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Las niñas de Alcàsser eran 4: Miriam, Toñi, Desirée y Esther. Cuatro amigas de 14 y 15 años que iban a ir un viernes a una fiesta que celebraba su instituto en la discoteca Coolor de Picassent, a unos 2 kilómetros de su pueblo. Pero la gripe que pasaba por Valencia aquellos días acabó jugando un papel determinante en los sucesos posteriores: aquel viernes Esther estaba muy resfriada y se quedó en casa. Sus tres amigas fueron a visitarla para intentar, sin éxito, que se animase a salir.
Míriam telefoneó desde allí a su padre, Fernando, para pedirle que las acercase a las tres a la discoteca. Pero Fernando también estaba muy constipado y se había metido en cama. Se disculpó porque no podía levantarse, coger el coche, ir a casa de Esther, llevarlas a la fiesta y volver a encamarse. Las tres niñas decidieron entonces hacer autoestop. Paró un Opel Corsa en el que viajaban Antonio Anglés y Miguel Ricart, dos delincuentes de poca monta de un pueblo cercano llamado Catarroja. Las tres niñas se subieron en el coche aquel fatídico 13 de noviembre de 1992.
EL CRIMEN MÁS MEDIÁTICO
En 2017 se cumplen 25 años de la desaparición de Míriam, Toñi y Desirée; el suceso más mediático de la historia de España. El triple crimen de Alcàsser se convirtió casi en un asunto de estado. Hizo partícipe de algún modo a toda la sociedad española, incluyendo a políticos y estrellas de los medios de comunicación. Hasta cambió la forma de entender el periodismo de sucesos. Con el Crimen de Alcàsser nació, para muchos, el concepto de telebasura. La guerra por las audiencias convirtió ese crimen en el primer reality show de la historia de la televisión de nuestro país. Se publicaban fotos de las autopsias a todo color. Posteriormente, el poder judicial redactó una serie de recomendaciones sobre el tratamiento de este tipo de sucesos, para que no se volviesen a cometer ciertas aberraciones.
Esta semana se han cumplido 24 años del entierro de las niñas, cuyos cadáveres fueron encontrados en el barranco de La Romana (Tous, Valencia). Hablamos, entre otros, con la persona que descubrió los cuerpos accidentalmente.
EL HALLAZGO DE LOS APICULTORES
Los apicultores José Sala y Gabriel Aquino caminaban por una montaña de Tous (Valencia) la mañana del 28 de enero de 1993. Fueron a comprobar las colmenas porque tenían miedo de que las heladas hubiesen matado a las abejas. Para llegar a los panales hay que atravesar un monte, andando varios kilómetros por un sendero rompepiernas. Aquino, de 66 años, se sentó tomar aire en una piedra, a la altura del barranco de La Romana. Al sentarse miró a su derecha y vio que del suelo salía una mano.
Ya sólo queda un testigo. Gabriel Aquino murió, pero su consuegro, Jose Sala, aún mantiene fresco el recuerdo. “Era temprano, por la mañana. Gabriel me empezó a gritar que salía una mano de la tierra. Yo estaba unos metros por delante, me volví y allí estaba, una mano medio enterrada y con un reloj. Enseguida pensamos que podían ser aquellas tres chiquillas de Alcàsser que llevaban como tres meses desaparecidas. Salían en la tele todos los días”, recuerda.
En 1993 no había teléfonos móviles, por lo que los dos apicultores tuvieron que volver a atravesar la montaña para bajar a la comisaría de Llombai, avisar a la Guardia Civil y volver a subir con ellos. “Llegaron con unos 4x4. Recuerdo que cuando volvimos a la fosa con los agentes, nadie se atrevía a hacer nada. No se movían. Gabriel les tuvo que decir que a ver si es que también íbamos a tener que desenterrar los cuerpos nosotros. Pero no. Cuando llegó la policía judicial se pusieron a cavar y desenterrar. Fueron sacando tres cuerpos que parecían tres cigarros, porque las habían envuelto en unas alfombras…”, explica José.
Su mujer me pide entonces que dejemos ahí la entrevista. Ella, igual que su hijo, protegen desde entonces a José Sala de periodistas y curiosos. “Es que le hicieron muchísimo daño. Llegaron a decir que las habían matado ellos dos. Lo pasaron fatal. Venían periodistas y le hacían preguntas buscando morbo. Los medios de comunicación lo hicisteis muy mal. Muy mal”, me justifica. Su hijo, que también se llama José, pide comprensión y coincide en el mensaje: “No hay problema en que mi padre explique cómo fue la cosa si es para ayudar a esas familias. Pero es que es un hombre mayor (ahora tiene 78 años) y acabó muy tocado de aquello. No se ha recuperado”.
EL SILENCIO DE ALCÀSSER
Una de las cosas que llama la atención de Alcàsser es el silencio. Es un pequeño pueblo de casas bajas, sin grandes avenidas ni paseos comerciales. No hay aglomeraciones. Hasta en la pequeña plaza del Ayuntamiento hay una fuente con varios caños y el agua casi no hace ruido al caer.
Ese silencio se hace extensible al tema tabú por definición. Ha pasado un cuarto de siglo, pero a la gente no le gusta hablar del crimen de las tres niñas. “Me ha dicho un amigo que aquí nadie te va a contar nada”, me advierte Gloria, la camarera y nueva propietaria del Musical. Es el bar más grande del pueblo, está ubicado frente a la fuente silenciosa y tiene una sala enorme donde cada fin de semana hay concierto y baile. Ella no lo sabe, pero su local forma parte de la historia negra de los medios de comunicación en España.
Gloria es de un pueblo cercano (Benetússer) y se sorprende del hermetismo de la gente de Alcàsser al tocar este asunto. También se sorprende de que su recién adquirido bar sea el lugar en el que se grabó un programa de televisión que acabó convirtiéndose en un símbolo negativo de aquella forma de hacer televisión.
NACE LA TELEBASURA
En 1992, los recién inaugurados canales privados trataban de consolidarse en los hogares españoles. Había nacido la competencia televisiva, algo inédito en un país que sólo tenía dos canales y eran públicos. Con la irrupción en 1990 de Antena 3 y Telecinco llegaba también la guerra por la audiencia (Canal + estaba, por su modelo de pago, fuera de esa pelea. Y la desaparición, violación, tortura y asesinato de tres niñas aseguraba disparar el número de espectadores.
Míriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández fueron raptadas la noche del 13 de noviembre de 1992. Durante los 75 días que duró la desaparición, los canales le dedicaron horas y horas al caso. En especial TVE con 'Quién sabe dónde' de Paco Lobatón y Antena 3, con Nieves Herrero y su magazine 'De tú a tú'. Aquellos programas llegaron a conseguir más de 7 millones de espectadores. Superaban el 50% de share, algo impensable hoy en día. Cuando aparecieron los cadáveres de las niñas, empezó la carrera por ver qué canal ofrecía la noticia desde más cerca.
Y ganó Antena 3. Esa misma noche montaron un programa especial de 'De tú a tú' en Alcàsser, que se grabó en el Musical, ese bar donde cada fin de semana se organiza el baile. Los familiares de las víctimas, desencajados de dolor, estaban sentados en el escenario junto a Nieves Herrero. Y el salón lleno de público. La presentadora pedía la atención de la gente para dar paso a un momento cumbre: el instante en el que los padres de Míriam se abrazaban tras conocer que su hija estaba muerta. Un cámara metía el objetivo a dos dedos de sus caras. Nieves Herrero pedía de fondo a los espectadores: “Vamos a compartir su dolor”. Luego Olga Viza pedía paso para informar de que la policía acababa de detener al primer sospechoso. El público estallaba en vítores y aplausos. Los familiares no sabían que hacer.
DOS YONKIS DE CATARROJA
La detención que se había practicado era la de Miquel Ricart Tárrega, un quinqui de Catarroja, sin oficio ni beneficio. Era íntimo amigo de Antonio Anglés Martins, el otro sospechoso; un delincuente brasileño criado en Valencia que tenía atemorizada a su propia familia. Anglés era un psicópata que estaba en prisión por haber torturado a su novia; una toxicómana llamada Nuria que un día decidió meterse toda la droga que Anglés tenía para vender. Cuando él se enteró, le pegó una paliza, la desnudó y la ató en el patio. Allí la tuvo varios días, en pleno invierno, sin comida ni bebida y amenazándola con un doberman. El propio hermano de Anglés fue el que la liberó cuando la chica estaba al borde de la hipotermia. Antonio Anglés fue condenado a 11 años de prisión. Disfrutaba de un permiso penitenciario cuando secuestró y mató a las niñas. Cuando se enteró de que venían a detenerle, estaba en su casa. Saltó por la ventana y se escapó. Nadie lo ha vuelto a ver.
Entretanto, Ricart ya había confesado el crimen. Luisa Ramón, una de las abogadas de la acción popular, recuerda que “empezó dando una versión muy dulcificada, muy light. Decía que había sido Antonio, que él sólo miraba... Pero después cantó hasta La Traviata”.
Ricart reveló que aquel viernes montaron a las tres niñas en el Opel Corsa y las raptaron. Condujeron 20 kilómetros hasta el pueblo de Tous, las inmovilizaron, las subieron a un monte, las metieron en una caseta abandonada del barranco de La Romana, las violaron, las dejaron atadas, bajaron al pueblo a comprar dos bocadillos y una ensalada, volvieron a subir, las volvieron a violar y por la mañana las llevaron a una fosa situada a unos 700 metros por encima de la caseta. Antonio las mató a tiros, las enterraron y se fueron.
Ricart se desdijo de aquella confesión a las pocas horas.
¿DÓNDE ESTÁ ANTONIO ANGLÉS?
Durante meses, el paradero de Antonio Anglés fue uno de los temas más comentados en España. Lo habían visto secuestrando una furgoneta, cruzando la frontera, escondido en Lisboa, viajando a su Brasil natal… La última vez que lo identificaron fue a bordo de un barco en el que presuntamente viajaba como polizón rumbo a Irlanda. Dicen que se lanzó al agua con un chaleco salvavidas cuando lo iban a detener. El chaleco fue hallado días después en aguas de Dublín. El cuerpo de Anglés no apareció jamás.
Interpol aún tiene su foto colgada en su archivo de los criminales más buscados. Circulan infinidad de versiones sobre su paradero. Una de ellas es que está viviendo en una favela de Sao Paulo como mujer: “Era una persona con tendencia a travestirse, era guapo, hablaba bien portugués y una favela es un buen sitio para esconderse. No me extrañaría. Pero eso sólo son teorías”, cuenta un expolicía. Así, la única persona que fue a la cárcel por aquel caso fue Miquel Ricart, condenado a 170 años de prisión.
Tras el hallazgo de los cuerpos, Alcàsser se convirtió en un hervidero de periodistas. “Buscaban a los más viejos porque sabían que les iban a dar las respuestas más locas”, cuenta un policía local que participó en las tareas de búsqueda. Una mujer de 80 años llamada Carme recuerda que “a mí me pararon unos chicos con unas cámaras para preguntarme si yo creía que las niñas habían muerto por la maldición. Yo no sabía ni de lo que me hablaban, pero ellos venga con la maldición. Y a mí me dieron un disgusto”, me cuenta sentada en un banco de Alcàsser. Junto a ella, su vecina me vuelve a recordar que “los medios de comunicación hicisteis buena caja de aquello pero no pensasteis en el daño que hacíais”. Y no le falta razón. A mí aquello me pilló con 12 años, pero en cierto modo me veo obligado a pedirles disculpas por cosas que hicieron las grandes estrellas del periodismo hace 25 años.
LA TEORÍA ALTERNATIVA
Durante la desaparición, los canales que le dedicaron más minutos fueron Antena 3 y TVE (aparte de la televisión valenciana). Tras el hallazgo de los cadáveres y la detención de Ricart, se sumó Telecinco. Fue la que más tardó, pero también la que más se acabó identificando con aquel caso, por medio de Pepe Navarro y su programa “Esta noche cruzamos el Mississippi”, que hizo del suceso casi un emblema de su programa.
El programa arrancó en 1995 y, para entonces, ya se había extendido una teoría alternativa que aseguraba que Ricart y Anglés eran sólo dos cabezas de turco con los que se tapaba a una serie de personas muy poderosas. Empresarios con grandes fortunas y cargos políticos importantes, que presuntamente habrían mandado a secuestrar a unas niñas para violarlas en un chalet y rodar con ellas una snuff movie (película en la que se graba la tortura y asesinato real de una persona). "Dicen que hombres muy importantes pagaron 20.000 pesetas a los dos yonkis aquellos para que les trajesen a unas niñas para violarlas" apunta Rosa, una vecina de Alcàsser.
Esa teoría fue abanderada por Fernando García, padre de Míriam, una de las asesinadas. García se convirtió en portavoz de las familias durante años y en un rostro popular en España, porque acudía a muchos programas de televisión. Casi siempre le acompañaba Juan Ignacio Blanco, un famoso periodista de sucesos que publicó un libro titulado Qué pasó en Alcácer y que la justicia mandó retirar en 1998.
El 29 de enero del 97, en el programa de Pepe Navarro, Fernando García y Juan Ignacio García y Blanco dieron los nombres de 4 personas, afamados políticos y hombres de negocios, como presuntos responsables del secuestro, tortura y muerte de las niñas. Como no se encontraron pruebas para sostener aquella versión, Blanco y García fueron condenados a pagar importantes indemnizaciones
“Hasta 33 veces he pasado por el juzgado a causa de denuncias que me han puesto. Yo era uno de los periodistas de sucesos más reputados de España y desde entonces no me ha vuelto a llamar nadie. Alcàsser se convirtió en mi tumba profesional, pero también el trabajo del que estoy más orgulloso” cuenta ahora Juan Ignacio Blanco.
Fernando García, por su parte, mantuvo otros pleitos y disputas con los familiares de las otras niñas, que le acusaban de ir por los platós, de inventar teorías y de utilizar el nombre de las niñas con fines lucrativos. Él sigue defendiendo que en aquel caso se taparon intereses de personas muy poderosas.
Las dos teorías siguen enfrentadas. Alcàsser, como toda España, se divide entre los que dan por buena la sentencia dictada por el juez y los que creen que Anglés y Ricart fueron sólo dos hombres de paja. Oficialistas contra alternativos. Encubridores contra conspiranoicos. Y hay una constante: los unos no le dan a los otros ni un metro. No se compran ni medio argumento. Son posturas irreconciliables.
¿QUÉ HA SIDO DE LOS PROTAGONISTAS?
Han cambiado mucho las cosas, un cuarto de siglo más tarde. Respecto a los periodistas, ninguna de aquellas estrellas de la televisión siguen en la vanguardia televisiva. Pepe Navarro está fuera del circuito y su último gran momento en la pantalla consistió en presentar una edición de Gran Hermano. Nieves Herrero trabaja en 13TV. Ha mostrado en más de una ocasión su arrepentimiento por aquel programa y ha llegado a reconocer que “ese día tendría que haber desobedecido a mis jefes y negarme a hacer aquello”. Paco Lobatón tampoco ejerce ya como presentador. Juan Ignacio Blanco ya no escribe en ningún periódico.
Miguel Ricart fue excarcelado el 29 de noviembre de 2013 tras la derogación de la doctrina Parot. Cuando fue liberado se formó un gran revuelo en las redes sociales, que es algo que no existía cuando él entró en prisión. Aunque Ricart aseguraba que iba a demostrar su inocencia en una entrevista, la presión social hizo que ningún medio le concediese ni un solo minuto. Se habló de una entrevista pactada con Antena 3. Cuando se filtró el rumor, muchas personas propusieron un boicot a la cadena que le diese voz. Nunca se llegó a publicar ninguna. Hace tres años se le vio por Barcelona, mendigando una habitación en una pensión, que supuestamente le negaban por ser Miguel Ricart. Circula por Alcàsser la versión de que vive en un monasterio en Francia.
Fernando García montó una tienda de colchones en Catarroja, justo delante de la casa de los Anglés. Cuentan en el pueblo que lo hizo para vigilar constantemente si volvía Antonio. Su esposa, la madre de Míriam, falleció, y él ha rehecho su vida.
El padre de Desirée también falleció. Su madre, Rosa Folch, acabó enfrentada a Fernando García y consiguió que retirasen el libro de Juan Ignacio Blanco porque publicaba fotos de la autopsia de las niñas. Los padres de Toñi siguen viviendo en Alcàsser; ellos fueron los que menos se dejaron ver en los medios de comunicación.
¿Y LA FAMILIA ANGLÉS?
Los Anglés se cambiaron de apellido. Ahora son los Martins Monroig. La cabeza de familia es Neusa Martins, madre de Antonio, que reconocía tenerle auténtico pavor. Cuenta que a menudo tenía que guardar el dinero en la vagina para que Antonio no se lo robase. En los 90, su situación económica era muy grave. Ahora viven de forma desahogada y tienen algunas propiedades en pueblos de la provincia.
La última persona investigada para conocer el paradero de Antonio Anglés fue su hermana Kelly (Nacida Carlos Dolores Anglés). Trabaja como bailarina y transformista y su nombre artístico es Kelly Faces. En febrero de 2012 actuó en el programa 'Tú sí que vales'. Risto Mejide la atacó con saña acusándola de estar haciendo el ridículo. Actualmente vive en Miami y la policía revisó recientemente su correo electrónico para comprobar si mantiene correspondencia con Antonio Anglés.
El resto del pueblo hace su vida, pero de alguna manera siguen marcados por aquel suceso. "Yo tendría siete u ocho años y las madres nos asustaban con que iba a venir Antonio Anglés", cuenta Ximo, un treintañero de Alcàsser. La propietaria de un bar la define como la peor época para el pueblo. "Hubo gente que se fue de aquí. Durante un tiempo dejaron de venir visitantes a Alcàsser. Cerraron hasta comercios. Parecía un pueblo maldito. Aquello nos hizo mucho daño en su momento... y aquello sigue. Y si no haz la prueba. Dile a quien sea que acabas de estar en Alcàsser. Ya verás como te dice "Ah, donde mataron a las niñas". Y eso va a ser así siempre".