Abel Matutes II, el rey del ocio de Ibiza
Con más de 10.000 empleados a sus órdenes, el hijo del exministro en la época de Aznar está implantando en la isla un modelo de negocio basado en el lujo por el lujo.
18 septiembre, 2016 02:19Noticias relacionadas
Comienza la cuenta atrás para que la temporada 2016 en Ibiza cuelgue el cartel de “cerrado por vacaciones”. Cinco meses en los que la isla blanca ha vivido (casi) el fin de su transformación: del clubbing para todos los públicos al turismo dirigido al alto poder adquisitivo. Y no es aquel tipo de turista que está dispuesto a pagar 60 euros por entrar a Amnesia o consumir una copa a 20 euros en Space, sino ese extranjero que sube un peldaño más y busca en esta pitiusa una habitación por 600 euros la noche o 1.000 euros por una cena.
Esta evolución tiene nombre y apellidos. Detrás de ella está Abel Matutes Prats (Ibiza, 25 de abril de 1977), el delfín del ex ministro de Exteriores durante el primer gobierno de José María Aznar. Este empresario, con más de 10.000 empleados a sus órdenes, ha conseguido que los visitantes ibicencos dejen de bailar al ritmo de Pachá, Privilege o Space para hacerlo al suyo. Abel Matutes Jr II de Ibiza o cómo conseguir que la isla baile a tu son.
La Gran Vía de Madrid, la Avenida de los campos Elíseos de París, el Paseo de la fama de Hollywood y… Playa d’en Bossa en Ibiza. En la calle paralela a esta playa de Sant Josep tiene sus orígenes el imperio Matutes, cuando el patriarca, durante su época de alcalde franquista, mandó construir un complejo hotelero con más de 600 habitaciones. Poco le duró la alegría y es que el Tribunal Supremo ordenó su derribo. Lejos de hundirse, comenzó en esta avenida que no se apaga en las 24 horas del día desde el inicio de cada temporada lo que ahora es un imperio que se extiende por todo Ibiza, el resto de España, República Dominicana, México, Brasil, Italia, etc y que ahora controla su hijo.
En Playa d’en Bossa está el que puede considerarse como buque insignia de su modelo de negocio: el hotel Ushuaïa. Desde 2011 este establecimiento convertido en discoteca al aire libre desde primera hora de la tarde hasta las 12 de la noche marca la agenda fiestera de la isla. La suite más cara del hotel cuesta 10.000 euros la noche y una botella de champán durante la sesión de house puede alcanzar los 6.000 euros.
Una imagen sofisticada, detallista y un culto a la opulencia que es el resultado de un modelo de negocio basado en el lujo por el lujo. “Abel es muy perfeccionista, busca siempre el éxito por encima de todo y le da pavor el inmovilismo. No concibe una empresa que no esté en constante evolución”, explica a EL ESPAÑOL un trabajador que durante años ha estado dentro del núcleo duro del conglomerado empresarial. “Le gusta que todo, absolutamente todo, esté controlado”, añade.
Sin embargo, lo que no ha podido controlar es cómo este jueves entraban en su Ushuaïa agentes de la Agencia Tributaria para realizar un registro por presunto fraude fiscal. También se personaron inspectores junto a expertos de la unidad informática para registrar la sede del grupo Matute. “Está nervioso, no tanto por lo que puedan encontrar los agentes porque asegura por activa y por pasiva que no tiene nada que esconder, sino por crisis de reputación que puede generar a sus negocios”, afirma esta misma fuente.
Ushuaïa llevado a los grandes titulares de medios de comunicación como objetivo de un presunto fraude fiscal y no a través de un publirreportaje sobre sus fiestas: “Imagina, es para estar preocupado”. No obstante, no es la primera vez que a Matutes le salpica un escándalo en su local estrella de Ibiza. Durante su primer verano de vida el jefe de seguridad de Ushuaïa mató a un camarero del hotel de un brutal puñetazo con la mano izquierda. El joven fallecido, de 28 años, no consiguió recuperarse del golpe que le destrozó la mandíbula y le provocó un traumatismo craneoencefálico.
“Matutes lo controla todo en la isla. Es suya hasta la compañía de ferries que más viajes hace de la península a la isla (Balearia). De ahí que ese fatídico suceso apenas empañara la imagen de su compañía. Pocos se acuerdan de que su jefe de seguridad matase a otro compañero, el rastro sólo queda en las hemerotecas”, analiza a este medio un alto directivo de una discoteca de la competencia que prefiere mantenerse en el anonimato.
Además, pone ejemplos: “¿Qué pasó con Miguel Ángel Flores tras la trágica noche de Halloween en el Madrid Arena o con los propietarios de la discoteca del Balcón de Rosales después de que un portero matase a Álvaro Ussía?”, se pregunta, quien se responde a la vez: “Están desaparecidos. Matutes no”.
Este empresario enamorado de deportes como la Fórmula 1, el fútbol y el baloncesto se define como “liberal” y “respetuoso” con aquellos con los que respetan. No es adicto a las redes sociales -“tuiteo poco y desordenadamente”, reza en su perfil-, aunque sigue la actualidad política y social a través de Twitter. Lo hace para dejar claro por ejemplo, durante la fallida investidura de Mariano Rajoy, que en España estamos “rodeados” de “niñatos e irresponsables”. Además, se ve cancelando sus viajes de Navidad porque le tocará volver a votar en esas fechas: “Qué drama tiene el PSOE y España con Pedro Sánchez. Para hacérselo mirar seriamente”.
Tampoco tiene reparos en recurrir a los insultos públicos cuando un tuit de otro usuario le molesta. Cuando el rapero Hasel se felicitó por la muerte del torero Víctor Barrio este verano -”Si todas las corridas de toros acabaran como las de Víctor Barrio, más de uno íbamos a verlas”-, Matutes Jr contestó: “¿Se puede ser más retrasado mental? Como no canta una muerta intenta que le sigan diciendo gilipolleces. Qué asco das”.
Se puede ser más retrasado mental? Como no canta una mierda intenta q le siguen diciendo gilipolleces. Q asco das!! https://t.co/r7kIHjnPM2
— Abel Matutes Prats (@AMatumatu) 10 de julio de 2016
Quienes conoce al hijo del ex ministro confirman a este diario que se parece a su padre en su tacañería -”nadie se hace rico de otra forma”-. Matutes Jr, director general del Palladium Hotel Group, factura más de 400 millones cada año. “El dinero es miedoso y si no sabe cuáles van a ser exactamente las reglas del juego, no se arriesga”, explicaba en una entrevista concedida el pasado año al diario El Mundo.
Vive en Pozuelo de Alarcón (Madrid) en una casa reformada junto a su mujer Linda Scaperotto, quien posó en Navidad junto a sus hijos -el mayo de ellos también se llama Abel- en su hogar de este municipio madrileño para la revista Hola. Además, no sólo comparten techo, también trabajo ya que ella es la jefa de marketing del conglomerado empresarial.
Así, a casi 500 kilómetros de la isla blanca, Matutes controla el ritmo ibicenco a la vez que multiplica su fortuna a pasos agigantados. Su última presa que deja en la cuneta: el templo de la música electrónica Space, que el próximo día 2 de octubre celebrará su cierre definitivo. En su lugar, Matutues levantará la prolongación de Ushuaïa para un público más selecto y que no esté dispuesto a dar por terminada la noche a las 12.