Dafne sostiene una imagen de los asesinos de su padre frente a su tumba.

Dafne sostiene una imagen de los asesinos de su padre frente a su tumba. Fernando Ruso

Grandes Historias CASO SIN RESOLVER

La hija coraje del peluquero asesinado: "Me da igual morir si hago justicia con los dos matones de mi padre"

Dos marroquíes drogaron y asesinaron brutalmente al padre de Dafne en septiembre de 2014. Desde entonces, ambos están en su país huidos de la Justicia española. Ella pide ayuda al Ministerio del Interior y a la Interpol para que se les detenga.

4 junio, 2017 02:57
Andros Lozano Fernando Ruso

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Desde hace unos días hay escrito un mensaje sobre la fachada blanca que da entrada al cementerio de Ceuta. Junto al dibujo de un corazón con alas se lee: “Te quiero, papá”. Lo firma Dafne.

Dafne es la chica que este pasado martes, al caer la tarde, pasea por el camposanto ceutí acompañada de un reportero de EL ESPAÑOL. La joven, de 26 años, viene aquí cuando se siente sola, cuando quiere desconectar o cuando, simplemente, busca sentirse cerca de su padre, Juan de la Peña, al que asesinaron la madrugada del domingo 5 de octubre de 2014 en la peluquería en la que trabajaba.

Juan el peluquero

Desde entonces, sus asesinos andan libres. Aunque su hija, llena de coraje, les pone rostro y nombre. Y pide al Ministerio del Interior y a la Interpol que actúen. “No voy a descansar. Me da igual morir si llevo a esos matones a prisión”.

Dafne es rutinaria: conduce hasta aquí por las calles en las que creció, aparca su coche en las inmediaciones del cementerio, se enciende un cigarro y piensa. Sólo piensa. “Me siento bien viniendo. Es una forma de recobrar las ganas para seguir luchando. La muerte de mi padre no puede quedar sin Justicia. Pienso llevar a la cárcel a los dos marroquíes que lo asesinaron”.

La joven camina despacio mientras nos conduce a la lápida en la que está enterrado Juan. Sobre el mármol, estas frases. “Viviste a tu manera y eso te hizo diferente. Eras especial, papá. Nunca te olvidaremos”.

Su padre, dice Dafne, era “pura vida”. Más que un padre, para ella era un amigo. “Él y mi madre se divorciaron cuando yo tenía 6 añitos. Pero nos unía una relación magnífica. Él era un ser increíble. Confiaba en todo el mundo. Nunca discriminó a nadie. Era un hombre muy querido en todo Ceuta. Lo mismo era capaz de tomarse una cerveza con un tipo trajeado que con un indigente. Le daba igual. Pero eso le llevó a la tumba”.

Dafne ha escrito un mensaje a su padre en la puerta de entrada al cementerio de Ceuta.

Dafne ha escrito un mensaje a su padre en la puerta de entrada al cementerio de Ceuta. Fernando Ruso

SE ENSAÑARON CON ÉL EN SU PELUQUERÍA

Madrugada del domingo 5 de octubre de 2014. Ceuta está de puente porque al día siguiente, lunes, no se trabaja. Es la fiesta del borrego. Juan de la Peña, al que han drogado, sale de un local de copas en el que ha estado viendo un concierto. Le acompañan dos jóvenes delgados de nacionalidad marroquí. Los ha conocido un par de semanas antes. A uno le había cortado el pelo.

Juan va tambaleándose. Los chicos lo mantienen en pie y le insisten en ir andando a su peluquería, ubicada en el centro de la ciudad. Cuando llegan, lo que sucede en el interior no se sabe al detalle. Pero sí  hay constancia de que aquellos dos chicos le propinaron una brutal paliza al peluquero, que falleció a los 54 años. Luego, para rematarlo, lo maniataron con el cable de un secador y le anudaron las muñecas al grifo de una pequeña ducha que había en el cuarto de baño del negocio.

El cuerpo de Juan de las Peñas apareció sin vida en esta bañera de su peluquería.

El cuerpo de Juan de las Peñas apareció sin vida en esta bañera de su peluquería. Cedida por la hija

En esa posición, indefenso, le estrangularon con una correa. Justo después, le tiraron encima una lavadora, las toallas usadas del día anterior, una camilla donde depilaba a clientes, un cuadro de grandes dimensiones… Sólo dejaron a la vista las piernas del peluquero.

LA HIJA, EXTRAÑADA, INICIA LA BÚSQUEDA

Al día siguiente, aquel lunes festivo, Dafne llamó al teléfono de la peluquería de su padre y también al de su casa. El primero le daba fuera de línea. El segundo nadie lo cogía. “Me resultó raro. Mi padre me llamaba o me escribía cada día”. Como no logró dar con él, Dafne y su novio fueron a la peluquería, ubicada en un bulevar en los bajos de un edificio.

Lo primero que le sorprendió fue ver que la persiana metálica de entrada al bulevar estaba abierta. “En ese instante supe en mi corazón que a mi padre le había pasado algo, pero no lo quise reconocer”.

Al acceder, vio pisotones de barro por el pasillo que conducía al negocio de Juan de la Peña, quien se dedicó a la peluquería desde los 16 años. Al subir las escaleras de acceso al local, Dafne se percató de que las dos cerraduras de la puerta tenían dentro unas llaves partidas. Recuerda que del interior del inmueble salía “un sonido de agua, como de una tubería partida”. Dafne le dije a su novio en ese preciso instante: “Aquí huele a mi padre”.

Luego, como nadie respondía al otro lado de la puerta, Dafne y su pareja salieron a la calle. Buscaron en la playa y en las terrazas por la que solía estar su padre en los ratos libre. Tampoco hubo suerte. Entonces, la chica llamó a su madre. “Me dijo que llamara a la Policía. Pero no lo hice y esperé. Me daba miedo afrontar esa realidad”.

Al poco de hablar madre e hija, un furgón de la Policía Nacional pasó por delante de la calle en la que estaba el negocio de Juan. Como la vieron alterada, los agentes le preguntaron: “¿Te ocurre algo, tienes algún problema?”. Dafne les contó que echaba en falta a su padre desde hacía días y que había visto “cosas raras”.

Aquellos policías echaron la puerta abajo. Ella, mientras, se quedó en la calle. Su padre estaba tan desfigurado y le habían hecho tanto daño que los policías le impidieron ver el cadáver. “Me pidieron una foto del móvil para reconocerlo. Yo no pude subir”. Cuando bajaron a la darle la triste noticia, Dafne se quebró y rompió a llorar.

Dafne sostiene una foto en la que aparece ella de niña junto a su padre.

Dafne sostiene una foto en la que aparece ella de niña junto a su padre. Fernando Ruso

“Con mi padre se ensañaron. Aguantó muchos golpes y esos hijos de puta sólo pudieron matarlo maniatándolo y estrangulándolo después. Él era un tío fuerte que ansiaba vivir. Prometo que haré justicia con su muerte”.

LA INVESTIGACIÓN SEÑALA A DOS MARROQUÍES

Tras el asesinato de Juan de La Peña, la Policía Nacional abrió una investigación para esclarecer lo ocurrido. El caso recaló en el Juzgado de Instrucción número 4 de Ceuta. Se tomó declaración a numerosos testigos que vieron juntos aquella noche al peluquero y a dos jóvenes marroquíes. Se recabaron pruebas, como las huellas de uno de ellos en la pared del baño o las imágenes de los tres caminando por la calle que habían captado las cámaras de seguridad de un negocio cercano.

A los tres meses se cerró el sumario y se decretó una orden de busca y captura contra Aarab Mounir, de 29 años, y Bidal Naufal, de 23, dos marroquíes de la provincia de Tetuán. Ellos fueron los asesinos del peluquero Juan. Pero ambos ya habían cruzado a su país natal, donde aún hoy siguen prófugos de la Justicia española, aunque a uno de ellos, Bidal, Dafne se lo encontró en la feria de Ceuta un año después de que mataran a su padre.

“La Policía Nacional me dice que ellos no pueden cruzar allí para detenerlos”, explica Dafne. Por eso la hija del fallecido ha iniciado una lucha para que los dos señalados por el crimen de su padre paguen por los hechos. Ha mostrado la foto de ambos a los policías y guardias civiles de los puestos fronterizos con Marruecos. Ha acudido al consulado de España en Tetuán, “donde no han movido ni un dedo pese a que en el sumario pone hasta su lugar de residencia”.

Dafne, delante de las escaleras por las que se accede a la antigua peluquería de su padre.

Dafne, delante de las escaleras por las que se accede a la antigua peluquería de su padre. Fernando Ruso

Ahora, harta después de dos años y ocho meses de “sinsabores”, Dafne ha iniciado una campaña de recogida de firmas en Change.org. En ella, le pide al Ministerio del Interior español que presiones al Gobierno marroquí y solicita que la Interpol actúe. “Es la única forma de poner entre rejas a esta gente. Si no lo hacen ellos, ya no sabré a quien acudir”.

LA MUERTE DE UN HOMBRE BUENO

Frente a la lápida de su padre, Dafne cuenta que Juan era un hombre bueno. Dice que si aquellos dos chicos querían dinero, él se lo hubiera dado sin necesidad de que le mataran. “Supongo que en la peluquería apenas tenía nada y aquellos le pidieron más y más”.

Dafne recuerda que el viernes 3 de octubre, dos días antes de que mataran a su padre, ella estuvo en la peluquería. Al salir, se cruzó con uno de los dos marroquíes a los que un juez acabaría señalando como posibles autores del asesinato de Juan. “Yo bajaba las escaleras y él estaba abajo. Me dio mal pálpito su mirada. Tenía una cresta en el pelo y muchos tatuajes. Pero mi padre confiaba en todo el mundo. Nunca discriminó a nadie por su aspecto”.

Dafne dice que hay veces que se llena de ganas de tomarse la justicia por su cuenta. “He pensado en ir yo misma a Marruecos y pegarles dos tiros. Mi madre ya me ha dicho que no haga locuras. Tengo amigos que me dicen: ‘Vamos a por ellos a Marruecos, los metemos en un coche y los tiramos en un monte’. Pero yo me freno. Quiero que se haga Justicia con todas las letras, aunque salir aquí mostrando la cara de los dos asesinos de mi padre me cueste la vida”.

Los dos presuntos asesinos de Juan se encuentran huidos en Marruecos, cuyos primeros pueblos al otro lado de la frontera con Ceuta aparecen al fondo de la imagen.

Los dos presuntos asesinos de Juan se encuentran huidos en Marruecos, cuyos primeros pueblos al otro lado de la frontera con Ceuta aparecen al fondo de la imagen. Fernando Ruso

Hasta que no transcurrieron siete meses del asesinato de Juan de La Peña, su hija fue incapaz de acceder a la peluquería. Hoy, ella es dueña del local, que lo alquila a una mujer que tiene un centro de estética canina. Pero ahora, en cambio, entra sin miedo al cuarto de baño en el que apareció el cadáver de su padre. “Me da paz. He superado aquello. Ya no tengo miedo de que me vean la cara. Aquí estoy, soy Dafne, la hija del peluquero al que matasteis”.