aumento de la prevalencia de los trastornos nombrados con anterioridad han afectado, sobre todo, a colectivos más vulnerables como los jóvenes, las mujeres y las personas mayores.

"Hay una clara correlación entre la pandemia y que haya toda una generación que esté abusando del uso de redes sociales por una interrupción de su socialización", asegura la doctora. Respecto a los jóvenes, también advierte que se ha disparado el uso del cannabis como falso recurso para hacer frente a estos problemas y que luego los perpetúa: "Somos el país de la UE que más lo consume entre la población", dice.

Por último, también señala que la pandemia ha derivado en el colapso del sistema asistencial en salud mental en España, no por una falta de profesionales, sino porque la pandemia ha dejado una población menos resiliente.

"Como sociedad, no hemos sabido integrar el malestar emocional como un elemento cotidiano y normal, y las consultas están dejando de atender a pacientes con trastornos realmente graves para hacerlo con gente que sólo tiene malestar emocional. Somos menos resilientes", dice Díaz Marsá.