La llegada de las plataformas de streaming con las posteriores fusiones, compras multimillonarias de catálogos y concentración de decenas de marcas y canales en unos pocos conglomerados no solo ha transformado las formas de consumo, también ha cambiado el panorama de una industria, en la que las cadenas en abierto de Estados Unidos, y sus series, están encontrando muchos problemas para adaptarse.
Cuando NBC no anunció la renovación de La extraordinaria playlist de Zoey en sus upfronts, la noticia fue recibida con tristeza por sus seguidores y la prensa especializada, aunque todos dábamos casi por seguro que la serie se movería a Peacock, el servicio de streaming de NBCUniversal. Finalmente, se ha confirmado que la comedia musical no tendrá continuidad, al menos por esa vía, porque la industria de las series de televisión siempre tiene más implicaciones de las que vemos a simple vista.
Por qué no era tan simple que Peacock rescatara 'La extraordinaria playlist de Zoey'
Si bien La extraordinaria playlist de Zoey nunca ha funcionado especialmente bien en su emisión lineal, y perdió espectadores en la segunda temporada, sí cuenta con el favor de la crítica y es muy posible que consiga alguna nominación en los premios Emmy de este año. Nominaciones que serían muy meritorias, porque de hacerlo, sería la única representante de la televisión en abierto en la categoría de comedia. Con la visibilidad que suelen traer los premios y la promoción como nuevo lanzamiento en la plataforma, parecía una opción lógica que pasara a ser un original de Peacock, pero ese movimiento no era tan sencillo.
Si la serie fuera una producción propia, para la plataforma solo sería cuestión de decidir si el prestigio que pueda tener justifica la inversión, pero la serie que protagoniza Jane Levy es una coproducción entre Lionsgate TV y NBCUniversal, y eso lo complica todo. Para que Peacock asuma su parte del coste de la serie, lo más probable es que exija como condición tener la exclusividad en streaming. Y, para que Lionsgate acepte esa condición, NBCUNiversal tendría que compensarlos por el importe de la licencia que está pagando Hulu actualmente por tener los episodios de la serie al día siguiente de su emisión.
Y como la tele siempre será un negocio, y Peacock tiene acceso los datos que hace la serie bajo demanda, habrá decidido que pagar por esa exclusividad no le es rentable.
El modelo de negocio se ha transformado totalmente en la última década
Hace una década estaba asentado un modelo de negocio con el que las series en abierto se financiaban con los derechos de emisión que pagaban las cadenas generalistas, un coste que les era rentable asumir gracias a la venta de minutos de publicidad durante el tiempo que tuvieran la licencia. Los estudios que las producían (que podían ser externos o no), por su parte, asumían una parte del presupuesto, que casi siempre implicaba pérdidas en esa primera etapa de vida de las series, pero que luego esperaban recuperar con la ventas internacionales y de sindicación nacional para las reposiciones.
Con la llegada de las primeras plataformas de streaming cambió todo. Apareció una nueva vía de ingresos para quien tuviera la propiedad de los títulos (los estudios), una ventana de distribución adicional que le daba una segunda vida a las series y mayor repercusión en el estreno de nuevas temporadas. Y para contrarrestar esta fuga, los canales decidieron crear sus propios servicios para alimentar sus catálogos con títulos en exclusiva o compartidos con otras plataformas.
La crisis de las series en abierto
La gran perjudicada en todo este proceso es la televisión en abierto. Cada temporada las cadenas tienen más dificultad para atraer audiencia en sus emisiones lineales y ven cómo el valor de sus espacios publicitarios se devalúa sin que puedan hacer nada para evitarlo. Esta situación hace que sean cautelosos y den luz verde a series derivadas, remakes o reboots, en lugar de apostar por contenidos originales. Y así lo demuestran sus parrillas para el próximo otoño.
Y la pescadilla se muerde la cola, porque gracias a esa actitud conservadora hace años que la televisión en abierto no genera una nueva serie que se convierta en éxito de audiencia, y el espectador ha terminado por perder el interés. Las series en abierto han perdido toda su relevancia.
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