El jugador Antonio Espinosa durante un partido en la sede de los Giants.

El jugador Antonio Espinosa durante un partido en la sede de los Giants. Fernando Ruso

Grandes Historias El fenómeno de los eSports

Los 'gamers' españoles, la liga de videojugadores que mueve millones y ya tiene su 'Messi'

Viaje al desconocido mundo de los 'gamers', donde Federico es FR3DERIC y Antonio es TH3ANTONIO. El primero fichó por los Giants malagueños y aspira a firmar un contrato millonario como sucede en Corea del Sur. En España hay 24 millones de jugadores habituales y el sector factura 130 millones.

26 marzo, 2017 00:55
Pepe Barahona Fernando Ruso

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“Mis colegas me dicen que qué cabrón, que cómo lo estoy disfrutando jugando a videojuegos, pero también he tenido que renunciar a muchas cosas por poder cumplir este sueño”. Federico Lizondo, nacido en Valencia hace 23 años, ya sabe que nada es gratis en la vida. Hasta vivir de su afición tiene un coste: restarle tiempo a su familia, a la que ve apenas desde que se hizo jugador profesional de deportes electrónicos. Es un as de los videojuegos, un virtuoso de los mandos y ahora milita en los Giants, el equivalente al Real Madrid o al Barcelona de los eSports. Pasa los días delante de una pantalla de ordenador y le pagan por ello. Así llena de ceros su cuenta bancaria.

Federico, FR3DERIC en su nombre como gamer, apenas recuerda cuándo fue la primera vez que cayó en sus manos una videoconsola. Sí es consciente de que se refugiaba en el aparato cuando sus padres estaban tramitando el divorcio. “Me evadía de los problemas”, señala años después. Nunca pensó que aquella afición en ciernes escondía una posibilidad laboral que se materializaría años más tarde. 

Gamers cómo son

Hace cuatro Federico años fichó por Giants, el club en el que ha militado la mayor parte de su carrera profesional. Sí, profesional. Tiene un sueldo y un contrato que lo vinculan al club más laureado de la liga española. Aunque cuando echa la vista atrás recomienda a los chavales que le siguen que inviertan tantas horas como las que él dedicaba a los videojuegos. “¿Adicción? No, nunca, porque siempre podía dejar de jugar, pero echaba muchas horas”, recuerda este joven valenciano, un tipo alto y tranquilo.

España es la novena potencia mundial en los eSports, o deportes electrónicos, por detrás de Corea del Sur, Estados Unidos, Alemania o Reino Unido. Según el primer Observatorio del Deporte Electrónico, elaborado por Arena Media, de los 36,1 millones de internautas españoles, 23,9 son jugadores habituales de videojuegos, o gamers, que gastan de media 130,65 euros al año.

Los eSports ya no son simples competiciones de videojuegos entre amigos, ahora se juega a lo grande. Ahora hay clubes, jugadores profesionales y, sobre todo, espectadores a millones que resultan muy atractivos para las grandes marcas. Los partidos han pasado del salón de casa a eventos de masas que se retransmiten en streaming por Twitch, una plataforma de vídeo en directo propiedad de Amazon, o YouTube.

Aarón Martínez, Federico Lizondo, Amadeu Carvalho, Joao Pereira, Antonio Espinosa, Andre Guilhoto. En el centro abajo, el coreano Hyeon Beom Lee.

Aarón Martínez, Federico Lizondo, Amadeu Carvalho, Joao Pereira, Antonio Espinosa, Andre Guilhoto. En el centro abajo, el coreano Hyeon Beom Lee. Fernando Ruso

Y se ve de todo. Desde juegos de batallas multijugador y estrategias colectivas, fútbol, shooter o de tiros a otros de rol. Ahí entran propuestas como la Dota 2, que reparte más de 31 millones de dólares en premios, o League of Legends (LOL), con casi ocho millones.

El LOL, al que juega FR3DERIC, es uno de los más populares. Los participantes se enfrentan dividiéndose en dos equipos de cinco, que como en el baloncesto tienen una determinada posición. Pero en los eSports, el rival está a kilómetros de distancia. Los equipos entrenan, juegan y viven en las gaming-houses, que ocupan durante toda una temporada. Aunque en el caso de los Giants vivienda y zona de juegos es diferente.

Desde ahí, da igual la ubicación, participan en las ligas mundiales, continentales o nacionales, como es la LVP (Liga de Videojuegos Profesional) en España, reconocida como tal por la IeSF, la federación internacional de los eSports, una especie de FIFA.

En su currículum, FR3DERIC ya presume de haber jugado en la liga europea: un hito que le costó el marcharse de su casa a Berlín (Alemania), donde está la sede del equipo para el que militaba. “Dejar a la familia, irse fuera, emanciparse…”, enumera. Demasiados sacrificios, o no, por rozar el éxito. Y una carrera corta que acaba poco después de los 24 años. “Los clubes quieren a chavales jóvenes, con potencial”, detalla Federico, que está decidido a seguir formándose y retomar los estudios para seguir vinculado a la industria.

Los usuarios del centro de alto rendimiento de Sevilla suelen comer en las instalaciones mientras siguen practicando.

Los usuarios del centro de alto rendimiento de Sevilla suelen comer en las instalaciones mientras siguen practicando. Fernando Ruso

FICHAJES CON EL SALARIO MÍNIMO INTERPROFESIONAL

A él, y al resto de sus compañeros de ‘vestuario’, llegados de Suiza, Italia, Portugal o Corea, les ha tocado ser los precursores del gaming en España. Son chicos jóvenes, lampiños, con los espinillas propias de la postadolescencia. Y su salario va acorde a la inédita profesión. De media, en la liga española apenas se gana el salario mínimo interprofesional, unos 700 euros. El sueldo da para poco. “Pero estoy seguro de que dentro de diez años habrá contratos millonarios en Europa”.

Según el análisis recogido en el primer Observatorio de Deporte Electrónico, 274 jugadores profesionales españoles participaron del negocio en el año 2015, repartiéndose alrededor de 323.000 euros en premios, una cifra que registró un aumento del 81,5 por ciento con respecto al año anterior.

España se mira en el espejo del resto de ligas europeas. Sueldos bajos. Pero mira de reojo las amplias cifras que se van dando en la homóloga norteamericana o los millonarios contratos que ya se firman en Corea del Sur, el referente a seguir. Aunque hay más.

Lee ‘Faker’ Sang-hyeok, elegido como mejor jugador del mundo en la The Game Awards celebrada en Los Ángeles, gana 2,5 millones de dólares anuales gracias al último contrato que rubricó con el equipo SK Telecom T1, los actuales campeones mundiales de League of Legends, un juego de estrategia colectiva.

Antonio Espinosa haciendo ejercicios de camino al baño.

Antonio Espinosa haciendo ejercicios de camino al baño. Fernando Ruso

“No es que allí tengan unas condiciones especiales, son humanos, como nosotros, pero le echan muchas horas. Los coreanos, si necesitan dormir menos para jugar mejor, no dudan en hacerlo”, detalla Federico.

El nivel de estrés que se alcanza en Corea llevó al jugador surcoreano Min-ki, Promise, a lanzarse desde una altura de doce pisos. Cayó sobre unos contenedores que amortiguaron la caída. Se salvó, aunque le quedaron lesiones irreversibles. Sufría presiones de su equipo, sobre su entrenador pendía la sospecha de que amañaba partidos y todo se juntó con problemas familiares. Mucha presión para alguien tan joven.

DE COREA DEL SUR A TORREMOLINOS

De ahí huyó Hyeon Beom Lee, Miracle, ex jugador de Corea del Sur que en Málaga ha encontrado una nueva vida como director de desarrollo de League Of Legends —el juego de referencia— en Giants Gaming. Antes había sido entrenador de Team EnVyUs en la liga norteamericana. En España trabaja para importar el modelo de éxito de su país natal.

“Sabía que el nivel de España era inferior al de las ligas norteamericana y surcoreana, en gran parte por la falta de manejo mecánico y en eso trabajo desde que llegué”, explica el joven de 29 años, la ficha más alta del equipo. De su lado no se separa David Suh, su intérprete. Miracle apenas sabe decir gracias, pero sonríe con las bromas que sus jugadores se hacen en el juego. No entiende nada de lo que sale de sus bocas pero el movimiento de los personajes en la pantalla es un lenguaje aparentemente universal.

El ‘estadio’ de los Giants es universal, está en la red, pero todos compiten en una sala a escasos doscientos metros de la costa malagueña, en Torremolinos. EL ESPAÑOL accede a su particular terreno de juego, la Battle Room, en donde no faltan sillas de gaming, teclados mecánicos, auriculares de último modelo o ratones especialmente diseñados para ganarle centésimas al reloj.

Un jugador ejecuta más de doscientas acciones en un minuto, hablan un idioma ininteligible para el espectador neófito, contrayendo palabras, diciéndose todo con apenas letras —BD, una estrategia; Bot, un camino dentro del juego; Cc, habilidades concretas; OMW, que viene a decir “voy en camino”— y sus manos se mueven frenéticas a una velocidad de vértigo. Todos se animan, absortos en lo que ocurre en la pantalla, en la hora corta que dura la partida entran en plena catarsis.

“La gran diferencia entre la liga española y la de Corea o la americana es que aquí se hacen muchas batallas inútiles dentro del juego”, concreta Miracle, que no quita ojo de los movimientos de sus pupilos. “Solo hace falta que dos enemigos se encuentren en el mapa para que intenten matarse, los jugadores no persiguen un objetivo y en Corea eso no ocurre, se siguen siempre las estrategias. En España son latinos y se dejan llevar por el carácter. Estoy tratando de mejorar eso. Que todo tenga un sentido”, detalla el surcoreano.

SUEÑOS DE APENAS TRES HORAS

Más allá de diferencias de carácter, en Corea del Sur las jornadas se alargan de nueve de la mañana a dos de la madrugada. “Eso, en condiciones normales, si hay que disputar un partido con un rival de entidad, los entrenamientos pueden durar hasta las seis de la mañana, se duerme dos horas y vuelta a empezar”, concreta Hyeon, contento con la apuesta que el equipo malagueño hizo por él.

“No he notado diferencias de sueldo con respecto a lo que cobraba en Estados Unidos, pero en mi país hay sueldos que llegan a los millones de euros; en la otra parte, hay equipos que pagan una miseria, mucho menos que en España”, asegura el surcoreano, que apenas llama a su familia para no distraerse.

Battle Room de los Giants en Torremolinos (Málaga).

Battle Room de los Giants en Torremolinos (Málaga). Fernando Ruso

“Mi compromiso está con el club y no quiero distracciones, si los llamo mucho caeré en la nostalgia y eso puede distraerme, ya los veré cuando regrese a Corea”, zanja Miracle, que va con corbata y asiente risueño con las atenciones de equipo.

En España, los eSports ya superan el audiencia a deportes como el balonmano o el atletismo, según la consultora NewZoo. Este año, MediaPro ha adquirido los derechos de emisión de los partidos y el sector espera que ese aumento de visibilidad también suponga un incremento de los ingresos de los patrocinadores. Según datos globales, el auge del sector de los videojuegos ha duplicado este año los obtenidos en 2015 llegando a los 520 millones de dólares.

La final de League of Legends (LOL) ya ha superado en espectadores a la final de la NBA y YouTube ha creado una plataforma concreta para los eSports con 79 millones de suscriptores. La audiencia de los deportes electrónicos supera ya los 250 millones de espectadores. Algo que no se quiere perder Facebook, que se ha aliado con Bizzard para la retransmisión de este tipo de encuentros a través de Live.

DEL FÚTBOL A LOS ESPORTS

“Nosotros superamos el millón de euros de presupuesto”, asegura el responsable de marketing de Giants, Gustavo Muñoz, que antes de recalar en el club malagueño se dedicaba del desarrollo de negocio de la academia del Atlético de Madrid. Como él, según asegura, muchos han sido quienes han dado el salto de la NBA o de las ligas europeas a los eSports.

“Es un movimiento natural”, detalla el joven de 28 años. “El fútbol apenas tiene cien años de historia y ahora la tecnología, al igual que había pasado con la Fórmula Uno y el motociclismo, ha permitido la aparición de los deportes electrónicos”. En España el sector “está madurando”, continúa Muñoz, “siempre se ha hablado del eSports como algo que está llegando, pero realmente ya está aquí y las grandes marcas ya están respondiendo”. “Las marcas agradecen que seamos cercanos y esa es una máxima que nosotros queremos cumplir”, concluye el experto, siempre atento a lo que dicen o hacen sus jugadores fuera de la Battle Room.

Gustavo Muñoz, chief marketing de Giants Gaming eSport.

Gustavo Muñoz, chief marketing de Giants Gaming eSport. Fernando Ruso

Dentro manda André Guilhoto, el entrenador a sus 23 años, estudiante de Ingeniería Informática en el Instituto Superior Técnico de Lisboa, su ciudad natal. Antes de dedicarse a los eSports jugaba y entrenaba a equipos de baloncesto en Portugal. “He visto muchas semejanzas entre entrenar al baloncesto o a LOL, métodos, ideas de trabajo… y este es un trabajo de futuro, con mucho potencial”, sostiene.

Antonio Espinosa (17 años) ha vivido en sus propias carnes el auge de los eSports. No tiene la mayoría de edad pero ya mueve a miles de seguidores en las redes sociales. Su fichaje por Giants lo ha hecho más mediático si cabe. Enjuto, no muy alto, con gafas de pasta, tez pálida, discurso rápido y nervioso y un amplio flequillo que lanza al viento con bruscos movimientos de cabeza, él es el Messi de los gamers.

“No encuentro diferencias entre lo que hago yo y lo que hace cualquier otro chaval de 17 años. Puede que esa otra persona sea buena jugando al fútbol y yo no; yo soy bueno con los videojuegos”, asegura Antonio Espinosa, TH3ANTONIO para sus seguidores.

Este joven barcelonés dejó sus estudios de Segundo de Bachillerato para jugar a los videojuegos. Algo que, después de muchas reticencias, sus padres llegaron a entender. “Han visto que es una oportunidad y ahora me apoyan”, acota. La clave del éxito: “Jugar mucho, practicar bastante, ser constante y tener motivación”. “Yo creo”, duda.

Diariamente invierte unas diez horas en jugar, ya bien sea entrenando o por mera diversión. “Si tengo algún problema, si he tenido un mal día, me pongo a jugar y me olvido de todo”, confiesa. Antes salía a correr, ya apenas lo hace.

Antonio es el espejo en el que se miran muchos adolescentes españoles que, como él, se criaron con una videoconsola en la mano. También los llamados millennials, jóvenes con una edad que ronda la treintena, con formación universitaria y poder adquisitivo medio que les permite gastar en los deportes electrónicos más de lo que harían otros en los tradicionales.

EL NEGOCIO DEL ALTO RENDIMIENTO

Pero entrar en las grandes ligas europeas no está al alcance de cualquiera. Lo sabe bien Jesús Sánchez Rueda, gerente de Elite Gaming Center, un ‘gimnasio’ de alto rendimiento para jugadores de eSports que tiene repartidos varios centros por toda España. Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Sevilla… y próximamente en otros países europeos.

Pablo Jiménez, XGENESIS, fichaje de los Team Heretics, que milita en la segunda división de la Superliga Orange.

Pablo Jiménez, XGENESIS, fichaje de los Team Heretics, que milita en la segunda división de la Superliga Orange. Fernando Ruso

Hasta sus instalaciones se desplazan los equipos que preparan sus competiciones internacionales. Les ofrece equipos punteros y espacios que reúnen las mejores condiciones para la práctica de este deporte. Su ejemplo está, cómo no, en Corea del Sur. “Allí hay barrios enteros dedicados a este tipo de espacios, pero ellos ofrecen más ordenadores con menos prestaciones; nosotros menos pero con más calidad”, explica Sánchez Rueda, un joven de 30 años.

Su idea se puede tildar de éxito. Rescató el concepto de cibercafé enfocándolo a los eSports. Llegó en el momento justo. Ahora sus centros se llenan de jóvenes a razón de dos euros la hora, o bonos de cincuenta euros por treinta horas. “Más barato que ir al cine”, detalla.

Ahí, en esas salas a oscuras repletas de jóvenes, con comida rápida y latas de bebidas energéticas sobre la mesa y con música reggaeton de fondo está la cantera de equipos como Giants. “Ellos son como los equipos de barrio, nos fijamos muchos en ellos para ficharlos”, detalla el jefe de marketing del club malagueño.

De ahí, del equipo de barrio, del Elite Center de Sevilla, salió hace pocos meses Pablo Jiménez Calderón, XGENESIS, flamante fichaje de Team Heretics, que milita en la segunda división de la Superliga Orange.

Jesús Sánchez Rueda, gerente de Élite Gaming Center, en Sevilla. Un centro de alto rendimiento para jugadores de eSport.

Jesús Sánchez Rueda, gerente de Élite Gaming Center, en Sevilla. Un centro de alto rendimiento para jugadores de eSport. Fernando Ruso

“En España, el tema de la competición está creciendo bastante gracias a la Superliga Orange, donde están los ocho mejores equipos de España. Las grandes marcas de telecomunicaciones se están dando cuenta de que esta industria mueve a muchos jóvenes y de que ahí hay dinero y todos quieren ir a por ellos”, concreta este joven de 19 años que sueña con militar en primera división.

“Si quieres llegar, tienes que tener dedicación”, comenta Pablo, que compatibiliza su entrenamiento individual con el del equipo y saca tiempo para hacer vida normal, salir con los amigos o hacer deporte.

Por ahora su sueño de dar el salto a Primera deberá esperar. Más aún el de militar en equipos de fútbol europeos que tras ver el potencial de los eSports sí han hecho una importante apuesta. El Schalke 04, el Paris Saint-Germain o el Manchester City lideran la apuesta.

“Ojalá se anime el Sevilla FC —zanja el joven—, creo que como en el fútbol le puede ir bien”.