"Quien no apueste por la producción propia tendrá un recorrido muy limitado". El que habla es Domingo Corral, director de producción original de Movistar + y el responsable del giro que la plataforma ha dado hacia contenido original y exclusivo. Lo hacía en la presentación de su primer proyecto de envergadura: La peste. La serie de Alberto Rodríguez (director de La isla mínima) no ha comenzado a rodarse, de hecho su guion se encuentra en proceso de escritura, pero Movistar + tenía que moverse rápido y demostrar que no va a vivir de las rentas de otros, y más cuando esos otros quieren robarte tu propio mercado.
Hasta ahora el canal ha destacado por sus series internacionales, Juego de Tronos, House of Cards, Better Call Saul… todas han pasado por sus manos, pero el chollo se acaba, porque las productoras de todas ellas desembarcan en España con ganas de llevarse tu trozo del pastel. Tanto las cadenas por cable de EEUU, AMC y HBO, como los servicios de contenidos online como Netflix, llevan años apostando por la producción propia. Sus productos son los más costosos y los más exitosos. En España, Movistar + se había aprovechado de su ausencia para tener la exclusividad de las mejores ficciones.
Quien no apueste por la producción propia tendrá un recorrido muy limitado
El futuro a corto plazo no peligra, porque de todas ellas se ha asegurado el estreno en exclusiva hasta que terminen. El problema llegará después. La cadena española no tendrá el próximo Juego de Tronos, así que o lo crea o no podrá competir contra los grandes. Esta situación se ha agravado con la confirmación de dos rumores a voces. El primero, la llegada de HBO a España con un precio que rondará los diez euros. El segundo, la entrada de Netflix en la producción propia en España.
La semana pasada anunciaba que, de la mano de Bambú, nacería su primera serie en español. Una ficción sobre trabajadoras de distinto rango social en los primeros años de Telefónica. Una apuesta que pone patas arriba el mercado. Las grandes plataformas extranjeras ya no sólo quieren su contenido internacional, sino que ven en los productos creados en mercados concretos un arma de futuro.
Movistar + responde
Ante los primeros rumores de llegada de HBO, Movistar + organizó una presentación en sociedad de su primera apuesta fuerte de producción propia. La ficción de Alberto Rodríguez era sólo el comienzo, en la misma rueda de prensa se anunció que ya estaban en desarrollo 20 series y que querían producir ocho al año. Cuatro comedias y cuatro dramas. Todas ellas, además, desafiarán a los productos tradicionales de televisión apostando por una duración similar a los de los capítulos de EEUU. Actualmente Netflix tiene 34 series originales y otras 44 en desarrollo para los próximos cursos.
Ahora, con la confirmación oficial, Movistar vuelve a mover ficha. Esta semana dará los primeros detalles de su nueva criatura, Vergüenza, una serie de Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero protagonizada por Javier Gutiérrez y Malena Alterio. Cavestany es el responsable de una de las comedias de culto del cine español de los últimos años, Gente en sitios. La producción correrá a cargo de otro peso pesado de la industria, Enrique López Lavigne (Lo imposible).
También en preparación se encuentran los proyectos de Cesc Gay y David Trueba. Todos los fichajes vienen del séptimo arte en lo que es toda una declaración de intenciones. Si en EEUU el mejor cine se hace en televisión, aquí también será así, y para eso se fichará a los nombres más interesantes.
Vodafone y Orange, a seguir la estela
Mientras Movistar, que hoy controla el 80% de la cuota de mercado de la televisión de pago en España, debe remangarse, el resto de compañías de telecomunicaciones se han lanzado al ataque para seguir batallando por consolidar un lugar en esta industria en España. Y lo hacen en un terreno de juego en el que este segmento audiovisual se ha convertido en pilar fundamental para sus ofertas convergentes y para su posicionamiento.
Orange puso en marcha su televisión de pago en 2013. El año pasado lo cerró con 306.000 abonados y un acuerdo con Wuaki TV para ofrecer una selección de series y películas. "Salió Wuaki y no Netflix porque las conversaciones fueron más rápidas y fluidas y más efectivas; estamos abiertos a pactar con Netflix y con cualquier otro socio de contenido", explica su director, José Antonio Guzmán. Junto a este acuerdo comercial, la compañía trata de competir con una treintena de canales temáticos y otros contenidos bajo demanda.
No tenemos la ambición de crear producción propia, ni queremos que todo esté bajo nuestra marca; queremos llevar los mejores contenidos a los clientes
Vodafone adquirió la 'cablera' ONO en 2014 por 7.200 millones de euros. Era su oportunidad para entrar de lleno en la televisión de pago y el terreno del contenido. 'Heredaron' no sólo los activos, los acuerdos y la cartera de clientes, sino la experiencia en contenidos lineales y bajo demanda. Tras esta incorporación, en 2015, fue la primera que cazó a Netflix. Logró un primer acuerdo en exclusiva con la compañía estadounidense.
Tanto una como otra coloca el contenido como "estratégico", pero ninguna de ellas ha declarado abiertamente su intento por competir contra Movistar con grandes cantidades de contenido propio. "No tenemos esa ambición, ni queremos que todo esté bajo nuestra marca; queremos llevar los mejores contenidos a los clientes e iremos a los que lo puedan tener", reconoce García-Legaz. Por su parte, desde Orange, se lo plantean como una alternativa para completar su oferta, pero sin que sea algo preferente.
El fútbol marcará el ritmo
En esta batalla, hay un factor que no está relacionado directamente con el contenido cultural pero que influye de manera decisiva en la capacidad futura de las compañías de telecomunicaciones para invertir en cine y series: el fútbol y las retransmisiones deportivas. El peaje a pagar para ofrecerlo en su portfolio de servicios es altísimo: sólo la Liga hasta 2019 y la Champions League hasta el 2018 requirió una inversión de 2.400 millones de euros por Movistar. El organismo regulador de la Competencia ha reclamado la cesión de explotación (previo pago) de una parte de esos derechos para esquivar un escenario de posición dominante.
Más allá de ello, las 'telecos' competidoras creen que puede influir en el mercado. "Somos el mercado del coste por abonado de televisión de pago más alto del mundo; hemos entrado porque creemos que es relevante para nuestros usuarios, pero no es sano", explica García-Legaz de Vodafone. En el caso de Orange, no entran a debatir si es realmente sostenible y aseguran que mantendrán su oferta "lo más competitiva posible".