‘Bienvenido a España': las banderas de los gitanos de Gerona de hasta 20 metros
Los vecinos de la comunidad gitana de Villaroja, un barrio gerundense, han llenado sus calles con los colores de la rojigualda. A uno de ellos lo llamaron "facha" en el partido de este domingo que disputaron el equipo local y el Real Madrid por portar dos estandartes constitucionales.
30 octubre, 2017 15:20Noticias relacionadas
Prometieron convertir su barrio en un reducto de “españolismo” si se declaraba la independencia de Cataluña de forma unilateral. Después de la DUI del pasado viernes han cumplido su palabra. Los gitanos de Villaroja (Gerona), ciudad de la que fue alcalde el cesado Carles Puigdemont, han llenado la barriada en la que residen de banderas de España. Las hay por todas partes: colgadas en farolas y en ventanas, pintadas en las esquinas y en las fachadas de los edificios…
“Hemos dibujado una bandera de casi 20 metros de ancha por dos y medio de alta en un muro del barrio. Simboliza el amor que España le tiene a Cataluña. Los vecinos la estamos vigilando para que el Ayuntamiento no la borre. La independencia es ilegal y este sitio sigue siendo España, mal que le pese a los independentistas”.
El que habla es Santi, vecino de etnia gitana que reside en Villaroja. Él, junto a varios amigos, han pasado la noche llenando el barrio con los colores de la bandera rojigualda. En la calle que da entrada a la barriada han colgado una pancarta de lado a lado de la vía con el lema Bienvenido a España.
La compra de las banderas y de la pintura la han sufragado con los 1.000 euros que han aportado varios vecinos del barrio. Santi ha sido uno de ellos. Él, dice, ha puesto alrededor de 500.
“Hay gente que nos llama fachas pero no es así. Yo soy español y también catalán. La república esa que se han inventado los secesionistas es una pantomima que no vamos a permitir. Si ellos van a más, la cosa acabará mal”, dice por teléfono Santi, quien el pasado 1-O, fecha del referéndum ilegal, se presentó en un colegio electoral y se llevó varias urnas.
“Esa consulta no era constitucional. A primera hora de la mañana me planté allí con mi coche -continúa Santi-. Enseguida se unieron algunos amigos más. Había entre 60 y 70 independentistas que trataron de frenarme a empujones, pero me los llevé por delante. Los mossos, que eran quienes debían encargarse de eso, se reían de mí, aunque ni ellos ni sus amigos secesionistas impidieron que me llevase las urnas”. A su salida, la Policía Nacional y la Guardia Civil les protegieron, lo que provocó una extraña alianza entre gitanos y Benemérita.
¿Por qué hay tanto rechazo al independentismo en Villarroja? Principalmente por el origen emigrante de sus habitantes. Dicen que es 'el barrio de los gitanos'. Lo que sí son es descendientes de emigrantes andaluces que llegaron a Cataluña entre los 50 y los 70 del siglo pasado.
A las afueras de Girona se construyó, en 1954, una promoción de viviendas protegidas unifamiliares que fueron conocidas como 'casas baratas'. En 1957 se levantaron edificios de protección oficial de bajo coste. Y allí se instalaron ellos.
“ME LLAMARON FACHA AL FINAL DEL PARTIDO CONTRA EL MADRID”
Santi acudió el pasado domingo junto a varios amigos al estadio Montilivi para presenciar el partido de Liga que disputaron Girona y Real Madrid. El equipo catalán venció por dos tantos a uno al vigente Campeón de Europa. Las imágenes televisivas mostraron que en las gradas había aficionados con banderas de España. Uno de ellos era el propio Santi.
“Yo soy del Girona pero también me gusta el Madrid. Fui a disfrutar del partido. Hubo mucha gente que me trató con respeto, porque no todos los independentistas son mala gente. Al terminar el partido, cuando ya salíamos del campo, varios secesionistas me llamaron facha. La cosa no pasó a mayores porque allí había antidisturbios”.
“EN EL COLEGIO TRATAN A MI HIJO COMO A UN APESTADO”
Santi, convertido en portavoz de la comunidad gitana de Villaroja, cuenta otro “rifirrafe” vivido con un vecino del barrio que apoya la independencia de Cataluña. Dice que una mañana él le recriminó que llevara a su hijo a clase con una camiseta con los colores de la estelada.
“Le dije que le estaban comiendo la cabeza al chiquillo. El hombre se puso como un loco. A mi niño, que es castellano y tan español como catalán, lo tratan como un apestado por no pensar como ellos”.