La madre de Trump en un traje de baño en una piscina en Long Island.

La madre de Trump en un traje de baño en una piscina en Long Island. Daily Record

Grandes Historias MURIÓ EN EL 2000 A LOS 88 AÑOS

La madre inmigrante de Trump llegó a EEUU con 50 dólares en el bolsillo

  • Los habitantes de la pequeña aldea escocesa donde nació Mary Anne Trump se avergüenzan del presidente americano. No comprenden su cruzada cerrando fronteras cuando su madre llegó como una humilde sirvienta escocesa.
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11 febrero, 2017 01:54

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En la lejana y despoblada isla de Lewis, a unas 40 millas al norte de Escocia, una pequeña y rural aldea llamada Tong ha empezado a colarse en las páginas de los medios estadounidenses en los últimos meses, para disgusto de sus habitantes. Situada a pocos kilómetros de la ciudad de Stornoway, esta minúscula villa, cuya fundación se atribuye a los vikingos, fue el lugar del que salió rumbo a los EEUU una jovencísima Mary Anne Macleod hace casi 90 años. Su historia, como la de miles de europeos de la época, es un ejemplo de búsqueda del sueño americano con final feliz. Tras empezar trabajando en el servicio doméstico en Nueva York, acabó casándose con un empresario rico y de éxito y dando a luz a sus cinco hijos, entre ellos a Donald Trump, el presidente que ahora pretende cerrar a cal y canto las fronteras que un día cruzó su madre.

En Tong —cuya pronunciación en inglés es similar a la de la palabra ‘tongue’ (lengua)— es difícil encontrar a alguien con ganas de explorar el árbol genealógico del hombre más poderoso del mundo. Pese a la insistencia de los periodistas norteamericanos y británicos, ni los parientes que aún viven en la localidad ni los vecinos suelen prestarse a hacer declaraciones sobre los orígenes de los Trump. Hay excepciones, como es el caso de James MacIver, párroco del pueblo, que ha atendido en alguna ocasión a los reporteros desplazados a la zona.

Telefoneamos a la iglesia local para entrevistarle, pero una trabajadora nos informa de que el reverendo ha sido trasladado recientemente a la cercana Stornoway. Ella accede a conversar con EL ESPAÑOL aunque prefiere que no hacer público su nombre. “No conozco toda la historia de la familia, pero sí que he visto la casa donde se crió Mary Anne. Aquí en la aldea somos una comunidad pequeña y a la gente no le gusta la publicidad que todo esto está trayendo”, explica.

A la pregunta de si hay un sentimiento de orgullo por ser parte de la historia del presidente de los EEUU, responde sin titubear. “En realidad, no. Más bien los habitantes estamos un poco avergonzados. Por eso no gusta demasiado hablar de este asunto”.

En Tong aún quedan parientes vivos del presidente, principalmente primos, con los que de hecho se reunió en una reciente visita que hizo el pasado junio a la localidad. Ellos tampoco quieren contestar a las preguntas de la prensa, a pesar de que la presencia de periodistas ha sido constante en el último año. “Sí que han venido algunas personas preguntando por el pasado de Donald Trump, sobre todo durante la campaña y después de las elecciones, pero aquí nadie comenta, así que esta fama tampoco está interfiriendo en nuestras vidas”, confiesa esta vecina.

A la izquierda, Mary cuando era adolescente, en Stornaway. A la derecha, Mary con su hija Maryanne en 1938, la mayor de sus cinco hijos.

A la izquierda, Mary cuando era adolescente, en Stornaway. A la derecha, Mary con su hija Maryanne en 1938, la mayor de sus cinco hijos. Daily Record

Pero para conocer mejor la historia de la madre del presidente de los EEUU, lo mejor es viajar atrás en el tiempo, al 10 de mayo de 1912, día en el que nace Mary Anne Macleod en esta aldea, que por entonces se dedicaba a la pesca y a la industria textil artesanal. Ahora, en cambio, el sustento económico está en la extracción del petróleo en las aguas del norte. La juventud de esta chica no fue sencilla, a pesar de que hasta hace poco la versión oficial de su biografía familiar apuntaba a que la madre escocesa de Trump conoció a su padre en un baile mientras pasaba unas vacaciones en Nueva York. Recientemente el periódico The National de Escocia y el The New Yorker indagaron en la auténtica vida de esta mujer, que llegó como inmigrante a América con sólo 50 dólares en el bolsillo y buscando trabajo en el servicio doméstico.

La periodista norteamericana Gwenda Blair, autora del libro The Trumps: The Three Generations That Built An Empire (Los Trump: las tres generaciones que construyeron un imperio), cuya nueva edición actualizada saldrá a la venta en EEUU la próxima semana, asevera que el pasado de la progenitora del republicano “no era ningún secreto”. Según indica a EL ESPAÑOL, ella misma lo recogió en su libro en el año 2000, aunque “hasta ahora no se ha prestado atención a la figura materna”. “Vino a EEUU a visitar a su hermana con la intención de quedarse. No sé si tenía un trabajo o si limpiaba casas, pero desde luego no llegó ilegalmente y no vino por una temporada”, añade.

La madre del presidente de EEUU (izquierda) con una amiga en 1926.

La madre del presidente de EEUU (izquierda) con una amiga en 1926. Daily Record

“Llegó desde una ciudad de Escocia, en la que no había muchos hombres. Tomó una buena decisión. Su hermana estaba ya en EEUU y al poco de llegar conoció a Fred. Se casó y se encargó de criar a sus cinco hijos. Formaron un matrimonio tradicional, y eso marcó a Donald”, relata esta experta en la dinastía del presidente.

Antes de analizar cómo influyó su madre en el nuevo inquilino de la Casa Blanca, repasemos su periplo personal. Mary Anne era la más joven de diez hermanos nacidos en una granja que su familia poseía desde 1895 en Tong. Su padre, Malcolm Macleod, era un respetado pescador y granjero, nacido en 1866 en Stornoway. Trabajó en la escuela a la que su hija asistía y ocupó cargos de responsabilidad pública en la comunidad. Falleció en 1954, a los 87 años. Su madre, Mary Macleod, nacida en 1867 en aquella aldea, murió de pulmonía en 1963, después de haber conocido a su nieto Donald apenas una vez.

Ambos criaron a Mary Anne en una casa donde se hablaba gaélico escocés. Ella aprendió inglés como segundo idioma en la escuela, a la que asistió hasta aproximadamente los 14 años.  

UN PUEBLO SIN SOLTEROS

Durante su juventud, nuestra protagonista vio cómo tres de sus hermanas, Christina, Joan y Katie, partieron hacia EEUU buscando una vida mejor, ya que en su pueblo apenas había posibilidades económicas y, además, la mayoría de los varones fallecieron en un naufragio volviendo a la aldea tras la Primera Guerra Mundial, por lo que no había hombres casaderos.

Ante este panorama, con 17 años decidió emigrar a la tierra de las oportunidades —pese a la Gran Depresión las perspectivas eran mejores que en el viejo continente—. Solicitó un visado de inmigración y se dirigió a Glasgow, desde donde zarpó en mayo de 1930, según The National, o de 1929, según The New Yorker, a bordo del SS Transilvania. Diez jornadas después, justo un día después de cumplir los 18, arribó al puerto de Nueva York.

En el listado de pasajeros requerido por el gobierno de entonces, Mary Anne Macleod declaraba que se estaba mudando a los EEUU de manera permanente, que su intención era solicitar la ciudadanía y que no tenía intención de regresar a su país. En el mismo formulario, manifestaba que vivirá en Long Island con su hermana mayor Catherine Reid, quien por cierto emigró a EEUU tras haber dado a luz a un niño ilegítimo en 1920, lo que supuso un escándalo para la época.

Las otras dos hermanas mayores también estaban en la ciudad, pues llegaron a principios de los años 20, antes de que el Congreso aprobara en 1924 leyes más restrictivas para la inmigración.

RUBIA Y OJOS AZULES

En los expedientes que se conservan del SS Transilvania, desenterrados por la prensa escocesa, consta además una descripción de la madre del actual presidente, con unos 170 centímetros de estatura, el pelo rubio, la tez clara y los ojos azules. Como ocupación, figuraba en los documentos que trabajaría en el servicio doméstico, como su hermana Mary Joan.

Aquella aventura era algo común en los años veinte. De hecho, La Gaceta de Stornoway, en mayo de 1930, informaba de un “gran éxodo de jóvenes, hombres y mujeres, hacia Canadá y los EEUU”. “Nuestras tierras y valles pronto serán poblados sólo con personas de mediana edad y ancianos. La mayoría de estos jóvenes (...) salen de casa con una determinación de éxito y por su coraje, resistencia y fiabilidad son generalmente exitosos”.

Los que se quedaron en Escocia supieron ocasionalmente de los progresos de la joven granjera que trataba de abrirse camino en las Américas. Tuvieron noticias de que se casaría, en una visita que hizo a su localidad un tiempo después, aunque ninguna nueva puede compararse con las que llegaron recientemente, cuando supieron que su hijo Donald Trump, un estrafalario empresario de controvertidas opiniones, podría convertirse en presidente.

ESCOCÉS POR CONVENIENCIA

“Donald ignoró a sus ancestros escoceses hasta que quiso construir campos de golf allí”, recuerda Gwenda Blair. “Entonces ondeó su pasado materno buscando lograr un mejor trato en aquella tierra. Al final, acabó enfadando a los habitantes de la zona por su actitud oportunista. Esos clubes que levantó destruyeron varios molinos antiguos porque molestaban supuestamente a la vista. No creo que los habitantes de allí le guarden mucho cariño”, opina la escritora.

Donald Trump junto a sus padres en 1993 cuando contrajo matrimonio con Marla Maples, su segunda esposa.

Donald Trump junto a sus padres en 1993 cuando contrajo matrimonio con Marla Maples, su segunda esposa.

De hecho, la visita del magnate el pasado junio para la inauguración de uno de sus campos de golf —que coincidió con el referéndum del brexit— no dejó buen recuerdo. Entonces iba en calidad de candidato, y ya había realizado declaraciones polémicas contra inmigrantes y musulmanes. Las crónicas de aquel viaje cuentan que apenas pasó tiempo en la casa de su madre y que Tong y los parientes que allí le quedaban lo recibieron con frialdad. De hecho, el rechazo a su retórica fue tal que el Open Británico de 2020 descartó organizar el evento en su campo de golf. Además, instituciones como la Universidad Robert Gordon, en Aberdeen, y el propio Gobierno escocés le retiraron varias condecoraciones honoríficas que le otorgaron en el pasado.

“Su madre y sus abuelos fueron inmigrantes. Vinieron a EEUU cuando entrar era mucho más fácil, y no huían de la guerra ni de una catástrofe, sino que buscaban una vida mejor, lo cual es legítimo y legal. Es significativo que él ahora no reconozca el enorme beneficio que la inmigración trajo a su familia y se dedique a cerrar las puertas a los refugiados”, argumenta la periodista Gwenda Blair.

ROMANCE Y BODA

Efectivamente, la inmigración cambió la vida para bien a Mary Anne. En sus primeros años en Nueva York, su hermana Catherine le presentó en una fiesta a Fred Trump, casi siete años mayor que ella, un constructor y empresario inmobiliario. El romance fue viento en popa, pues a mediados de 1934, la joven escocesa volvió a su tierra natal en el SS Cameronia, con un "permiso de reentrada" obtenido de Washington el 3 de marzo de 1934, que sólo se concedía a los inmigrantes que tenían la intención de convertirse en ciudadanos estadounidenses. En estos registros, aparecía aún como trabajadora doméstica.

Cuando llegó a EEUU, buscó trabajo en el servicio doméstico.

Cuando llegó a EEUU, buscó trabajo en el servicio doméstico. Daily Record

Aquella travesía le sirvió probablemente para contar a su familia sus planes de futuro con su prometido, porque en abril de 1935, según consta en el censo de EEUU de 1940, Mary Anne ya vivía en la residencia Trump, en el barrio de Jamaica. Curiosamente, ya figuraba como ciudadana estadounidense naturalizada, aunque ella no logró ese estatus hasta 1942. Aquí los investigadores dudan de si la pareja mintió a los encuestadores del censo o si se produjo un error, algo que por otra parte era habitual en una ciudad con más de siete millones de habitantes.

En enero de 1936, Frederick Christ Trump y Mary Anne Macleod se casaron en Nueva York, con una espléndida recepción para 25 invitados en el Hotel Carlyle en Manhattan. Tras una breve luna de miel en Atlantic City, regresaron a su residencia donde, un año después, nacía Maryanne Trump, la mayor de sus cinco hijos.

Por aquellos entonces, la una vez delgada y rural inmigrante escocesa se había convertido en ama de casa y una asidua a los eventos sociales de la gran manzana, y apenas quedaba rastro de su pasado de empleada del hogar. De hecho, en 1940 el matrimonio Trump ya tenía criada propia, una irlandesa llamada Janie Cassidy. La vida les sonreía cuando el 14 de junio de 1946 veía la luz a su cuarto hijo, Donald Trump.

MELANIA VERSUS MARY ANNE

Según afirma Blair, Mary Anne era la "más social" de los padres del presidente. “Ella era el alma de la fiesta, mientras que Fred era muy tímido. Donald es una combinación de los dos, un buen negociador al que le encanta ser el centro de atención”.

De hecho, en opinión de la biógrafa, el matrimonio de sus padres sirve para explicar las relaciones personales del millonario metido a político. “Él vio que en su casa su padre era el jefe, tomaba las decisiones y hacía el dinero, mientras que ella lo apoyaba y no le restaba autoridad. Un modelo tradicional. El primer matrimonio de Donald salió mal porque Ivana era independiente y quiso entrar en el negocio. No quería ser sólo una madre. Las otras dos esposas, en cambio, no fueron así”.

En su opinión, Melania guarda ciertos parecidos con Mary Anne, pero también diferencias. “La primera dama apoya al presidente y no le roba atención, pero Donald se ha asegurado de que sus mujeres sean espectaculares y estén entrenadas para captar las miradas. Para él, tener al lado a una mujer hermosa es parte de la apariencia de un hombre de éxito. Melania no tiene que hacer nada, sólo estar ahí. La madre no era una 'sex symbol'. Estaba en otro nivel”.

Trump en una imagen de 2008 con familiares en la casa de Tong donde su madre se crió antes de emigrar a EEUU.

Trump en una imagen de 2008 con familiares en la casa de Tong donde su madre se crió antes de emigrar a EEUU.

El propio Trump coincide con el diagnóstico de Blair. En su libro de 1997 El arte del regreso, el empresario manifiesta que "parte del problema que he tenido con las mujeres ha sido por compararlas con mi increíble madre, que es inteligente como el infierno”.

Trump siempre admiró a su progenitora, con la que además parece que compartía el gusto por el estilo del cabello, pues durante años Mary Anne también lució de color rubio anaranjado. “Mirando hacia atrás, me doy cuenta ahora de que tengo algo del sentido del espectáculo de mi madre", recogía el magnate en su libro de 1987 El arte del trato’, en el que describía a Mary Anne como una mujer cautivada por “la pompa” y que gozó viendo la coronación de la reina Elizabeth en la televisión. Nada que ver con aquella inmigrante de acento escocés, llegada con sólo 50 dólares que buscaba trabajo de doncella.

Mary conoció a Fred en una fiesta al poco de llegar a EEUU. Se lo presentó su hermana Catherine.

Mary conoció a Fred en una fiesta al poco de llegar a EEUU. Se lo presentó su hermana Catherine.

Durante la campaña electoral, el aspirante republicano apenas sacó a relucir el pasado de su madre, quizá porque chocaba con su discurso antiinmigración. "La afluencia de trabajadores extranjeros mantiene bajos los salarios, el desempleo alto y hace que sea difícil para los estadounidenses trabajadores ganar un salario de clase media. Necesitamos controlar la admisión de nuevos trabajadores”, llegó a decir.

Mary Anne falleció en el año 2000, a los 88 años, apenas 12 meses después de la muerte de su marido. Sus restos reposan junto a los de su esposo, su madre, su suegro, y su hijo Fred C. Jr. —que perdió la vida a causa del alcoholismo— en un cementerio cercano a New Hyde Park, en Nueva York, ciudad en la que probablemente nunca hubiera llegado a desembarcar si su hijo Donald Trump hubiera sido el presidente de los EEUU en aquellos años.