Alejo Vidal-Quadras fue primero azote del nacionalismo catalán desde el PP, luego azote del propio PP desde el Parlamento Europeo, ahora se deja querer por Vox, hace de Pimpinela Escarlata de los opositores iraníes exiliados por todo el mundo, sigue siendo físico nuclear y dando clases y conferencias y mirando a los políticos que por aquí corren con una ironía veteada de horror. Sus peores pesadillas: Mariano Rajoy, Donald Trump y los ayatollahs iraníes, no necesariamente por este orden.
Sí, señorita Grau, vamos a hacer esta entrevista en castellano para que usted no la tenga que traducir. Tradutore traditore… Aunque debo admitir que se me hace raro hablar castellano con usted, con quien siempre me he comunicado en catalán. Fingiremos que somos aristócratas rusos en una novela de Tolstói, hablando en francés en vez de en ruso…
¿Por dónde quiere empezar, señorita? ¿Me pide que cuente cómo nos conocimos usted y yo? Qué dice, cómo se me va a haber olvidado… Fue en Barcelona, ¿no? Sí, no fue en Saint-Tropez… Yo era presidente del PP de Cataluña, correcto sí… y usted trabajaba en el diario catalanista Avui.
Es verdad que por aquellos años se celebró en el Parlamento catalán un pleno para legalizar Els Segadors como himno oficial de Cataluña. Recuerdo esa sesión, sí. Todos los grupos, no sólo los nacionalistas, hicieron un panegírico de la dichosa revuelta dels Segadors. Los socialistas catalanes se apuntaron encantados a ese carro, estaban en ese sentido muy sometidos al pensamiento nacionalista único… Entonces yo recuerdo que hice un discurso que no era agresivo, agresivo para nada. Yo lo recuerdo hasta respetuoso. Pero sí señalé algunas verdades históricas. Eso causó en la cámara gran agitación y consternación...
Me confiesa usted que estaba medio dormida en el palco de prensa, resignada a cubrir el típico pleno soporífero, cuando de repente empecé a hablar yo…. Y claro, se acabó el sopor. Es verdad que aquello estaba planteado con miras a una gran corrección institucional, en la línea de este patriotismo provinciano de los nacionalistas. Yo me situé en el contexto en que verdaderamente nació la canción de Els Segadors. Me limité a recordar que en 1640 se produjo una revuelta fruto de las rivalidades entre distintas banderías o facciones de la sociedad catalana de la época, donde por cierto una de las profesiones más lucrativas y extendidas era la de bandido… Lo cual no ha cambiado mucho si nos fijamos en Jordi Pujol… Pero bueno, yo hice ver que aquello fue una salvajada, con el asesinato del virrey…
¿Llegué a mencionar a las doncellas ultrajadas por los sediciosos, recuerda usted?... Sí, hubo una explosión de barbarie y una deslealtad profunda al rey, a la Corona española, tónica que también se ha mantenido en el tiempo… En aquel momento los catalanes se alían con la Corona francesa contra la española, nada menos… Lo que se cometió fue, directamente, alta traición. Lo que todos los grupos parlamentarios catalanes trataban de presentar como glorioso heroísmo era pura barbarie, pura felonía. Recuerdo que casi se me comen cuando dije que los catalanes, levantándose contra el rey de España, se habían levantado contra su señor natural… Vamos, reaccionaron como si les hubieran dado una patada en el trigémino…
Al acabar nos cruzamos usted y yo en el pasillo, me recuerda usted que yo le guiñé el ojo y le dije, dame la caña que me tengas que dar, pero poquita… Y luego es verdad que la acerqué a usted al centro de la ciudad en mi scooter de la época… Y sí, también es rigurosamente cierto que, como usted llevaba faldas y al montarse en la moto le quedaban las piernas en cierto modo al aire, pues le presté mi gabardina para que se las cubriera… Sus piernas, sí. Bueno, es una reacción protectora propia de un caballero conservador. Espero que usted no se lo tomara mal… ¿Al contrario? Pues menos mal.
Y fatalmente llegamos a cuando yo me querellé en los tribunales contra usted, señorita. Pues sí. A usted le habían filtrado un documento interno del PP que se me atribuyó a mí. Era un momento de enfrentamiento muy fuerte entre los anteriores dirigentes del PP catalán, concretamente el actual ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y su hermano Alberto, contra el grupo nuevo que representaba yo. En medio de esa terrible crisis interna varios de ellos escribieron ese documento, de sintaxis bastante peculiar, por cierto, lo filtraron y me lo atribuyeron a mí. A mí lo que más me ofendió es que me atribuyeran algo tan incorrecto desde el punto de vista gramatical…
¿Cómo dice? ¿Que usted no va a contar ahora ni nunca quién le filtró el documento? Claro, claaaro, el derecho del periodista a preservar sus fuenteeees… ¿Qué dice? ¿Que voy bastante desencaminado en mis sospechas sobre el origen de la filtración? Dice usted, señorita, que fue “bastante más un inside job de lo que parece”. Y veo que discrepa de mi apreciación de que la gramática o la sintaxis del documento de marras fuesen monstruosas. Según usted se quedaban en… apresuradas.
Parece que usted y yo sólo estamos de acuerdo en una cosa: en que el documento en sí era una bomba. Usted lo califica de… ¿visionario, ha dicho? Recuerdo que la prensa de la época, es decir, usted, destacó que yo (presuntamente…) acusaba a Pujol de hacer sus gobiernos con criterios de pureza de sangre. Sí, supongo que eligieron titular por ahí porque era lo más espectacular. Pero me reconforta que usted me reconozca con los años, señorita, que lo verdaderamente sustantivo es que en aquel documento ya se avisaba, ya se ponía anticipadamente el dedo en la llaga, de la oleada de corrupción que nos iba a enterrar a todos. Tomo nota de lo que usted me dice ahora, señorita: que publicó aquello en su día pensando que era un disparate, pero que aquel disparate ha acabado haciéndose realidad en muchos sentidos... ¿Amargura dice que siente por ello? La entiendo, la entiendo…
Es verdad que la corrupción se conocía, pero no se tenían datos precisos. No se tenía visión global. Además, había un pacto de silencio que tenía dos patas. Una la del gobierno español de turno, que cuando necesitaba los votos de Pujol en el Congreso, pues callaba y miraba hacia otro lado a cambio de esos votos. Y, por lo demás, los grandes partidos nacionales eran tan corruptos a su vez, tanto, que todos callaban para protegerse entre sí. Así, la corrupción pujolista no sólo quedó impune, sino que fue in crescendo y llegó a alcanzar proporciones gigantescas. Hasta que estalló. Y no estalla curiosamente porque el Gobierno nacional quiera regenerar nada, porque de repente le hayan entrado unas ansias irrefrenables de justicia, sino porque los independentistas catalanes rompen el pacto a la siciliana de no entrar en territorio ajeno. Al declararse manifiestamente separatistas y emprender un proceso de desconexión de la realidad española, ese pacto a la siciliana se rompe, una famiglia entra en el terreno de otra y la otra responde a sangre y fuego, sacando la ametralladora, claro. Como en El Padrino. Y entonces sale toda la porquería acumulada del pujolismo durante tantos años. Un espectáculo lamentable.
Me hace usted una pregunta interesante, señorita. Me pregunta, si yo le digo que sabíamos o sospechábamos algo de esto, pero que nadie se imaginaba tanto, pues eso, que si yo la creo cuando usted me dice eso… Pues sí, la creo, porque era difícil tener visión global. Pujol además era muy bueno convirtiendo todas las denuncias contra él en ataques a la patria y a la bandera. Él había sido muy hábil presentándose como un excelente padre de familia, compendio de todas las virtudes morales y cívicas, entregado en cuerpo y alma a Cataluña… Esto lo refleja muy bien Boadella en Ubú president, cuando la secretaria le enseña a un visitante el orinal presidencial, decorado por Miró, que está allí porque Pujol trabaja tanto por Cataluña que no se levanta ni para ir al baño…
Pujol desencadenó durante décadas un poderoso imaginario colectivo que era mentira de arriba abajo. No es verdad que los catalanes seamos más laboriosos, más emprendedores, que tengamos virtudes familiares más sólidas. Somos como los demás.
Y las cosas que llegaron a decirse de mí en aquella época, parece… Me entero por usted, señorita, de que corría el rumor de que yo era como era por ser hijo ilegítimo (¡!), un bastardo incrustado en la familia Vidal-Quadras, y que yo al saber eso me reconcomía de demoníaca ambición para limpiar los borrones de mi origen… Me deja usted pasmado. En serio.
Bueno, yo siempre me negué a aceptar el statu quo. Y eso se paga. Pujol no toleraba esa actitud y por eso pidió mi cabeza cuando tuvo ocasión. Y la ocasión llegó… con el pacto del Majestic.
Ese pacto fue la rendición del centro-derecha español frente al nacionalismo catalán, el sacrificio del largo plazo al corto, el cerrar los ojos frente al peligro real que el nacionalismo representaba. No se vio que Pujol estaba tan necesitado de pactar como Aznar. Aznar se puso muy nervioso cuando vio que le faltaban 20 diputados y que de manera perentoria necesitaba el apoyo de los nacionalistas. Entonces él hace algo con lo que pierde mucha credibilidad: de manera brusca, cambia su actitud, su discurso y hasta sus principios para conseguir ese apoyo parlamentario.
¿Por qué afirmo que Pujol necesitaba tanto ese pacto como Aznar? Porque España estaba a las puertas del Euro. Quedarse fuera en aquel momento era un fracaso enorme. España, para variar, no cumplía ningún criterio de convergencia. Veníamos de una crisis económica, no tan pavorosa como la de 2008, pero sí muy seria, y no cumplíamos con nada de lo que pedía Bruselas. Entonces las empresas catalanas querían a toda costa que España entrara en el Euro y apretaban mucho a Pujol para que ayudara a formar gobierno. Y estos que apretaban a Pujol eran los mismos que le financiaban. Bien a las claras bien a través del famoso tres por ciento...
En resumen, Pujol tenía mucha presión para apoyar la formación del gobierno, y esto Aznar no lo vio. ¿Y por qué yo no se lo expliqué?, me pregunta usted. Pues no pude porque conmigo no habló. Aznar se echó en brazos de Pujol sin ni siquiera hablar conmigo, sí. Porque le daba vergüenza. A las negociaciones con Arzallus llevó a Jaime Mayor Oreja. Jaime fue escuchado. A mí se me marginó completamente. Lo llevó todo Rodrigo Rato… y también un poco Rajoy. Si se fija, dos tercios de los que se sentaron a la mesa del Majestic están hoy imputados y alguno, como Alavedra, hasta ha pasado por la cárcel.
Pujol, con habilidad extraordinaria, actuó con Aznar como el gato y el ratón. Le pidió el treinta por ciento del IRPF, el Instituto Social de la Marina, las políticas activas del INEM, el control del tráfico en las carreteras para los Mossos d’Esquadra… y la cabeza de Vidal-Quadras, al grito de: “Es que con Vidal-Quadras no se puede hablar”. Llegó a quejarse de que yo le faltaba al respeto…
Aznar no vio que aquello era un suicidio. Que todo el poder que das a los nacionalistas no les apacigua, sino todo lo contrario, les arma para alejarse más y más.
Fui excluido y humillado. Ni siquiera me invitaron a la cena del Majestic. Yo reaccioné con mi conferencia de verano en la Universidad Menéndez Pelayo, que desató una verdadera tormenta. Tuve seis portadas seguidas en El País. Entonces ya me pidieron que no me volviera a presentar al congreso del PP catalán en octubre. Me lo pidió Acebes. Yo me resistí al principio. Pero me convenció Jaime Mayor Oreja. Jaime me razonó que dada la dependencia del Gobierno de Madrid de los nacionalistas catalanes, aunque yo ganara el congreso del PP en Cataluña, que era muy posible que lo ganara, inmediatamente Aznar se vería obligado a destituirme y a nombrar una gestora. Porque Pujol no consiente de ninguna manera que tú sigas en el Parlament, me dijo. Entonces yo te pido por favor que por patriotismo pongas el interés nacional sobre tu legítima aspiración a seguir y a defender tus ideas. En ese momento me convenció y renuncié. Ahora sé que me equivoqué.
Me pregunta usted, señorita, si en la situación actual de bloqueo político alguien podría sacar alguna lección de todo aquello… Bueno, la más importante es que nunca hay que sacrificar el largo plazo por el corto ni anteponer el interés de partido al general. Porque a la larga pierdes los dos. Seréis triturados tú y tu país. Después del 20-D los dos grandes partidos nacionales tendrían que haber hecho una gran coalición a la alemana… Pero como aquí nadie sabe ni se acuerda de nada. Si Zapatero era gaseoso, Sánchez es directamente el vacío.
Pero es verdad que Rajoy sí estaba en el Majestic, él sí sabe qué pasó… El problema de Rajoy es la corrupción. Nadie entiende en España que Rita Barberá sea incinerada en la plaza pública por conocer todos los enjuagues mientras el líder máximo, que también los conocía, sigue ahí. El PSOE ha sido muy corrupto, pero por lo menos Sánchez no era secretario general, no era nada, cuando estos casos se producían.
¿Que hasta cuándo milité yo en el PP, me pregunta? Pues me di de baja en 2014.
¿Sugiere con eso que yo también fui partícipe de ese PP corrupto? Es verdad que todos somos corresponsables de algún modo. Pero yo no tuve ningún cargo orgánico. Jamás. ¿Que si me olía la tostada, que si sabía algo? Mire, de verdad que yo no fui consciente de la gravedad del problema hasta que estalló el caso Bárcenas…
Para ir acabando, me pregunta cómo veo este follón del Brexit… Bueno, eso ha estado siempre en los genes de los británicos. Siempre han querido una Europa más matizada, que no sobrenade la soberanía nacional. Eso provocaba tales tensiones con la visión franco-alemana de una Europa pseudofederal (y con un modelo social que a ellos les da erisipela…) que desataba sesiones verdaderamente tormentosas. Primero, los eurodiputados británicos salieron del Grupo Parlamentario Popular y ahora de la UE entera. Cameron hizo una cosa muy arriesgada, poner eso a referéndum, pero es que las presiones eran enormes, y como había ganado el de Escocia… pero este lo perdió, por los pelos, pero lo perdió. Y ahora todo el mundo va a perder. Es un absoluto desastre. Pero también es verdad que durante veinte años París y Berlín han hecho avanzar como una apisonadora su visión federal sin darse cuenta del peligro y olvidándose del consejo de los padres fundadores: les petits pas. Se han cometido muchos errores. El Brexit es un aviso de que hay que enfocar la UE de otra forma. Hay una corriente euroescéptica creciente y muy, muy agresiva. Es preciso reaccionar y reorientar la Unión.
Y acaba preguntándome por Irán, mi tema desde que me dedico, junto con otros colegas europeos, a apoyar a la oposición iraní en el exilio. La teocracia de Teherán es una de las peores amenazas para la paz, la estabilidad y la seguridad del mundo. Lo último es que han prohibido a las mujeres ir en bicicleta. Una mujer en Irán puede ser azotada por pintarse las uñas. Te pueden detener y darte palizas de muerte por poner música de los Rolling Stones en una fiesta en tu casa. A los homosexuales los cuelgan, a las adúlteras las lapidan. El régimen se sostiene porque cualquier oposición es sistemáticamente aniquilada, por leve que sea. El apaciguamiento intentado por la UE y EEUU es un error, creyendo que hay un sector moderado por el que apostar. No lo hay. Son todos radicales. Lo único que ha funcionado son las sanciones y la presión diplomática. No firmaron el acuerdo nuclear por convicción, sino porque su economía estaba al borde del colapso. Pues bien, en lugar de aprovechar eso para seguir presionando y exigirles respeto a los derechos humanos, se apuntan el tanto del acuerdo nuclear y ya está, a mirar para otro lado…
¿Que cómo veo yo las inminentes elecciones en Estados Unidos? Mire usted, yo creo que Trump es una pesadilla. Me imagino el mundo con Donald Trump en la Casa Blanca y siento una enorme inquietud. ¿Yo, fan de Hillary Clinton? No, para nada, me parece una típica representante del establishment con pocos escrúpulos. Pero vamos, si yo fuese americano votaría por Hillary… ¡sin ninguna duda!