Este confinamiento ha demostrado algo de forma tajante: la gente quiere ver series y películas desde casa. La cuarentena ha hecho que todas las plataformas crezcan en usuarios y consumo diario y que muchas personas descubran que hay vida más allá de Netflix y HBO. Lo que hemos visto estos meses es sólo un avance de lo que será el futuro más cercano y lo que ya está siendo nuestro presente. Las plataformas se van a multiplicar, y todos los grandes grupos empresariales con parte de telecomunicaciones intentarán sacar su propio catálogo.
Una guerra entre plataformas que se juega en un campo que no conocíamos y en la que habrá que ver quién sale vencedora y su hay espacio para todas. En ese marco de batalla a cara de perro llega el libro Streaming Wars (Cúpula Editorial), escrito por Elena Neira, licenciada en Derecho y Comunicación Audiovisual y especialista en nuevos modelos de distribución audiovisual. Una panorámica de esta nueva era de consumo compulsivo y en un momento en el que el streaming sólo muestra una constante “el cambio”.
Para Neira la crisis del coronavirus no sólo ha traído “un repunte del consumo”, sino “una normalización de conductas como el alquiler o la compra, que antes sonaban a chino y nadie se planteaba y esta situación ha hecho que esta práctica de generalice y que incluso muchos majors se hayan saltado la primera ventana, como Disney con Artemis Fowl”. Destaca también la habilidad de todas estas empresas para aprovechar esta situación y ofrecer meses gratis, porque “es una verdad de perogrullo, pero uno no puede decir si algo le gusta si no lo prueba antes y esto ha sido un gran gancho para el público que no estuviera interesado para conocer su oferta”.
Lo que viene ahora no es tan halagüeño, porque para esta especialista, “después de este frenesí va a haber un retroceso en la desescalada a no ser que haya un repunte, porque incluso Netflix, que tuvo un crecimiento espectacular, el doble de lo que preveían en su primer trimestre, se está preparando para un retroceso y avisó a sus accionistas que asumen que en el próximo semestre perderán clientela”. Hay otros a los que la cuarentena no les ha venido tan bien. Quibi, la plataforma que contaba con el apoyo de Spielberg para ver series cortas en el móvil entre desplazamientos, no contaba con que el covid eliminaría, precisamente, los desplazamientos. “Han tenido que reformular su filosofía, incluso ahora han dicho que estos contenidos se pueden ver entre zoom y zoom, y un caso parecido es el de Peacock, cuya pasarela hacia la gente eran las olimpiadas y que han tenido que replantear la campaña por su cancelación”, explica.
En los próximos meses, además, llegarán nuevos contendientes: HBO Max o Peacock empiezan a desembarcar sin saber bien cómo se integrarán en nuestro país. Para Elena Neira esta guerra va “más allá de una guerra corporativa para arañar cuota de mercado” y responde a dos realidades. “Las grandes empresas, como Universal o Disney se dan cuenta de que están explotando su contenido a través de un intermediario y que ni siquiera son dueños de los datos de sus clientes. Tenían contenido, pero no tenían una estrategia de explotación a pesar de tener un catálogo tan potente”, explica a este periódico. En esta batalla lo que todas buscarán será “la exclusividad de contenidos”.
Disney tiene otras formas de negocio, pero Netflix sólo vive de suscripciones, y su posición financiera es muy delicada y voluble. Cada euro que entra se invierte en contenido
Esa es la segunda batalla, la de conseguir contenidos únicos que te diferencien del resto. “HBO ha desembolsado una millonada por tener en su catálogo Big Bang Theory o Friends, que ha pasado que durante meses no ha podido verse legalmente en ninguna parte en EEUU, y eso es una batalla por tener contenidos y afianzar tu posición para convertirse en imprescindible. Yo creo que hay mercado para todos, porque aunque algunos puedan colisionar, Peacock se ha posicionado como una tele de pago baratita y Disney es una plataforma familiar. Lo que está claro es que a nosotros tendremos que pagar varias plataformas, lo que puede provocar un aumento de “piratería de contenido puntual” como ocurrió con The Mandalorian.
En esta guerra abierta, ¿quién vencerá? No es fácil elegir a un vencedor, pero para Elena Neira estará entre dos: Netflix y Disney. La primera tiene todo hecho a medio plazo: “190 países son muchos países y muchos millones de suscriptores, y a pesar de que Disney haya hecho más de lo que esperaba, todavía le queda mucho recorrido para tener esa implantación global. Para Netflix el problema es que se va a apalancar en EEUU, donde están eclosionando muchas plataformas”. Pero Netflix tiene un gran problema, “y es que no tiene un plan B”. “Mientras que Disney tiene otras formas de negocio, igual que casi todas que forman parte de un gran conglomerado empresarial, Netflix sólo vive de suscripciones, y su posición financiera es muy delicada y voluble. Están en números rojos, y cada euro que entra se invierte en contenido”, zanja.
Aunque se hable de burbuja, Elena Neira no cree que el camino se vaya a recorrer a la inversa. Una vez que has probado las plataformas, si eres consumidor, no vas a volver a la televisión lineal con publicidad. Para ella esa burbuja dependerá de lo que quieran invertir en nuevo contenido o en un catálogo propio, y también pasa por la aceptación del usuario de que no se puede ver todo y hay que elegir . También por ese motivo el futuro pasa por “los nuevos modelos de agregación de aplicaciones”, algo que Apple ya ha asumido y empezará a implantar. Un nuevo capítulo en una guerra impredecible en la que cada mes se abre una batalla distinta.