Quiso ser estibadora y ahora es una chica Interviú. Desde la casa de Raquel se ve el frenético movimiento de las grúas del puerto de Algeciras. Mirando desde su ventana, hace tiempo, mucho, se planteó una de las preguntas más trascendentales de su vida. ¿Por qué en la estiba no trabajan mujeres? Y desde entonces ha encabezado una lucha que exige la igualdad en el sector. Su reivindicación le ha costado lágrimas, un sinfín de críticas, su empleo, algunas enemistades y años de exposición pública. Sabe que tarde o temprano entrarán compañeras en la estiba. Quizás entre ella antes. O al menos su foto, que ha sido portada de la revista Interviú este lunes.
“¿Le queda alguna Interviú?”, ha sido este lunes la pregunta más veces oída en los quioscos de prensa de Algeciras. Y, por lo general, la respuesta es siempre la misma: no. De hecho, la tirada en esta localidad gaditana se agotó antes de ponerse en el mostrador. La razón, el desnudo de una de una de las vecinas más mediáticas. Raquel Saavedra, de 38 años, que apenas ha cambiado su rutina el día en el que se cumplió su sueño de salir en la portada de Interviú. Se ha levantado junto a su marido, ha despedido a sus hijos al irse a sus estudios y, como cada lunes, ha ido al gimnasio. Lo normal para un día fuera de lo corriente.
Y allí ha empezado a recibir las primeras impresiones a su desnudo. Al menos, en persona. Por Internet, en las redes sociales, la noticia de su desnudo ha desencadenado un considerable número de comentarios desde que de madrugada se hizo pública la portada.
“Me dicen de todo, pero hay más gente que me apoya que voces críticas”, explica Raquel a EL ESPAÑOL. “Eso sí, a primera hora de la mañana he recibido la llamada de mi padre desde el quiosco, dice que estoy muy guapa, pero que no responda a los comentarios de la gente, que van a ir a por mí”, añade la aspirante a estibadora algecireña.
La propuesta llevaba un par de años sobre su mesa. Y ha sido ahora cuando, después de que la despidieran del trabajo, se ha decidido a dar el paso. Sabe que su decisión le acarreará todo tipo de burlas, pero, como dice: “Me criticaban antes sin tener motivo, al menos ahora [con la portada de Interviú] les doy motivos para hablar”.
De hecho, las críticas han sido siempre uno de los principales frenos a la hora de aceptar la propuesta de Interviú. “Ahora hemos avanzado mucho en nuestra lucha y estoy segura de que en la próxima entrada de trabajadores en la estiba habrá mujeres”, apunta Raquel Saavedra, hija de un jubilado que fue camarero y jefe de mesa en un casino y de quien fue la primera mujer en trabajar en un surtidor de gasolina. “Y ahora me siento más fuerte que hace dos años”, justifica la algecireña.
El de su pueblo, el de Algeciras, es el único puerto en España en el que no hay mujeres trabajando en la estiba, una situación bien explicada en anteriores reportajes publicados en EL ESPAÑOL, aquí Basta ya de machismo: las mujeres quieren poder ser estibadoras o aquí Las estibadoras de Algeciras denuncian amenazas por su lucha contra el machismo.
Más de 300 mujeres acompañan a Raquel en esta cruzada para conseguir igualdad de condiciones en el acceso a la estiba de Algeciras, un trabajo que tradicionalmente ha ido pasándose de padres a hijos y que excluía al sexo femenino. “De hecho, la mayor parte de las críticas me llegan por las mujeres de los estibadores; y ahora, con la portada de Interviú, siguen criticándome”, apunta Saavedra. “Eso es muy triste”, añade.
Raquel es una mujer impetuosa, una guerrera —como le dicen en la entrevista de Interviú—, no reniega una batalla y planta cara a quien se le ponga por delante. Ya sea la mujer de un estibador o el propio comité de empresa de la Sociedad Anónima de Gestión de Estibadores Portuarios del puerto Bahía de Algeciras (Sagep), a quien señala con el dedo como responsable de la exclusión de las mujeres de la estiba algecireña.
DE MANDARLAS A FREGAR AL QUIOSCO
Y en el puerto, siempre detrás de la valla, ha oído de todo. “Los estibadores nos mandan a fregar a nuestras casas”, narra Saavedra. “Como si la mujer no sirviera para otra cosa”, critica. No saben quienes la critican que sus bravatas son el combustible que alimenta la incesante protesta de esta plataforma.
“Si una mujer sin ser nadie aparece de la nada para pedir un cambio, la tildan de todo. Que si quiero tirarme a un portuario, que si quiero enchufar a mi marido… No se plantean que lo que quiero es trabajar de estibadora igual que ellos”, denunciaba Saavedra en el encuentro que EL ESPAÑOL mantuvo con las aspirantes en la entrada de la zona portuaria.
Lejos, en los quioscos de su barrio, ya es difícil encontrar ejemplares de la revista Interviú, de la que se ha hablado mucho hoy en la estiba algecireña. “No me esperaba que se agotara y tampoco me esperaba tanta revolución con la portada”, explica Raquel, madre de dos hijos, niño y niña de 16 y 10 años, y del hijo de su marido, de 19 años.
Todos, también sus padres, le dieron su apoyo para atreverse a posar para la portada de la revista. “Ellos saben lo que pienso —añade—, que ya soy una persona adulta para tomar este tipo de decisiones y nadie se ha extrañado cuando se lo he dicho”.
SENSUAL SIN MOSTRAR TODA SU INTIMIDAD
Precisamente su esposo ha sido quien ha acompañado a Raquel a la sesión de fotos en Madrid. En Interviú se podrá ver a una Raquel “muy sensual, con fotos muy eróticas”. “Pero sin mostrar toda mi intimidad”, apunta. “El reportaje —destaca la algecireña de 38 años— saca lo mejor de mí, y creo que es una experiencia que debe vivir toda mujer al menos una vez en su vida”.
En la sesión de fotos, Interviú quiso potenciar su imagen rebelde y su lucha por obtener los mismos derechos que los hombres. De hecho, en parte del reportaje gráfico se puede leer el mensaje ‘Igualdad’ rotulado. “A ver, yo no estoy en Interviú por ser una jovencita o una modelo, estoy por ser una abanderada de la igualdad y por la lucha que venimos desarrollando contra el machismo en el puerto de Algeciras”, defiende la protagonista.
“Me gusta que la gente se quede con la sensación de que se puede ser femenina y desarrollar trabajos que la sociedad entiende como masculinos”, insiste.
Precisamente, sus mayores apoyos están llegando por parte de sus compañeras en la plataforma Mujeres estibadoras en Algeciras. “Ellas —que llegaron a editar un calendario contra el machismo— han sabido diferenciar a la Raquel persona de la Raquel reivindicativa; la portada de Interviú es independiente de nuestra lucha, aunque la propuesta me venga por ahí”, sostiene Saavedra. “Nunca he pretendido la fama—añade—, pero la propuesta me apetece y tampoco necesito justificarme”.
DESPEDIDA POR “REPRESALIAS”
“Y [con el dinero obtenido gracias a la portada de Interviú] pienso invitarlas a algo en la Feria para que podamos estar un día todas juntas”, confiesa Saavedra, que asegura desconocer todavía qué hará con el montante recibido.
Por ahora solo piensa en defender la causa que tiene abierta contra la empresa Balearia que el pasado 5 de abril la despidió de su trabajo como azafata. “Ellos defienden que es una falta grave disciplinaria, aunque detrás de eso se esconda unas represalias porque me presenté como delegada sindical cuando los trabajadores decidimos crear un comité de empresa”, apunta la algecireña.
El caso ya está en manos de sus abogados, que le aseguran que con las pruebas que tiene en sus manos todo quedará en una mala pesadilla. “Sabía que me iban a poner en la calle —desvela—, pero mi marido me animó a luchar por mis derechos”.
La lucha por los derechos, o por la igualdad, que tantos quebraderos de cabeza le ha traído a Raquel Saavedra. Aspirante a estibadora y, desde este lunes, nueva chica Interviú.