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Los momentos más ridículos de la gala de los premios Emmy
La gala, que encumbró una vez más a 'Juego de Tronos', estuvo plagada de momentos de vergüenza ajena y conducida con poco tino por Michael Che y Colin Jost, presentadores del Saturday Night Live. Estos fueron los peores
18 septiembre, 2018
14:02
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Javier Zurro
1 de 9
Para algunos el momento más emotivo, para otros el más ridículo. No hay término medio con el show que montó Glenn Weis cuando subió a recoger su Emmy a la Mejor dirección de un programa de variedades. El realizador aprovechó para pedir matrimonio a su pareja y hasta hincó rodilla en el escenario ante la mirada atónita de los espectadores.
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Darren Criss protagonizó el otro momento ñoño de la noche. Era el favorito para ganar el premio al Mejor actor en una mini serie. Hizo buenas las apuestas, y cuando subió a recoger su Emmy le hizo a su pareja una declaración de carpeta de adolescente: "Eres la mujer que baja las ventanillas para que entre la música en mi vida".
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Issa Rae protagonizó la cazada de la noche. En uno de los momentos más emotivos de la noche, cuando toda la platea se puso en pie para ovacionar a la gran Betty White y ella cumplió a regañadientes y se puso a mirar su móvil.
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Maya Rudolph y Fred Armisen son dos grandes cómicos, pero sus apariciones en la gala de los Emmy fue ridícula. Hicieron de comentadores que ponen la clásica voz en off en los premios y decían bobadas. Hasta hicieron un juego de palabras con la palabra 'tie' (corbata) y 'tie' (empate). De niños.
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La gente esperaba mucho de Michael Che y Colin Jost, los cómicos del Saturday Night Live, pero ellos no estuvieron a la altura. Estuvieron torpes, nerviosos y las bromas no tuvieron gracia.
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En otro de los momentos protagonizados por Saturday Night Live, su director se congratuló porque existieran todavía las televisiones generalistas. Un zasca innecesario a HBO, Netflix y compañía, plataformas que están produciendo los mejores productos, mucho mejores que los de la cadena que emite el SNL.
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El monopolio de Saturday Night Live fue aburrido. Se llevaron varios premios, se encararon de presentar la gala, y hasta hicieron el número musical. La ceremonia se convirtió en un episodio más del programa.
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Los Emmy empezaban con una escena musical en la que sacaban pecho de la diversidad de la gala. Una lesbiana, un negro y hasta una asiática estaban nominadas. La celebración se quedó ahí. La diversidad racial estuvo ausente en los discursos y los ganadores.
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La derrota de Penélope Cruz fue uno de los peores momentos para los seriéfilos españoles. Su transformación en Donatella Versace merecía ese Emmy, uno de los pocos premios que faltaba en su vitrina.
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