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Rachid Boutarbouch comienza la entrevista negando su pertenencia a Justicia y Espiritualidad. Este movimiento rechaza la legitimidad religiosa del monarca marroquí Mohamed VI y lucha de forma pacífica por instaurar un estado islámico en el que la sharia sea la única fuente de legislación. Boutarbouch, según el periodista Ignacio Cembrero, es el jefe espiritual de este movimiento islamista. Lo apunta en su libro La España de Alá, en el que recoge la opinión de Boutarbouch acerca de la conmemoración de la Toma de Granada por los Reyes Católicos: "Supone un riesgo para la convivencia democrática". Un poco más tarde, matiza su respuesta: "En España no existe Justicia y Espiritualidad como tal. No tiene filial organizacional o territorial. Como la gente de izquierdas de España que no pertenecen al Partido Comunista de Rusia pero comparten muchas de sus ideas".
Rachid Boutarbouch, que nació en la ciudad marroquí de Salé, vive actualmente entre San Sebastián, Granada y Rabat. Es el ideólogo de la primera universidad islámica en España, iniciativa que comenzará a rodar el 1 de octubre de este año. Doctor en Estudios árabes e islámicos por la Universidad Autónoma de Madrid y autor del libro Los islamistas marroquíes y la participación política, Boutarbouch es tajante en sus afirmaciones: "No, no soy miembro de Justicia y Espiritualidad. La universidad no tiene en absoluto ninguna relación con este movimiento. Sin embargo, sé que está lejos de la violencia, actúa de una forma pública, lucha contra la corrupción y el despotismo, y reivindica la libertad y la democracia".
Sergio Castaño, especialista en política internacional, experto en movimientos islamistas y autor del libro Los Hermanos Musulmanes, señala que "ninguno de los miembros de movimientos islamistas en Europa reconoce su pertenencia a ninguna organización". "De esta forma evitan que se puedan establecer vínculos con entidades que en ocasiones están ilegalizadas en otros países y podrían dificultar su actuación en Europa. Hay numerosos lazos afectivos e incluso familiares que les vinculan con las redes islamistas, a pesar de no participar como miembros activos en dichas organizaciones", añade.
La supuesta pertenencia de Boutarbouch a Justicia y Espiritualidad se cita en el Documento Marco (2012), un informe sobre los movimientos islamistas en España elaborado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Según el documento, el marroquí es el organizador de dicha red en España. Sin embargo, según Sergio Castaño, "aunque la conexión es probable, es difícil probarla". El movimiento marroquí, aunque condena cualquier tipo de violencia, lucha por implantar el segundo Califato.
"No es una red salafista en tanto que los salafistas quieren volver a los modos de vida del Siglo VI. Justicia y Espiritualidad es islamista: se basa en los principios del islam para adaptarlos a la modernidad. Es decir, que la sharia regule todos los aspectos de la vida. Esto puede resultar controvertido porque, según el interés, la sharia se interpreta de una manera u otra. Por ejemplo, yihad significa lucha. Puede ser la lucha para llegar a ser un buen musulmán o puede ser la confrontación bélica", matiza el especialista en política internacional.
"La finalidad es captar seguidores"
La primera universidad islámica en España será virtual, un apéndice de la ya existente universidad islámica de Minnesota (Estados Unidos). Es esta la que le otorga la oficialidad del título, no España. En la versión estadounidense de la universidad, hay grados y doctorados. El de filosofía, por ejemplo, cuesta 2.000 dólares más 100 de matriculación. 1.000 más para defender la tesis. El Centro Cultural Islámico de San Sebastián será la sede de la universidad, a la que los alumnos acudirán para hacer los exámenes una vez al año. En cuanto al precio, Boutarbouch prefiere "no contestar".
La página web de la universidad islámica en Europa, que solo está en árabe, será la plataforma de la que descargar los temarios. El proyecto ya funciona en Francia, Reino Unido, Italia y Bélgica: "Estos países han acogido la universidad sin ningún asombro o temor", comenta Boutarbouch.
"El objetivo es colmar un vacío. Los jóvenes musulmanes están ansiosos por conocer su religión. Pero cuando no existe una vía clara como la universidad, capaz de responder a sus interrogantes, estos jóvenes se dirigen a las redes sociales donde existen páginas y revistas de Daesh con interpretaciones radicales de la religión", explica Rachid Boutarbouch. En definitiva, se proponen luchar contra el yihadismo desde el ámbito académico.
"Las asignaturas tratarán las diferentes doctrinas y escuelas de jurisprudencia, además de una visión sobre el Corán y la Sunna (tradición profética). También se impartirán asignaturas sobre las formas de extraer y emitir fetuas [decisiones de especialistas en ley islámica que pueden tener fuerza legal]", explica el impulsor de la universidad.
Sergio Castaño señala que los movimientos islamistas "tienen un proyecto a largo plazo, que es implantar su ideología por los países árabes y también occidentales". "Su objetivo es islamizar, no tienen prisa, no necesitan alcanzarlo en cinco años. Ellos quieren extender su manera particular de entender de la vida y crean asociaciones lideradas por empresarios, teólogos, intelectuales... La universidad es donde más seguidores captan".
Según un comunicado elaborado por la propia universidad islámica, "la mayoría de solicitudes recibidas son de imanes y jóvenes de ámbitos científico-técnicos con cierto estatus social. Los interesados en estudiar ciencias islámicas son de sectores importantes e influyentes en la sociedad".
Boutarbouch no está de acuerdo con la interpretación de Castaño. Se define como un firme defensor del derecho de los pueblos a elegir libremente a sus gobernantes. "He defendido la Primavera Árabe y la reivindicación de los jóvenes para la democracia en los países árabes. Sin embargo, los gobiernos occidentales han decepcionado las aspiraciones de los árabes a la libertad, dando paso a los golpistas en Egipto, Libia, Yemen y Túnez. Daesh solo apareció después de fracasar la Primavera Árabe".
Preguntado por cómo pretenden llegar a los jóvenes de las capas sociales más bajas, donde la radicalización es más frecuente, Boutarbouch alude a la universidad islámica como centro de formación de imanes. "Tengo el conocimiento necesario para que un imán sea influyente en su sociedad, basándose en la moderación y previniendo el fanatismo", apunta. De hecho, una de las "salidas profesionales" de esta universidad, sería la de imán. Esta figura se encargaría de transmitir el mensaje religioso moderado que propugna dicho centro educativo. "Los titulados serán especialistas en pensamiento y cultura islámica. Pueden ocupar también puestos como profesores, orientadores pedagógicos o peritos en la materia. Normalmente, nadie pregunta por los puestos que desempeñarían los titulados en Sociología, Filosofía, Literatura... Nuestra universidad en sí misma es una respuesta a los que dicen: 'Quiero conocer mi religión'".
"Financión opaca"
En la página web no se especifica el precio por asignatura ni matrícula anual. Según Rachid Boutarbouch, "la fuente de financiación de la universidad son los propios estudiantes". "Teniendo en cuenta que es virtual y vinculada con la universidad islámica en Estados Unidos, no necesita una financiación cuantiosa". Sergio Castaño señala que "la financiación es muy opaca". "Lo que suelen hacer es crear grandes estructuras, escuelas, hospitales, periódicos... Participan en todos los sectores. Además, hay muchos mecenas que les financian, especialmente desde Qatar y de países del Golfo".
Para Boutarbouch, es Occidente el responsable de alimentar el "choque cultural". "La imagen de agentes armados de la policía multando a mujeres que han optado libremente por una vestimenta determinada es una vergüenza para la democracia occidental. El aprendizaje y el conocimiento facilitan la comunicación entre los individuos", comenta en defensa del proyecto universitario islámico.