José Luis Moreno: "Me gustaría un Gobierno a cuatro, Unidos Podemos incluido"
"Rivera proyecta olor a lavanda, pero hace afirmaciones de hombre de 60" / "Carlotti y Vasile son más españoles que el chotis" / "Los partidos deberían vivir sólo de lo que les dan sus afiliados".
21 agosto, 2016 02:31Noticias relacionadas
José Luis Moreno (Madrid, 1947) ha intentado convencer a San Pedro. No hay manera. Se va a morir. No ahora, pero como todos, claro. Está como una rosa, sentado a unos metros de su piano de cola y escuchando a Mozart. Envuelto en un traje de lino azul turquesa, a juego con la piscina que refleja la cristalera, espera dispuesto a auscultar los latidos de España. Pero se irá. “Nos vamos habiendo hecho tan sólo la millonésima parte de lo que somos capaces y lo peor es cuando nos damos cuenta”. En esa lucha perdida contra el tiempo, Moreno se ha lanzado con Reinas, una superproducción acerca del triángulo del poder que esbozaron María de Estuardo, Isabel I y Felipe II.
Este inventor de óperas clásicas, obras de teatro, musicales y “coñas marineras” se confiesa embajador de la marca España. Se enerva con las coces de Europa y ve en el cuadrado ibérico un país maravilloso, “a pesar de que nos empeñemos en ponerle goteras”. Ser padre del cuervo Rockefeller, Aquí no hay quien viva y un sinfín de títulos sinónimos del éxito le permite trazar el análisis desde “una posición privilegiada”.
La tarde se atraganta en la mansión de Moreno. El termómetro y el paso del tiempo no se hacen pesados en este laberinto abosquejado y con pista de tenis. Gradas y tierra batida, por supuesto. A pesar de las decenas de habitaciones y la lejanía de la gran ciudad, la casa se revela tan española como su dueño. Al igual que en cualquier garito, el baño está al fondo a la derecha. José Luis Moreno se toma su tiempo. Mide las palabras y relata. Como él dice, “en libertad, pero prudente”.
En 2007, intentaron atracarle en esta misma casa. Le golpearon con una especie de hacha en la cabeza. ¿Logra sentirse seguro aquí?
En estos casos se habla de un posible shock post traumático. Esa era la mayor preocupación de quienes me trataron. Tras sufrir algo así, mucha gente no ha podido seguir viviendo en el mismo sitio. Yo no estaré bien de la cabeza, pero este es mi hogar, mi nido de trabajo y está lleno de buenas vibraciones. No, la verdad es que no cogí miedo a mi casa, ni siquiera los días posteriores al ataque.
En un principio, la Policía planteó que el robo pudo ser parte de una operación de espionaje industrial.
No había nada forzado en el perímetro -vigilado las 24 horas del día-, entonces te preguntas si alguien de tu entorno ha querido hacerte daño. Supimos que no fue así. Estas bandas se aprovechan de los navegadores de localización para ver las casas desde arriba y elegir en función del tamaño o mayor riqueza. El robo no tuvo nada que ver conmigo. De hecho, me enteré de que aquella mafia asesinó a uno de los suyos. Haber perpetrado un robo en casa de alguien tan mediático, sin saberlo, ocasionó una conmoción interna muy fuerte. El caso dio la vuelta al mundo y eso les perjudicó mucho.
¿Qué hace José Luis Moreno en Madrid un 16 de agosto con más de treinta grados en el termómetro?
Trabajo en uno de los proyectos más emocionantes de mi vida. Esto que acabo de decir es un tópico porque cualquier proyecto es el más emocionante de todos mientras se lleva a cabo. Pero este es una maravilla, de verdad.
'Reinas'.
Así es. Tiene su génesis en Winston Churchill, al que debemos no estar haciendo esta entrevista en alemán. Escribió la historia de Isabel I, Felipe II y María Estuardo. Por aquel entonces, Inglaterra lo pasaba mal económicamente, el gran imperio era España y a los escoceses se les miraba como si fueran bárbaros. Me entusiasmó, dos mujeres luchando por el poder en un mundo de hombres. Cuando me puse a escribir el libreto, dije: “Esto va a ser una obra de teatro fantástica”. Me equivoqué: serán seis capítulos de una hora y media cada uno, que estrenaremos a finales de noviembre. Al empezar a rodar me llevé una sorpresa tremenda.
¿Cuál?
Tenemos un gran país, con muchas goteras, pero un gran país. El 70% de los actores participantes es extranjero y el 30%, español. Hablan un inglés perfecto, lo dominan. Una prueba inequívoca de talento.
Como nuestros políticos.
¡Sí, sí! -se ríe-.
¿Tanto les cuesta aprender inglés?
Me aterra más escucharles diciendo las cosas muy mal en castellano. No se lo creen. Imagínate que tuvieran que expresarlo en un idioma que no fuera el suyo… Al final, mentir es sostener una verdad en la que no se cree. La política se ha pervertido. La ideología ya es solo una palabra. ¿Cuál es la diferencia entre la izquierda y la derecha? ¿La píldora del día después? ¿Que los gays puedan casarse? Cuando se da cierto confort, como es el caso, las ideas se pegan y son más espirituales que materiales.
¿Qué más le aterra de los políticos?
Que politicen en exceso a los industriales, empresarios y trabajadores, hasta el punto de que sólo sea posible el “con ellos o contra ellos”. Ojalá no pensaran en la política como si fuera un modo de vida. Los leñazos en el ámbito privado son mucho más determinantes y te enseñan a caminar.
Una mala serie podría arruinar una productora, pero un caso de corrupción no echa a un partido del Gobierno.
Siguen en los gobiernos sin poner remedios para que no vuelva a pasar. ¿Por qué ocurre? Volvemos a la perversión de los grupos que funcionan de manera insana. La cuenta de resultados de una empresa está directamente relacionada con la gestión. El político, en teoría el dirigente que debería limitarse a que pudieran darse buenas condiciones para la gestión, llena el paisaje de primos, amigos o sucedáneos y obliga a los empresarios a atender constantemente llamadas y favores.
Peligroso.
En España, los políticos son una manada mucho más grande que en Alemania, un país con una población menor. Cuando la política se convierte en “voy a ver si me quedo con esto”, se olvida el objetivo final: gestionar éticamente el país al que se han encomendado. Los políticos entran en el partido que les hace hueco y no en el que elegirían en función de su sensibilidad ideológica.
Toca muy bien el piano. ¿Qué banda sonora le pondría al desgobierno de España?
Desde La Macarena hasta Brahms. La gran variedad de culturas que integra este país lo hace posible, pero hablemos en serio del desgobierno. Estamos dando un pésimo ejemplo a nuestros jóvenes. Sofocamos sus valores. Rousseau decía que el ser humano nace puro y que la sociedad lo pervierte. Que nos pervierta la sociedad si tiene que hacerlo, ¡pero no los políticos! A esta perversión también contribuyen los medios de algún modo.
¿A qué se refiere?
Pongo el telediario y sólo veo política o fútbol. Hay muchísimos jóvenes en internet rompiendo moldes y desplegando talento. No los veo en la tele. Todos nos convertimos en víctimas de eso. Miro a España y veo gente maravillosa y también a otros que se agarran, haciendo rafting, para ver si logran algo que les dure en el tiempo. He visto secretarios de Estado a los que los codazos políticos les han dejado sin poder pagar los colegios de sus hijos. Esa es la venganza de la política.
¿Cuál es el pecado capital de los españoles?
Se dice que la envidia, pero es una mentira estratosférica. He vivido en 26 países distintos. He encontrado envidia allí adonde he ido. Es aquel sentimiento de incapacidad o rencor ante lo que crees que puedes hacer y no te dejan. En España hay demasiado talento para poca tarta. Por eso estamos a zarpazos.
¿La España del desgobierno se ha convertido en 'Aquí no hay quien viva'?
Aquí no hay quien viva por lo menos nos hacía reír. Estos protagonistas son poco graciosos… Es la pelea del ego. Cada día repiten las mismas contradicciones e insultan la inteligencia de los españoles. Con una palabra podríamos resumir esta crisis: sinfonía.
¿Sinfonía?
Sinfonos significa en griego poner de acuerdo los sonidos, precisamente lo que no están logrando. Es torpe y antiguo. En otros países de Europa se fraguan las alianzas entre los diferentes. Aquí sólo se piensa de hoy para mañana, en “a ver si no pierdo tal puesto”.
De entre todos los vecinos de la escalera del Congreso, ¿quién tiene la culpa de que no haya Gobierno?
El sistema, que se ha quedado obsoleto. Los líderes dicen no a una persona en concreto, pero detrás de ellas hay millones de personas, sean de Izquierda Unida o del PP. Si uno de los cuatro se niega a apoyar a alguien, que explique sus motivos con concreción. Si no se descalifica con rigor, se insulta a los votantes.
Pero, ¿entre los cuatro líderes hay alguno que bloquea la formación del Gobierno?
Vienen diciendo lo mismo desde las elecciones y sólo piensan en sus votos de mañana. Me encantaría invitar a cenar a los cuatro y decirles lo que me ha enseñado vivir en tantos países. Les pondría en un aprieto.
Imaginemos, entonces, que los tenemos sentados en esta mesa. Bendita casualidad. Quedan cuatro sillas vacías. ¿Qué le diría a Rajoy?
“¿Hasta cuándo?” Me consta que lo está pasando muy mal. Se ve en una encrucijada de la que daría cualquier cosa por salir.
Menos su cabeza.
No creo que esté aguantando ahí por salvar su pescuezo. Ya ha quemado muchos cartuchos. Sus características no me parecen las de un fajador del dolor. Una vez hecha la pregunta -hasta cuándo- me contestaría: “¿No te das cuenta de que llevo a disposición del resto de partidos mucho tiempo? Tengo el suficiente bagaje ministerial como para saber que, en este momento, si no presido el Gobierno, el próximo Ejecutivo durará diez minutos”.
¿Qué consejo le daría?
Que pacte por encima de todo y que llegue a los acuerdos por encima de partidismos de cualquier tipo. Que no piense en el futuro ni en quienes morirán o sobrevivirán políticamente, sino en hacer de España una potencia. Hay material humano suficiente para conseguirlo.
¿Pactar por encima de todo implica su salida?
Si yo fuera Rajoy y me sintiera el óbice que impide la formación de Gobierno, me iría, pero no por coacción, sino por convicción. Buscaría un sustituto que me diera seguridad. Rajoy pensaría: “Tengo que escoger bien mi relevo para que no se vuelva contra mí y me haga pasar a la Historia como aquel que destrozó el partido e impidió el Gobierno”. Sabe que los sucesores muchas veces no respetan a sus antecesores. Las reglas de ese juego son muy difíciles. Sinceramente, creo que si él se sintiera el problema de España se iría. Pero no es el caso.
¿Qué sensaciones le suscita Albert Rivera?
Proyecta olor a lavanda, pero hace afirmaciones propias de un hombre de sesenta años. Me tiene hecho un lío. Podría representar a la clase media y a los empresarios del mañana, pero se agarra rabietas y ferocidades. Eso es lo que me confunde.
¿Pedro Sánchez?
Le diría de forma muy seria que se diera cuenta de la importancia que ha tenido el PSOE desde la clandestinidad hasta hoy. Que luche por el partido. Tiene que cuidar su supervivencia. Debería llegar a acuerdos de forma urgente.
¿Eso implica abstenerse para dejar gobernar a Rajoy?
Te voy a decir algo que muchos pueden creer una barbaridad. Me gustaría un Gobierno a cuatro: PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos. Todos ellos representan una parte importante del país. El gran acuerdo sería una lección para toda Europa. ¡Que piensen en la joya que tienen entre manos, y no en lo inmediato!
¿Ve a Unidos Podemos en un Gobierno con el PP?
Tengo mucho respeto al millón de votantes de Izquierda Unida. Han demostrado una gran fidelidad a su partido. En mi sector, mucho de lo que hacemos no sería posible sin la gente joven, de izquierdas y rompedora; aquellos que aman la fantasía y no quieren reglas que les frenen. Eso me hace pensar… No quiero quitar a nadie de ese gran acuerdo.
¿Realmente lo cree posible?
El Gobierno a cuatro, en el fondo, será sí o sí porque también es Gobierno el no dejar gobernar. Si llevan a La Moncloa una mayoría menor, será como correr los cien metros lisos con tendinitis. ¿Adónde iremos a parar? El gran acuerdo requiere solvencia humana y personal, que permee en todos los partidos. También toneladas de inteligencia, claro.
Nos hemos dejado a Pablo Iglesias. ¿Qué le diría?
Que se centrase más en su partido y no en ser un personaje popular o mediático. Sé de lo que hablo. La notoriedad se puede volver en contra del famoso y terminar haciéndole daño.
Más de una vez ha dicho que el cuervo Rockefeller se atreve a decir lo que todo el mundo calla. ¿Les hubiese dado los mismos consejos a los cuatro líderes?
Hubiese sido mucho más bruto porque no tiene miedo a nada. Le hubiera salido el “¡toma, políticos!”. Tiene mi sensibilidad, pero sin ataduras. Creo que cuando uno está vigente debe hablar en libertad, pero también con toda la prudencia posible. Rockefeller hubiera hablado de un caos mundial y de los brotes de injusticia, miserabilidad y bastardía que nos asolan.
¿Hubiese sido mejor pedir la entrevista con Rockefeller?
¡Sin duda alguna! –suelta una carcajada–. Pero tarde o temprano me hubieran echado la culpa a mí.
En una entrevista con este periódico, Jaime Peñafiel acusó a Felipe VI de tener una actitud pasiva en exceso y le pidió que borboneara y presionara a los cuatro lideres en lo que a la formación de Gobierno se refiere.
Felipe VI es una persona maravillosamente preparada y tremendamente educada. En eso ha salido a la reina Sofía, son profesionales de esto. Sabe lo que tiene que representar. Le ha tocado un gran marrón, además sin precedentes, lo que imposibilita testar las consecuencias de los movimientos anteriores. Lo del puñetazo en la mesa que decía Peñafiel no lo veo. Prefiero la diplomacia. Obligar a decidir no es el papel de la Corona. Otra solución sería que el rey buscase a alguien fuera de la política.
¿Un presidente independiente?
Sí, un tipo que fuera capaz de conciliar las cuatro fuerzas.
Deme un nombre.
Eso es muy difícil. Creo que Vargas Llosa con quince años menos sería fantástico y, además, tiene experiencia política. No hablo tanto de él en concreto, sino de su corte de personalidad. Inteligente, talentoso, sensato, vivo y con ganas.
¡Isabel Preysler a La Moncloa!
¿Te imaginas? Eso haría feliz a todo el mundillo del corazón.
¿Algún español como presidente independiente?
Luis María Anson. No he visto nunca una persona tan liberal siendo de derechas. Entiende muy bien a la izquierda y tiene un sentido de la Justicia enorme. No le duelen prendas en criticar a quien crea que lo merece. Sería un buen presidente de consenso.
Lleva media vida dedicado a esto. ¿Por qué Podemos funciona tan bien en pantalla? ¿Qué le dice su intuición?
¡Por lo bien que habla! Dice y comunica bien. Se le ve con una formación actual. Eso es importante porque, independientemente de la ideología, Pablo Iglesias suena fresco. El problema de su discurso es que requiere de mucho hormigón en la base porque promete la verdad sana e inmediata. Aunque tiene la habilidad de dar marcha atrás cuando se equivoca, algo no frecuente en el resto de políticos. El español estaba asqueado de escuchar siempre lo mismo y llegó Podemos.
Se dice que Podemos no hubiera sido posible sin el apoyo de La Sexta.
Siempre que se vende algo, debe acompañarlo una campaña de marketing. Pero no creo que sólo tenga que ver con el fenómeno de La Sexta. Ha contado más el cansancio del ciudadano, que necesitaba pintar su casa de otro color. Es muy difícil que un político se renueve y Podemos irrumpió con un discurso fresco, directo y sin ambages. Tengo muchos amigos burgueses cuyos hijos han votado a Podemos para jorobarles.
¿Es posible informarse a través de la televisión en España?
Sí. Y también es posible formarse.
¿Qué tal ve de salud a Televisión Española?
En este punto no puedo ser imparcial. Ha sido mi conservatorio. La veo con todas sus capacidades intactas. Me parece una aberración que les hayan prohibido emitir publicidad, que era su vía para revitalizarse. Una televisión pública debe ser una universidad para las generaciones venideras. Tenemos una de las mejores orquestas de Europa. No podemos perderla.
Hablemos del duopolio televisivo. ¿Limita la libertad de expresión?
Es un desatino lo que ha ocurrido con la televisión en España, no sólo con el duopolio. Cuando se abrieron las licencias para las televisiones a través de la TDT se hizo pensando en que hubiera mucho más movimiento de canales y así creciera el sector. Pero si hay dos grupos que ya van bien y se les da cinco o siete canales más a cada uno, lógicamente la competencia disminuye. No habría que haberles dado tanto, sino repartirlo.
¿Por qué ocurrió así?
Nadie actúa completamente en libertad.
Dos italianos controlan la televisión en España. Maurizio Carlotti, Atresmedia; Paolo Vasile, Mediaset.
Soy amigo personal de los dos. El roce hace el problema, pero también el cariño. Carlotti y Vasile, después de tanto tiempo, son más españoles que el chotis. Si no lo fueran, ya se habrían escapado. Han hecho el suficiente dinero para haberse ido y me consta que han tenido ofertas suficientes. Por tanto, dos italoespañoles gobiernan el duopolio.
El repunte del PP el pasado 26-J fue inesperado. Muchos entonaron aquello de “la corrupción sale gratis en España”.
Esto se podría mantener con cualquier partido. Quien esté exento de pecado que tire la primera piedra. Hay una especie de cinismo. Saben que se financian a través del dinero de empresarios u otro tipo de cosas. Los partidos deberían vivir única y exclusivamente de las donaciones de los afiliados. Pero como las campañas son carísimas y tirar con pólvora del rey no hace daño… Otra cosa sería si no llegaran a fin de mes. El sistema se ha envilecido.
¿A qué atribuye entonces la subida del Partido Popular?
Fue fruto de una reflexión. Muchos sacrificaron su voto a favor del partido más votado para poder tener un Gobierno. Los españoles tuvieron más sentido de Estado que sus políticos.
A usted intentaron vincularle con la corrupción del PP. Primero fue Jaume Matas y luego Luis Bárcenas.
Lo de Bárcenas tuvo mucha gracia. En los papeles ponía Moreno y cuando le preguntaron dijo: “Ese debe de ser el ventrílocuo”. De ser verdad, me hubiera gustado que la cifra fuera más alta, aunque sea para fardar. Para bien y para mal soy notorio. Cuando asomo la cara, provoco cosas buenas, malas y regulares.
¿Pero por qué cree que le vincularon a la corrupción del PP?
En el caso de Matas fue diferente. Un trabajador mío se autoinculpó y me acusó para hacerme un chantaje. No lo consiguió. Aseguró que yo di al Gobierno balear 200.000 euros en la fiesta de presentación. Demostré al juez, llevando esa cantidad en billetes falsos, que es imposible portar aquello sin un maletín, como decía el acusado. No duré nada como imputado, fui de los más breves de este país.
Pero, ¿por qué cree que Bárcenas le nombró?
Le sonó el Moreno… Adinerado, famoso, burgués… En lo de burgués también se equivocó.
¿No es usted un burgués?
No. Por lo menos en el sentido que yo doy a esa palabra, aunque probablemente me equivoque. Veo burgués a un señor acomodado que vive de sus rentas y que tiene una visión de la vida más hedonista que real. Sacar adelante una serie es una tortura. Maravillosa, pero tortura.
En una entrevista con EL ESPAÑOL, Ángel Gabilondo dijo que uno de los mayores problemas de la corrupción es que no existen mecanismos para ‘pillar’ o ‘sancionar’ a los corruptores.
Lo diré de una forma un poco ordinaria, sin finuras: hay que reducir la clase política a la cuarta parte y pagarles maravillosamente. Hacerles ricos de entrada. Algunos se seguirían corrompiendo, pero serían muchos menos. Si tienes un futuro asegurado y sabes que van a pasar por tus manos millones de euros, la tentación es mucho menor. Tengo una teoría opuesta a la de Rousseau: el ser humano maduro es capaz de hacer cualquier cosa para salir indemne.
¿Cambiaría la ley electoral?
Por supuesto. La doble vuelta es muy sana y no estaríamos como estamos.
¿Qué me dice del independentismo?
Es una antigüedad. Estoy muy orgulloso de que en este país se hable catalán y euskera. Me encanta. Pero desmembrar olvidando la mitad de una población me parece antiguo. La tendencia es globalizar y unir, no separar.
¿España corre el riesgo de romperse?
No se romperá nunca. Además, en contra de lo que pueda parecer, somos un país muy reflexivo.
¿Este país sólo se une cuando hay unos Juegos Olímpicos de por medio?
No. La unión empieza cuando se coge el avión. En cuanto se aterriza en otro sitio, uno se siente más español que antes.
¿Qué le inspira Nadal? Ha sido una de las notas más destacadas de Río.
Rafael Nadal es España en estado puro. Soy un 'nadalista' acérrimo. The Economist lo calificó como una de las diez personas más influyentes del mundo. Es multimillonario, no le hace falta sufrir ni aguantar a un árbitro como Bernardes. No tiene ninguna de las necesidades que mueve a la gente a hacer cosas dolientes y con esfuerzo. No necesita ir a las olimpiadas. Ha dado todo sin recibir nada a cambio. Lo de Nadal es un ejemplo permanente. Volverá a ganar grand slams. Por cierto, hay algo que me encanta: se enfada con una cantidad de límites… McEnroe hubiera tirado a Bernardes de la silla.
No han llegado mucha medallas a la vitrina española.
Tenemos capacidad para lograr alrededor de treinta, pero no se ha invertido el dinero suficiente. Muchos atletas tienen que pagarse sus entrenamientos. Pedimos que lleguen los mejores, pero no les facilitamos el camino. Barcelona es un ejemplo clarísimo. Invertimos y batimos nuestro récord de medallas. El talento lo tenemos. Somos un país maravilloso que lleva ochocientos años mal gobernado.
Crisis de refugiados. ¿Conviene abrir o cerrar las puertas de Europa?
Es un tema muy complicado con el que no se puede dogmatizar. Los dos extremos son malos. He viajado mucho y siempre me han atendido bien. Por eso es imposible que sea partidario de cerrar nuestro país al resto. Dicho lo cual, debemos trabajar en el origen. Hay muchos que no huyen y que se aprovechan de la confusión para invadir. ¿A quién dejo pasar y a quién no? ¿Sólo a los que sufren? Es imposible aclararlo. Tratemos de ayudarles antes de que tengan que escapar en la medida de nuestras posibilidades.