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El coche fantástico avanza por la Gran Vía de Sabadell. Es una atracción ambulante. No sólo por ser una de las réplicas más exactas que se haya hecho nunca de Kitt en el mundo. Es que además, el de Sabadell lleva un potente altavoz incorporado por el que coche va hablando y suena la música de la serie.
Una runner deja la carrera para hacerse un selfie en un semáforo. Un niño de unos 8 años se queda mirando y le dice a su padre “Mira, el coche de Batman!”. El padre le explica que no. Que es el coche fantástico. Un ingenio conducido por David Hasselhoff en los 80 y que se convirtió en una de las series más exitosas de España.
Marcado desde nacimiento
En realidad el único que sobro soy yo, porque el coche fantástico nunca llevaba copiloto. Por lo demás, el coche es exacto y el piloto se llama Michael Miralles. Le pusieron así porque su abuela era muy fan de la serie y le encantaba el protagonista: Michael Knight. Ella murió tres meses antes de que Michael naciese y fue una especie de homenaje.
El giro de guión que nadie esperaba fue que ese Michael al final se convirtiese en Michael Knight. Le obsesionó la serie hasta tal punto, que decidió que él también tendría su propio Pontiac TransAm y que lo modificaría hasta que tuviese el original y cerrar así el círculo, pero en Sabadell.
¿Dónde demonios estás, Kitt?
Michael trabaja en un laboratorio farmacéutico, tiene ahora 30 años y se ha pasado 5 customizando el coche. A los 22 años dio el paso definitivo. Después de toda una adolescencia meditándolo, pensó que era el momento de buscar un Pontiac de segunda mano y empezar con su proyecto. “Encontré uno en Talavera, fui con un remolque, me dejé como 800 euros en aquel viaje. Y cuando llegué, aquello estaba peor de lo que me imaginaba. Ni se movía, estaba en un estado lamentable”, cuenta Michael.
Primera decepción que su padre le intentó mitigar. Habían visto otro Pontiac en Cádiz que era algo más caro. Pedía 8.000 euros y su padre se ofreció a prestarle una cantidad. Cuando llamó, le rebajaron aún más el precio. Este parecía que sí, que era Kitt. Pero tampoco. El vendedor gaditano le confesó, con los tratos ya hechos, que sobre el coche pesaba un embargo. “Yo quería que el coche fuese mi ilusión y no un sufrimiento. Y no lo compré. Me harté de llorar y dejé el proyecto en espera".
Kitt se escapa por mil euros
Al poco tiempo vio que se vendía otro en Madrid. “Por un tira y afloja de mil euros lo fuimos dejando… y cuando me decidí a pagarlos, ya lo había vendido”, recuerda Michael. Era el tercer potencial coche fantástico que se le escapaba.
Al final lo encontró en Barcelona. Se lo vendió su amigo por 4.500 euros. Pero el coche necesitaba un meneo. Le había dejado todas las piezas de serie. Ahora tocaba ponerse a customizar. “No quería hacer algo cutre y decidí que le pondría las piezas más parecidas posible. Por ejemplo la tapicería es la original que tenía Kitt. El mismo color y la misma tela. La compré en Estados Unidos y me subió más de dos mil euros”.
Y como eso todo. Las llantas son exactas y edición limitada. Las compró por 800 euros y ahora podrían triplicar su valor. “Para ir a buscarlas lié a un amigo. Le pregunté si le apetecía una hamburguesa, que lo llevaba al McDonalds. Me dijo que vale, se montó y en realidad lo llevé a Ginebra, Suiza, que era donde estaban las llantas”.
El doblador ya murió
Ahora, el Kitt de Sabadell ya habla. Tiene un banco de frases extraídas de la película que él activa con un mando. “Caben 30. Ahora le voy a incorporar un ordenador con más capacidad. El problema es que el doblador de Kitt ya murió. Era el mismo que doblaba a Homer Simpson. Los fans italianos del coche fantástco, por ejemplo, sí que pueden hacerlo porque la persona que doblaba al coche aún vive”, cuenta Michael.
¿Cómo los fans italianos? ¿Es que Michael no es el único que tiene una réplica del coche fantástico? Al parecer no. Es toda una comunidad, que tiene a sus principales referentes en Estados Unidos. “Allí es más fácil y barato conseguir las piezas originales. Aquí, entre lo que cobran de aduanas y los envíos, se encarece mucho”. Aquí en Europa, los italianos y los españoles son los que han logrado modelos más fieles.
Su fallida experiencia televisiva
¿Y su familia qué opina de todo esto? “Mis padres me han apoyado mucho a pesar de los malos momentos que he pasado. Y mi mujer... pues ha sido muy duro para ella también, porque ha visto que muchas veces me he desilusionado, he gastado mucho dinero, pero ha sido comprensiva. Sabe que es mi ilusión y que he peleado mucho por ella. Me han ayudado muchísimo”.
Tanto, que una vez le hizo de cómplice obligada para salir en un programa de la tele. “Escribí yo a un programa que se llama Cámbiame Premium, de esos en los que te hacen reformas de casas, tienda, coches y tal. Me hice pasar por mi mujer y les dije que mi marido era un enfermo del coche fantástico y que no se iba a casar conmigo hasta que no completase la réplica exacta. Lo bueno es que en el programa de Telecinco gustó la historia y la llamaron a ella para decirle que estaban seleccionados y que iban a reformar el coche.
“Estaba ya todo listo pero tuvimos muy mala suerte”, recuerda Michael. “Justo el fin de semana que íbamos a ir a grabar, cancelaron el programa. Les pregunté si me iban a hacer la reforma igual, pero ellos me dijeron que no, que si quería me podían sacar en el Cámbiame normal, el que no es Premium, en el que sólo te cambian la ropa. Me propusieron salir vestido de Michael Knight y yo me negué", cuenta.
40.000 de inversión
Al final nadie le ha regalado nada y le ha costado cerca de 40.000 euros entre materiales, viajes y arreglos. Las llantas que compró en Ginebra fueron las más difíciles de conseguir, por el viaje tan largo que tuvo que completar en coche. Pero otros elementos de Kitt tampoco han resultado empresa fácil. El salpicadero, sin ir más lejos, cuesta en torno a los diez mil euros.
Y como el auténtico Kitt, el de Sabadell también tiene el botón que hizo flipar a toda una generación: el Turbo Boost. Ese botón rojo que hacía que el coche saltase por los aires. ¿Es la habilidad de Kitt que más le gustaría a Michael que su réplica tuviese? “No, a mí en realidad me encantaría que fuese blindado”.
¿Es la réplica más exacta del coche que hay en el mundo? “Eso no lo sé, porque no hay ningún ranking. En este mundo también hay muchas envidias y hay quien te dirá que no. Pero también me ha servido para conocer a gente muy buena. Tengo un amigo que tiene el modelo más potente de motor. El mío es más bajo, pero tiene la electrónica más avanzada”, Sea como sea, y aunque alguien consiguiese una réplica más exacta, al único al que el coche va a obedecer de verdad es a él, porque él se llama Michael.