Si en el verano de 2020 alguien aún ponía tenía dudas del alcance del éxito internacional de Élite, estas se disiparon cuando leímos en Variety la noticia del fichaje de Darío Madrona, uno de sus creadores, como showrunner de una serie de Peacock. Esa serie es Alguien está mintiendo, y Madrona es el primer español que ha estado al mando de una serie en Estados Unidos, todo un hito para la ficción nacional que abre las puertas para una nueva generación de guionistas.
Su carrera comenzó en 2005 en Maneras de sobrevivir. Desde entonces no ha parado y en sus créditos hay títulos tan diversos como La chica de ayer, Los protegidos, Vivir sin Permiso y por supuesto, Élite, la serie que le dio la oportunidad de abrirse camino en el mercado internacional. En 2020, mientras todos estábamos lidiando con la nueva normalidad, Madrona se enfrentaba a los enormes retos de su nueva aventura liderando un proyecto para el mercado estadounidense de forma virtual.
Los primeros pasos los dio mientras estaba en Berlín trabajando como guionista de 1899, la nueva serie de los creadores de Dark, y escribía los guiones de Besos al aire. Trabajos paralelos en zonas horarias distintas. Esta particular situación hizo que terminara viviendo confinado en el Caribe, para que sus jornadas laborales fueran lo más cercanas a las de su equipo en Estados Unidos.
De esta singular experiencia como showrunner de una serie americana, qué implica realmente este cargo y por qué no termina de importarse al sistema español, el equilibrio entre lo local y lo neutro cuando quieres llegar a todo el mundo o qué sigue siendo tabú en la ficción nacional, SERIES & MÁS tuvo la oportunidad de hablar con Darío Madrona. Esto es lo que nos contó.
Te coincidieron en el tiempo los proyectos de 'Besos al aire', '1899' y 'Alguien está mintiendo', ¿cómo te organizaste con las diferencias horarias y el trabajo virtual?
En agosto de 2020 estaba en Berlín trabajando en la sala de guionistas de 1899, la serie en inglés de los creadores de Dark. Recuerdo que tenía que ir al hotel a trabajar en las notas que me mandaban desde Telecinco de Besos al aire, y al mismo tiempo trabajar ya en la selección de guionistas para Alguien está mintiendo. A pesar de que el mundo moderno nos permite trabajar a distancia, hubo varios momentos donde se juntaban muchas diferencias horarias. La diferencia con Los Ángeles para trabajar vía Zoom eran nueve horas, que es una barbaridad. Entonces, lo que hice fue mudarme al lugar más cercano que podía de Estados Unidos, para estar en una franja horaria similar. Estuve viviendo en Barbados cuatro meses para poder trabajar con una diferencia horaria de cuatro horas con Estados Unidos, que era mucho más manejable. Si no, la otra opción era empezar a trabajar todos los días a las siete de la tarde, acabar a las doce de la noche y luego responder emails. Era un horario de un súper nocturno y yo no quería convertirme en un vampiro. Pensaba que mi cerebro de vampiro funcionaría mucho peor y que tenía que estar fresco. Entonces pedí que me mandaran lo más cerca posible. México se descartó por temas de seguridad, así que fui a parar a un lugar que no sabía situar en el mapa hasta ese momento, pero que recomiendo mucho porque está muy bien. La mitad del tiempo estuvimos confinados, y es una cosa muy paradójica lo de estar confinado en el paraíso. No podíamos salir de casa más que tres horas al día. He hecho una serie americana sin pisar nunca Estados Unidos.
¿Cuál fue el principal reto cuando empezaste 'Alguien está mintiendo'?
Está el obvio, que es que el hecho de que era mi primera serie en Estados Unidos, como showrunner, y en un segundo idioma. Además, estaba liderando un proyecto que suponía la primera producción televisiva de sus productores, y la primera producción de Universal en Nueva Zelanda. Había muchas primeras veces ahí y eso lo hacía todo muy complicado. Pero yo te diría que lo más difícil es que entré en el proyecto cuando ya había un piloto rodado, el casting ya estaba casi todo estaba cerrado, la línea editorial más o menos encauzada a partir de ese piloto, y presupuestariamente tampoco se podía cambiar mucho. Había que había que tirar adelante con eso. Creo que el mayor reto en realidad fue liderar un proyecto que yo no había empezado e intentar llevarlo a buen puerto; intentar hacerlo un poco mío cuando estaba siguiendo siguiendo el camino que otros me habían marcado. Es difícil porque por un lado sientes que es tu serie, porque todo mundo te dice que es tu serie, que tú eres el jefe. Pero por otro lado, sabes que no es completamente tu serie, porque ya estaba parte del camino hecho y tú solo intentas conducirlo de la mejor forma posible hasta destino. Y eso en mi carrera nunca me había pasado, estaba acostumbrado a empezar desde cero o casi desde cero todos mis proyectos. Además, a eso se junta que no dejas de ser un españolito que está ahí y hay quien te mira diciendo ¿quién es este señor? Algunos conocían Élite, otros no la conocían de nada. Y, no olvidemos, el doble choque cultural de trabajar con los americanos, pero en Nueva Zelanda.
"En España todo es más pequeño y sientes que con una llamada de teléfono puedes arreglarlo. Allí todo es más burocrático y complicado, pero a la hora de la verdad es lo mismo".
En lo personal, ¿qué aprendiste trabajando en una industria que funciona tan diferente a la nuestra y hasta qué punto es distinta?
Te diría que me resulta difícil saberlo porque esta serie se hizo en circunstancias excepcionales. Rodamos en Nueva Zelanda durante el covid, en un país que no tenía covid, pero nosotros seguíamos protocolos en el rodaje por cuestiones legales de Universal. Fue una experiencia tan particular que yo no sé si realmente te podría decir las diferencias. Diría que mi sensación es que es todo más grande. Y que todo cuesta un poco más. Lo comparo con un trasatlántico que se mueve muy despacito, que cuando quieres girar algo tienes que hacer mucho movimiento. En España todo es más pequeño y sientes que con una llamada de teléfono puedes arreglarlo. Allí todo es más burocrático y complicado, pero a la hora de la verdad es lo mismo. No sé si la gente es consciente de que un rodaje es la cosa menos glamurosa del mundo; yo me encontraba muchas veces en un descampado a las 8 de la mañana con una tostada mustia en la mano o desayunando corriendo mientras iba a algún sitio. Y eso también pasa en España. Es más grande, es un poco más complicado de mover, pero al final un rodaje es lo mismo. Hombre, las cuestiones laborales, como trabaja la gente en cada país son distintas, pero yo te lo podía comparar con Nueva Zelanda, no con Estados Unidos.
¿Hay algo que te llamó la atención de la forma de trabajar en Nueva Zelanda en comparación con España?
Había características un poco peculiares, pero no era tan distinto. Creo que hubiera sido diferente haber rodado en Estados Unidos, donde los sindicatos tienen mucha fuerza y hay ciertas cosas que son muy distintas. Teníamos más presupuesto de lo que yo estaba acostumbrado, pero a la hora de la verdad no notaba la diferencia, seguía siendo un proceso complicado y siempre te falta dinero inevitablemente para todo lo que quieres hacer. No había tanta diferencia más allá de lo obvio del lenguaje y demás.
"Se da el caso de que es el showrunner el que decide que se pasa a la siguiente toma, que se cambia de secuencia, que se hagan cambios en la secuencia, el que le indica al director notas para los actores"
Hablamos mucho del término, pero ¿qué hace realmente un showrunner en Estados Unidos, cuáles son sus responsabilidades?
El showrunner tiene que supervisarlo todo en una serie, a no ser que delegue en algún momento por la imposibilidad física de estar en dos lugares a la vez. Es la persona que toma todas las decisiones, quien tiene la última palabra creativa en cuanto a todo lo que ocurre en la serie: da el visto bueno al vestuario, a los decorados, al atrezo, a todo. Si algo sale mal en una serie, la culpa es del showrunner. Es una persona que trabaja 16 horas al día mínimo durante siete días a la semana. Es el último responsable de todo lo que ocurre. Creo que en España nos vamos acostumbrando más a esa figura, pero nos siguen sorprendiendo cosas como que el director de una serie en Estados Unidos tiene constantemente cerca al showrunner. Se da el caso de que es el showrunner el que decide que se pasa a la siguiente toma, que se cambia de secuencia, que se hagan cambios en la secuencia, el que le indica al director notas para los actores. Mientras una serie esté en preproducción, rodaje o posproducción, el showrunner no tiene un solo momento libre. Aunque la temporada esté escrita antes de empezar a rodar, los guiones se reescriben durante el rodaje por motivos de producción, cambios de diálogo, problemas de localizaciones, etc. Se da muchas veces la situación de que estás por la mañana reescribiendo el guion de un episodio, por la tarde montaje de otro y por la noche de rodaje de uno distinto.
"Aunque haya resistencia al cambio, porque siempre la va a haber, es algo que cada vez se verá más aquí. Y estamos preparados para ello"
En España son pocos los guionistas que han podido reclamar el crédito "creada por", ¿por qué crees que cuesta tanto que se dé ese reconocimiento y que se ceda el control creativo? ¿quién pone esa barrera?
Esos cambios en el paradigma cuestan. Cuestan, porque el poder no se regala, el poder se toma. Hasta hace poco tiempo ese poder, el control creativo, estaba en manos de productores. Creo que eso está cambiando y creo que plataformas como Netflix, que ponen mucho énfasis en el creador, han sido muy importantes para ese cambio. Todavía hay productoras que se resisten, pero me parece que el cambio es algo inevitable. La industria que mejor funciona en ese sentido es la americana y su modelo está clarísimo: apuesta por el creador. Aunque haya resistencia al cambio, porque siempre la va a haber, es algo que cada vez se verá más aquí. Y estamos preparados para ello.
En una entrevista dijiste que los guionistas españoles no están acostumbrados a ser dueños de su destino, porque trabajan mucho por encargo, ¿crees que eso ha cambiado en los últimos años o sigue igual?
Cada vez se hacen más series y hay la sensación de que puedes escoger un poco más, pero no estamos en la situación de los americanos que se plantean lo que es bueno para ellos en términos de su carrera. Los actores sí, pero los guionistas estamos acostumbrados a coger los trabajos que nos van surgiendo porque nunca sabes si te vas a quedar sin ninguno. Cuando hablo con mis agentes americanos, ellos lo tienen muy claro en plan de "te conviene ahora mismo hacer algo así", tienes que moverte en ese territorio o hablar con esta cadena o esta gente, y yo nunca he pensado en esos términos. Nunca he estado acostumbrado a pensar que sería bueno para mí.
"El hecho de que tengamos que adaptarnos a lo que nos va saliendo hace que te vuelvas muy versátil a la hora de tratar los géneros"
'Besos al aire' quizá se diferencia un poco de lo que has hecho últimamente, ¿por qué crees que Aitor Gabilondo te vio como la persona ideal para escribir, citando sus palabras, "una comedia romántica dulce, pero no cursi"?
Aitor me conoce desde hace muchísimos años, creo que como 16 o 17 cuando coincidimos en una serie, Génesis, que tampoco tenía nada de comedia romántica. Creo que cree en mí y creía que podía hacerlo. Y lo hice. Una cosa buena que hemos tenido los guionistas en España es que, como hablábamos antes, no escoges los proyectos sino que haces lo que te va llegando. Eso implica que te lancen proyectos muy distintos constantemente y que tengas que adaptarte. Yo he hecho series policiales, cosas de hospitales, de narcos. La serie que hice justo antes de empezar Élite fue Vivir sin permiso, que es una serie sobre un narco con alzhéimer. He hecho comedia, he hecho viajes en el tiempo, he hecho series súper familiares, como Los Protegidos. El hecho de que tengamos que adaptarnos a lo que nos va saliendo hace que te vuelvas muy versátil a la hora de tratar los géneros. Ahora mismo, excepto por una sitcom pura, para lo que no creo que tenga talento, creo que puedo hacer cualquier otro género que me lancen con ciertas garantías. A Aitor supongo que en su carrera también le ha pasado lo mismo, así que no creo que pensara en mí diciendo "este es el que mejor puede hacerlo", pero probablemente pensó "este puede hacerlo y está disponible".
¿Crees que después de éxitos reconocidos internacionalmente como el de 'Élite' o de una serie como 'Veneno' se ha perdido el miedo de las productoras españolas de que lo local no viaja bien?
No creo que hubiera especialmente ningún miedo y tampoco creo que todo el rato estuviéramos pensando en lo internacional, la verdad. Creo que el problema es que hemos confundido lo neutro con lo moderno. Creemos que queremos hacer series como las americanas, pero ni siquiera para venderlas fuera, sino porque pensábamos que era más guay. Por otro lado, creo que hay que encontrar el equilibrio. No puedes decir que cuanto más específico seas, más va a viajar la serie al extranjero, porque no es así. También es cierto que cuando está bien hecho hace que sea más auténtico. Creo que nuestra industria todavía buscando ese lugar, pero no sabe exactamente hasta qué punto podemos ser muy españoles y mucho españoles y hasta donde internacionales. Perder completamente la personalidad es un error, pero también quieres llegar a todo el mundo y ser universal. Creo que la respuesta nunca es tan fácil como decir hay que ser lo más local posible; hay que encontrar ese punto justo.
"Creo que ese es el mayor tabú, más allá de temas en sí. Que una serie como 'Reyes de la Noche' no tenga más de una temporada me parece muy sorprendente"
¿Crees que hay sigue habiendo algún tema tabú en la ficción española?
En realidad no tienes problemas para hablar de temas, el problema es quién habla de esos temas. Por ejemplo, yo he tenido problemas para hablar del aborto, pero porque era un personaje protagonista y en ese momento existía el miedo de que el público le iba a dar de lado. Te estoy hablando de hace de nueve años, a lo mejor ya eso no ocurre. En Los hombres de Paco en su momento hablaron de terrorismo; el problema no son los temas en sí, sino con quién los hablas, de qué forma los tratas y con qué tono. No estoy en el ajo de la industria en este momento para saberlo con certeza, pero por cosas que han pasado últimamente, creo que en España a veces es un problema hablar de personajes reales. Ahora mismo, creo que el mayor tabú en las series españolas es hablar de políticos y personajes reales. Tengo la sensación de que por cuestiones legales, desde que es muy fácil que te demanden, no es fácil hablar de este tipo de cosas. También porque está la idea de que es mejor no es meterse en jardines. Creo que ese es el mayor tabú, más allá de temas en sí. Que una serie como Reyes de la Noche no tenga más de una temporada me parece muy sorprendente.
"Siendo un chiquillo murciano, la única forma que tenía de soñar siquiera con esa posibilidad era escribiendo. Porque por lo menos la máquina de escribir o el ordenador los tenía"
¿Qué series o películas te marcaron en tu infancia o adolescencia. En qué momento soñaste con ser escritor o guionista?
Cuando mi padre se hizo de Canal Plus fue una revolución porque había una película de estreno cada noche sin anuncios. Recuerdo ver Alien de James Cameron y que me volara completamente en la cabeza. Empecé a ir al cine con mucha más frecuencia, con mi tía, con amigos, y ver El silencio de los corderos. O Thelma y Louise. Y ya que la cabeza no me terminaba de explotar del todo, decidí que yo quería dedicarme a eso, y siendo un chiquillo murciano, la única forma que tenía de soñar siquiera con esa posibilidad era escribiendo. Porque por lo menos la máquina de escribir o el ordenador los tenía. No tenía equipo de rodaje, no tenía cámaras, no conocía gente que se dedicara a ello, pero siempre podía ponerme delante de las teclas y escribir algo mal que bien y enviarlo a algún sitio a ver qué pasaba.
¿Qué serie te habría gustado escribir?
Podría decirte muchas, pero diría que estructuralmente la serie que más he disfrutado es Mujeres desesperadas. Esa es la serie que me hubiera que me hubiera gustado escribir. A lo mejor no suena muy atractivo, pero cada secuencia parece escrita con escuadra y cartabón; es una maravilla estructural y además es súper divertida. Una serie que mezcla misterio con comedia, con drama; una mezcla de géneros brutal. Y las interpretaciones, las sátiras. Me parece brillante. Son muchas temporadas y a lo mejor me habría cansado antes, pero desde luego es la que me habría gustado escribir. Ahora he trabajado con gente que ha trabajado con Mark Cherry. Me han contado muchas historias que me han hecho mucha gracia y que, por supuesto, no puedo contar, pero ha sido gracioso que de repente tengo dos grados de separación de ese señor. Es muy guay.
¿Qué tienes sobre la mesa ahora mismo, cuál será tu siguiente proyecto?
Estoy trabajando en la nueva temporada de Alguien está mintiendo solo como productor ejecutivo, lo que significa que estoy mucho más fuera del proceso creativo, pero todavía formo parte de él hablando de guiones, de escaleta, de capítulos. Honestamente, ahora mismo estoy pensando en lo que voy a hacer después. Tengo varias ideas y tengo reuniones constantemente, pero no hay nada específico ahora mismo. En la línea que de lo hablábamos antes, de pensar en términos de carrera, quiero tomarme mi tiempo para poder tomar la decisión adecuada y saber qué es lo que me conviene hacer.
Cuando en 2020 se anunció la vuelta de 'Los protegidos' dijiste en Twitter que a los creadores no os habían avisado, ¿al final desde Atresmedia te dijeron algo o sigues esperando?
No, no, no estoy esperando. Imagínate esperar al lado del teléfono como Carmen Maura en Mujeres al borde de un ataque de nervios, histérica porque no recibe el mensaje. Ya va a hacer un año y medio, se hizo una temporada y se va a hacer otra. No recibimos ninguna comunicación antes y no recibimos ninguna comunicación después.
'Alguien está mintiendo' está disponible en Netflix.
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