Peter Petronius es el seudónimo con el que un alemán de mediana edad accede a hablar con EL ESPAÑOL. Quiere mantener su identidad oculta porque en su entrepierna tiene un micropene, según la terminología médica. Sus órganos sexuales son de un “pronunciado aspecto infantil”. Con esas palabras justamente se expresaba la primera doctora que le diagnosticó a Petronius tener un micropene. Entonces era un adolescente.

“Cuando la doctora lo diagnosticó, fue devastador”, recuerda este hombre, que trabaja como responsable de estudios en una universidad germana que tampoco accede a desvelar. Ahora, con medio siglo de vida bien cumplido, su miembro mide cuatro centímetros cuando está flácido y nueve en erección. Las medidas están en la frontera de lo que la literatura especializada considera actualmente un micropene. A saber, menos de 5,2 centímetros de largo en estado flácido y menos de 8,5 centímetros en erección.

“Un pene que mide menos de ocho o nueve centímetros en erección puede tener problemas para la penetración y, por tanto, para el coito”, apunta a EL ESPAÑOL el doctor Eduard Ruiz Castañé, especialista en andrología, la parte de la medicina dedicada a la función sexual y la reproducción masculina, en la Fundación Puigvert de Barcelona. 

De acuerdo con la publicación especializada BJU International, el referente para las asociaciones y sociedades de urología en el mundo anglosajón, un 0,14% de la población masculina del planeta sufre esta condición. Con una erección, Petronius puede quedar fuera de ese porcentaje, pero a su miembro los doctores en Alemania siempre lo han llamado micropene. El doctor Ruiz Castañé también lo haría. De hecho, él conviene en apuntar que esta condición se puede considerar como una “discapacidad o disfunción, porque este tipo de penes no cumplen con su función coital”, apunta Castañé.

Según un estudio publicado en la BJU International hace dos años, la longitud media del pene flácido a nivel mundial es de 9,16 centímetros (en erección, 13,2 centímetros). Ese dato lo extraía un grupo de cinco investigadores que hicieron acopio de las medidas genitales de algo más de 15.500 hombres procedentes de 17 países de todo el mundo. En la muestra se consideraron miembros desde Tanzania y Nigeria, hasta Estados Unidos y Corea del Sur, pasando por varias naciones de Oriente Medio y Europa. Entre ellas no figuraba España.

En ese estudio no consta que en Asia estén los penes más pequeños, ni en África los más grandes. “No se han hecho estudios concretos en muchas zonas del mundo, lo que sí hay es una idea global, según la cual parece que la raza negra tiene una diferencia a favor suya respecto a la media y que la oriental presenta una tamaño disminuido respecto a la media”, estima el doctor Ruiz Castañé.

En Alemania, la media que figura en el estudio de la BJU International es de 8,6 centímetros en estado flácido, dos centímetros por detrás de las medias registradas en Francia y Escocia (10,7 y 10,2 centímetros respectivamente). Petronius está lejos de esas medidas. En la escala de Taner, que valora la maduración sexual de los individuos en función de las características externas, tamaño, volumen y vello púbico, él está en el grupo Tanner II (pene flácido de 3 centímetros y volumen testicular de 1,5 mililitros) y Tanner III (pene flácido de unos 6 centímetros y un volumen testicular de 6 a 12 milímetros).

UN PENE, MOTIVO DE DISCRIMINACIÓN 

Este hombre reivindica que su condición es igual a la de un discapacitado además de ser un motivo de discriminación. “Los hombres con un pene demasiado pequeño o con micropene están discapacitados”, dice Petronius. “Un hombre con un pene normal puede ser un hombre normal, yo no”, aunque “esto sólo tiene aplicación a cuanto concierne el sexo”, añade. Con un pene como el suyo “sólo se puede practicar, si acaso, un sexo vaginal muy relativo”, mientras que “cosas como el sexo ocasional con desconocidos están prohibidas”, incide.

En este sentido, el doctor Ruiz Castañé aclara que, en el momento de tener sexo, un “micropene puede parecer muy pequeño a la pareja, y esto puede resultar acomplejante”. Según este especialista, es habitual que las personas con esta condición tengan complejos, que también se manifiestan en piscinas y gimnasios.

Dice Petronius que no es fácil vivir con la discriminación de la que es objeto por tener un micropene. “Se pueden contar bromas sobre personas con el pene demasiado pequeño y hacer reír mucho, pero constituyen una difamación a alguien por el mero hecho de tener un penedemasiado pequeño”, abunda Petronius.

Él cita los ejemplos artísticos que representaban el año pasado a Donald Trump, por un lado, sin testículos y con micropene en una estatua firmada por el colectivo anarquista estadounidense INDECLINE titulada El emperador no tiene pelotas y, por otro lado, con un pene demasiado pequeño en un retrato de la artista australo-estadounidense Illma Gore. El nombre del cuadro de la pintora era el principal eslogan del presidente electo de Estados Unidos Make America Great Again (Hacer América grande de nuevo).

Trump retratado por la artista australo-estadounidense Illma Gore.

“Contar bromas sobre otros discapacitados está oficialmente reconocido como discriminación”, sostiene Petronius. Alude así a una sociedad alemana que no es ajena a una forma de corrección que censura chistes sobre otras personas reconocidas como disminuidas. “De mí, las mujeres sí se han reído de forma indirecta y los niños lo han hecho directamente”, cuenta Petronius.

En Alemania, es habitual compartir momentos de relax en familia o con amigos en saunas durante el invierno. En verano, el nudismo es una práctica muy extendida. Pero tanto saunas como parques, lagos o playas nudistas son espacios “problemáticos” para Petronius en vista de los comentarios pueda generar su entrepierna. “En Saunas, haciendo nudismo y en el sexo con mujeres, ahí el tamaño del pene es importante y un micropene es algo de lo que avergonzarse”, afirma.

EL BLOG DEL PEQUEÑO PENE

Para Petronius, su micropene es, más que una condición, un objeto de estudio. Lleva años investigando sobre esta cuestión y su implicación en la vida de quienes tienen un pene demasiado pequeño para lograr un coito satisfactorio. Desde octubre de 2010 mantiene activo un blog de contenido erótico, Kleiner Penis Blog (El blog del pequeño pene).

Allí, el autor se describe como un hombre de apariencia “totalmente normal” que se comporta “más bien como alguien seguro de sí mismo”. Sin embargo, precisa: “mi comportamiento, especialmente con mujeres, cambia de golpe cuando caen mis pantalones y queda visible mi pequeño secreto”.

El diario personal de Petronius, construido en su día para contar su historia y contribuir a la sensibilización con los hombres que sufren esta condición, apenas presenta una quincena de entradas. La última data de febrero de 2011. Sin embargo, el blog sigue siendo lugar de debate. En la parte de comentarios, Petronius mantiene vivos nutridos intercambios con los hombres y mujeres que entran en su web.

Desde un punto de vista biológico, todo funciona en la entrepierna de Petronius. Pese a la apariencia infantil de sus órganos sexuales, puede eyacular, por ejemplo, aunque dice producir “poco esperma”. Con ropa, socializar nunca ha sido un problema para este hombre. Ante las mujeres, durante mucho tiempo pensó que su condición no era importante a la hora de tener una vida sexual plena. “Traté de pensar que el tamaño no era importante, que lo importante era la técnica”, señala Petronius.

Sin embargo, a él se le han presentado en su vida abundantes problemas a la hora de tener sexo. Con varias compañeras de cama su experiencia acabó en gran desengaño. “Una mujer me dijo una vez: '¡No te siento!'. Fue terrible”, rememora. Vivir algo como aquello no le ha impedido tener varias parejas. Muchas de ellas fueron víctimas de lo que él llama su “discapacidad para practicar sexo vaginal”. “Tuve muchas relaciones de pareja que fracasaron por la frustración de las mujeres, muchas de ellas fueron infieles”, explica Petronius.

Sólo habiendo cumplido medio siglo de vida este hombre podía escribir recientemente en su blog que había encontrado el modo de lidiar con estas dificultades. De hecho, ahora vive feliz con su mujer en una relación abierta en la que tiene cabida una particular forma de adulterio tolerado. “Ahora vivo en una relación especial”, afirma. En un primer momento, esa relación “comenzó a arruinarse debido a la frustración sexual, pero encontramos un acuerdo con mi pareja, que puede irse con otros hombres”, aclara. “Esto ha salvado nuestra relación”, subraya.

En su blog expone que su mujer, quien dice sólo querer de verdad a Petronius, suele tener sexo con un amante fijo. Su compañera sentimental, que aparece bajo el nombre de Petra en su blog, llama a su pene “colita”. 

LIDIAR CON EL PROBLEMA 

Petronius asegura que los hombres en su situación “deben encontrar modos para lidiar” con el problema de la frustración sexual de sus parejas. Con los años, él dice haber conocido diferentes maneras de afrontar la situación. La configuración de la pareja parece ser clave para que ésta funcione habiendo un micropene de por medio. Ésta puede ser desde un tradicional encuentro hombre-mujer en la que a ella no le parezca “importante el pequeño tamaño del pene su pareja” hasta la de encontrar como compañero o compañera “una persona asexual”, alguien que no da relevancia al sexo en su vida.

“Yo nunca he pensado en un alargamiento de pene. Es demasiado peligroso y, además, es caro y no ofrece grandes resultados”, explica Petronius. Comparten su opinión varios conocidos. 

El doctor Ruiz Castañé no da la razón a Petronius a la hora de hablar de riesgos y precios. “En buenas manos, esta crujía no tiene riesgos graves y, en medicina privada, cada médico pone sus precios, que dependen de la experiencia y el prestigio de quien opera, además, el precio es un valor relativo de las cosas, a alguien le puede parecer caro comprar un coche de marca Mercedes, pero a otra persona puede que no”, señala el médico de la Fundación Puigvert.

Sobre la valoración de los resultados, el especialista y Petronius parecen estar más de acuerdo. “Es verdad que los resultados no son excelentes, no se pueden ganar muchos centímetros, no se puede pasar de tener un pene de nueve centímetros a un pene de catorce centímetros”, concede Ruiz Castañé. Por eso Petronius sigue su vida con micropene.

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