El día que enterramos a Franco en el Valle de los Caídos ¿por los siglos de los siglos?
"Hoy es 23 de noviembre de 1975 en Madrid. El frío es intenso en la capital...". Reconstrucción del entierro del dictador en la semana en la que el Congreso ha aprobado sacar los restos de Franco del mausoleo.
13 mayo, 2017 01:55Noticias relacionadas
Hoy es 23 de noviembre de 1975 en Madrid. El frío es intenso en la capital, y en la Península remite un temporal que ha causado numerosos muertos en el Norte. Muchos recordarán este día frío, efectivamente, y ubicarán estos días históricos en una nebulosa gris a pesar de que luzca el sol en ese trozo de la provincia de Madrid que hay entre el Palacio de Oriente y la explanada de Cuelgamuros: 60 kilómetros. Los españoles se han acostado con marchas militares y música clásica. Unos días antes, mientras a Franco se le alargaba artificialmente la existencia, María Teresa Valdivielso Albarrán daba a luz a cuatro mellizas en Badajoz.
En La Paz se habían apostado la Historia, sus ministros, y hasta una familia humilde, que tendió a secar una sábana roja de una ventana del hospital y azuzó la idea de que un comando de ETA hubiese entrado en el edificio. El estudiante y responsable provincial de Economía del PCE de Málaga, Ignacio Trillo, ha visto pasar el féretro a veinte metros de su cuello cuando aguardaba un informe médico que le prorrogara la baja del Servicio Militar. Se ha visto también a la Guardia Civil con luengas capas en los desmontes que cercan la zona del hospital.
La agonía y muerte del dictador ha sido motivo de apasionados titulares en la prensa internacional, y se ha puesto a España, tras mucho tiempo, en la picota informativa. La viuda del General De Gaulle, "escandalizada" por los artículos que en la última semana ha venido publicando el seminario católico La Croix sobre la enfermedad y agonía de Franco, ha solicitado su baja como suscriptora.
El español medio puede disfrutar de una semana en Canarias por cómodas cuotas de 4.400 pesetas. El Banco de Bilbao cuenta con más de 100.000 accionistas. El último pleno de las Cortes aprobó finalmente el proyecto sobre aprovechamiento de los residuos sólidos urbanos; el presidente de la Cámara, Rodríguez de Valcárcel, cerró el pleno con "el fervoroso deseo de que Dios conceda al Caudillo lo que mejor le convenga; a España justicia y grandeza". Antes también se aprobaron otros decretos sobre Terrorismo y el incremento de recursos para el "Fondo Africano de Desarrollo".
El trayecto y el Pegaso 3050 'tuneado'
Pero es 23 y es domingo en Madrid. El cuerpo del dictador pone camino hacia el Valle de los Caídos desde el Palacio Real, donde ha sido velado por la multitud, por la leyenda, por los llorosos y los curiosos que no aparecen en los libros de Historia. Lo hace a lomos de un Pegaso 3050 tuneado para la ocasión en diversos talleres. Se trata de un coche militar que ha sido adaptado para el desfile mortuorio, que pesa cerca de 10 toneladas, que cuenta con tres ejes. El vehículo tiene tracción a las seis ruedas, esas seis ruedas que van a aguantar infladas más de cuarenta años. Lo conduce el capitán Martínez Obispo, que ha sido ascendido a comandante en la noche del 22 al 23: así se complace en lo posible a Carmen Polo, que ha visto cómo la Casa Civil del Generalísimo quedaba relegada por el Ejército en la dirección de los fastos fúnebres. Al menos, piensan, le va a quedar el consuelo de que el último chófer sea un militar de razonable graduación.
El rey Juan Carlos remitió el 22 de noviembre una carta al Abad del Valle con las indicaciones de la inhumación del dictador
A Franco se le da sepultura en el Valle de los Caídos aunque en su agonía, e incluso antes, se ha especulado con que fuese enterrado en el 'Pazo de Meirás' o en el Palacio del Pardo. Ha habido una lucha entre las facciones del régimen por la elección del lugar de enterramiento, aunque el ya rey Juan Carlos, el día 22 a las 16.00 horas, remitió desde Zarzuela una misiva al Excmo. Padre Abad de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. En la carta, el nuevo monarca especificó que los restos del Caudillo deben colocarse " en "el Sepulcro destinado al efecto, sito en el Presbiterio entre el Altar Mayor y el Coro de la Basílica", y encargó al notario mayor del Reino, José María Sánchez-Ventura y Pascual, que levantase acta de ello.
Sin embargo, el diseño del entierro de Franco ha sido objeto de no pocas y agrias discusiones entre las distintas facciones de la vida nacional. Muy cerca queda el recuerdo del atentado de ETA contra Carrero Blanco. De modo tal que el protocolo del entierro, a pesar de la ya citada oposición de Carmen Polo y de la Casa Civil del Generalísimo, queda en mano del Ejército y de sus recursos. En realidad, el dibujo de las honras fúnebres ha sido planeado minuciosamente antes, en lo que luego se conocerá como Operación Lucero. Se ha analizado al detalle el franquismo sin Franco, claro, pero hay un prólogo fundamental y es el de las honras fúnebres al Caudillo. El "marqués de Villaverde" ha importunado lo que ha podido y más, pero Arias Navarro 'se ha impuesto' y ha 'impuesto' un funeral que demuestre al mundo la grandeza de un tiempo y la continuidad del que le sucede; por ello insiste en su diseño. No es sólo a Franco a quien se entierra, sino que es a todo un jefe del Estado.
También se han efectuado ensayos previos al día de hoy, día de autos. Se ha especulado con que el féretro fuera sobre un armón de artillería tirado por seis caballos; incluso se ha encargado al "Regimiento Mixto de Ingenieros nº 1" que adecuara el vehículo de municiones al efecto de portar un ataúd. Sin embargo, con el tiempo, se verá que lo del armón fue una mera táctica disuasoria, y que el estado de incertidumbre en el país, incluso el perfil del recorrido entre el Palacio Real y la Basílica de Cuelgamuros, iban a requerir una propulsión a motor. Y aun así el Pegaso 3050 se ha calado un par de veces por la zona de Pintor Rosales.
Banderolas y un fusil inesperado
El Cortejo fúnebre ha partido desde la Plaza de Oriente. En el Arco de Moncloa el pueblo de Madrid -rezarán las crónicas- ha tributado a Franco su último homenaje. Como ya se ha dicho, la Operación Lucero (el franquismo sin Franco) contemplaba este recorrido entre la Plaza de Oriente y el Arco a pezuña de caballo, excepto en caso de lluvia. Sin embargo, hace unos días la Policía ha detectado la presencia de un comando de ETA liderado por Garalde Bedialuneta, alias Mamarru; y en una habitación del Hotel Plaza de España se ha descubierto un fusil con mira telescópica. A los cerebros de la seguridad del Estado no les ha dado tiempo a variar la previsión del recorrido, y se ha sembrado el recorrido por la parte de calle Bailén y Ferraz de banderolas de altos mástiles que dificulten la visibilidad de elementos francotiradores.
Los mandatarios
Entre los mandatarios internacionales ha habido disparidad en torno a la conveniencia o no de acudir a las exequias de Franco. Giscard d'Estaigne ha exigido trato VIP, Augusto Pinochet, en cambio, asegurará a su vuelta a Chile que el pueblo español "le ha abierto con los brazos abiertos", y que el viaje a España "le ha sido muy útil". Para los de dentro, "especialmente para los del PCE", el entierro de Franco supone "un fichero de caras para la posteridad", según argumenta Felipe Alcaraz.
Piedra blanca de Alpedrete
En General Mola, una cubertería alemana de 117 piezas, marca Cromanan, cuesta 8.300 pesetas. En la Basílica del Valle de los Caídos, la lápida que cierra todo un ciclo histórico pesa 1.500 kilos de piedra blanca de Alpedrete, tiene 20 centímetros de espesor, y sólo consta de una escueta inscripción: "Francisco Franco". La losa es gemela a la que cubre a José Antonio, y ha sido grabada por los hermanos Estévez y guardada en un local de la propia localidad de Alpedrete. Una sencilla cruz como todo adorno. La tumba del Caudillo está delante del coro, a espaldas del altar mayor, mientras que la de José Antonio está en la parte de delante del altar.
El vehículo fúnebre se habilitó en diversos talleres de la entonces provincia de Madrid
De 10 a 12 grados. Un cuervo en la lejanía
Es la una y diecisiete minutos. Una sección de la Guardia de Honor de Franco, situada al pie de la escalinata de la Basílica, lanza una salva de 27 disparos de fusilería. El termómetro oscila entre los 10 y los 12 grados en estas alturas serranas. Azul anticiclónico y algún cuervo, símbolo de la orden benedictina, planea entre las piedras berroqueñas. Un murmullo y varios empujones alertan de la presencia de Augusto Pinochet y su séquito de seguridad. Desde muchas horas antes, ha venido congregándose en la explanada de la Basílica un gentío un tanto diferente al que ha desfilado por la Plaza de Oriente. En los 30.000 metros cuadrados de la planicie, han centelleado al sol serrano insignias falangistas, se ha escuchado el canto del 'Oriamendi', se han contabilizado numerosos muñones de excombatientes. También se han visto correajes y camisas azules y negras, cruces germanas y emblemas del Fascio y del salazarismo. Un alto cargo provincial del Movimiento de Málaga ha subido desde el Sur en autobús; no lleva camisa azul -la considera desfasada-, va de traje y en el autocar lo han confundido con un policía. José Antonio Girón de Velasco exhorta en un comunicado a la presencia de los combatientes de ambos ejércitos en Cuelgamuros. El lema no deja lugar a dudas: "Combatientes de una y otra trinchera, que luchasteis por la justicia y la libertad de la patria (...) TODOS AL VALLE DE LOS CAÍDOS PARA DECIR NUESTRO ÚLTIMO ADIÓS AL CAUDILLO" .
El protocolo y el vahído de Mariola
A la una y treinta y cinco la procesión fúnebre entra en la Basílica. El eco de la bóveda multiplica el motete gregoriano con el que el Abad mitrado, Luis María de Lojendio, recibe los restos mortales del Caudillo. Después se han escuchado los sones del himno nacional y se ha iniciado la procesión dentro del templo. Han abierto el cortejo las voces blancas del coro de la Escolanía, precedidas de una cruz alzada. El rey Juan Carlos, al llegar al crucero, se ha colocado en un sitial a un lado del Evangelio. En el otro lado de la Epístola, han tomado sitio el Cardenal Tarancón, acompañado del primado de España y arzobispo de Toledo, monseñor González Martín, y del cardenal Bueno Monreal, arzobispo de Sevilla. Los lugares de honor corresponden al Gobierno, con Arias Navarro a la cabeza; al Consejo del Reino, presidido por Rodríguez de Valcárcel, así como a las demás altas autoridades. Muy cerca, también los familiares. Los extranjeros se han situado a la izquierda del altar mayor. A Mariola, hija del marqués de Villaverde, le da un vahído temporal, del que se repone casi instantáneamente.
El cuerpo de la caja
A las dos menos cinco da comienzo el responso que oficia el abad mitrado de la Basílica. Justo después una breve procesión fúnebre recorre el semicírculo alrededor del Altar Mayor, por delante del Rey, y se dirige a un túmulo decorado por un tapiz bordado procedente de las Descalzas Reales. El féretro se deposita ahí unos instantes mientras el ministro de Justicia, en tanto que notario mayor del Reino, toma juramento a al Jefe de la Casa Militar del Generalísimo, a su segundo Jefe, y al responsable de la Casa Civil, el señor Fuertes de Villacencio:
"¿Juráis que el cuerpo que contiene esta caja es el de Francisco Franco Bahamonde, el mismo que os fue entregado en el Palacio de Oriente, a las seis treinta horas de la mañana del viernes día 21 de noviembre?". "Sí lo es, lo juro", responden ambos en un silencio preñado de ecos.
Después se despoja al féretro de la bandera y de los atributos de mando que la decoran, y se desciende la caja mortuoria hacia el lugar del último reposo, según las crónicas más alambicadas. A un metro y veintiséis centímetros de profundidad. El crujir de las poleas invade el silencio. Más tarde se escuchan rezos y letanías. Juan Carlos se coloca ante la lápida, inclina la testa y ora.
Se vacía la explanada
Una época histórica se cierra con el sellado de la lápida. A las tres y media la explanada empieza a vaciarse. Muchas familias han traído la comida de casa, y han esperado hasta la salida de la última fuerza viva, entre el cotilleo y la solemnidad. Se ven cestas con valdepeñas, bocadillos y fruta, cortesía de la "Confederación Nacional de Ex combatientes". Todo ha salido aproximadamente según lo previsto. El escueto boletín de situación número 147, redactado por los informantes del SECED, hablará de: "un período de intensas emociones", de un rey surgido "de la confluencia de la tradición histórica, de la aplicación de las Leyes Fundamentales y el mandato legítimo de los españoles".
Informes internos del SECED destacaron 'a posteriori' la ausencia reseñable de contratiempos, pese a que la Policía detectó en el Hotel Plaza de España la presencia de un comando de ETA y un fusil con mira telescópica
El gato en la canasta, cantan en París
Los periódicos del 25 de noviembre —el día anterior, 24, no se publicó la información porque era lunes y en aquel momento en España los periódicos no salían ese día de la semana— darán una cobertura moderada a los actos funerales en contraposición al despliegue informativo cuando la agonía y muerte. De ahí que pocos españoles, cuatro décadas después, vayan a tener un recuerdo certero del entierro. El ministerio de Educación y Ciencia ha publicado un póster con el mensaje póstumo de Franco que se repartirá por los colegios. En las carteleras de la Gran Vía triunfa Charles Bronson con Fríamente, sin motivos personales.
En París, cuenta el pintor y periodista Vázquez de Sola, se ha brindado con champán "más de la cuenta". El gato "ya está el gato en la canasta", han cantado los exiliados en la capital francesa que se han encontrado y reconocido en los despachos de bebidas.
Casi 42 años después
Casi cuarenta y dos años después, este jueves 11 de mayo de 2017, EL ESPAÑOL tituló: El Congreso insta al Gobierno a que exhume los restos de Franco del Valle de los Caídos. La proposición no vinculante, que se aprobará con 198 votos a favor, uno en contra, y 140 abstenciones, quedará como un ejercicio simbólico y la abstención del PP y ERC, cada cual con sus motivos.
En el 2017, por 53 euros/noche, se podrá pernoctar en la Abadía del Valle de de los Caídos. El precio incluirá garaje gratis, la entrada a la Basílica -obra Magna de Pedro Muguruza y Diego Méndez- y hasta teléfono en alguna de las habitaciones. La tumba, aún, seguirá sin inmutarse. Al menos por el momento.