Tras sortear un detector de metales exhaustivo propio de un aeropuerto, Mónica Naranjo (Figueres, 1974) y Florentino Fernández (Madrid, 1972) aguardan las preguntas de los periodistas en un oasis en el que las cumbres de carácter internacional poco o nada importan.
Cinco películas después de su estreno en la gran pantalla, la franquicia de Gru y los Minions sigue coleando con fuerza: muñecos, tazas, peluches, disfraces e incluso un propio parque temático que explota las virtudes de una de las sagas de animación más exitosas de la última década. Los pizpiretas personajes amarillos y su particular villano han tenido tiempo de generar un sentimiento y el contrario en la audiencia debido a su amplia exposición global.
"Durante seis meses nadie patentaba el producto, a día de hoy es impensable enumerar la cantidad de licencias que hay sobre los Minions y sobre Gru", relata a EL ESPAÑOL Florentino Fernández. 12 años después del estreno de Gru, mi villano favorito, el cómico vuelve a afinar su voz para doblar la nueva entrega que llega a las salas este viernes, Minions: el origen de Gru. "A pesar de ser la quinta película, es una franquicia bonita que está a la altura".
A su lado, y debutando en el arte de dar vida a un objeto animado, Mónica Naranjo. Su Donna Disco, una villana con mucho flow, pretende establecer un nuevo orden mundial por con su pelo afro y su cinturón de estraperlo. "¿Quién no se enamora de ella? Si es que es malísima", responde la cantante a este medio. "Lo volvería a hacer mañana, ha sido una experiencia divertida, bonita, entrañable".
El amor como vehículo
El cine de animación tiene el poder de transmitir y emocionar, de transportar a la audiencia a universos mágicos que poco, o nada, tienen que ver con la realidad. No por ello han de dejar de retratar las diversas aristas de la vida mundana. La reciente polémica surgida con Lightyear, película de Disney que incluye una secuencia con un beso entre dos mujeres, vuelve a poner de relieve que a la sociedad le sigue costando aceptar ciertos códigos.
"¿Ha habido un beso lésbico? Qué maravilla", replica Mónica Naranjo en referencia a la controversia. "Me cuesta creer que eso sea una noticia", añade la catalana mientras enuncia un alegato a favor del amor en todas sus formas. "Claro, y que sea una polémica", coincide con ella 'Flo'.
Muchos progenitores consideran que dicha escena no es adecuada para una película dedicada a audiencias infantiles. "Hay que felicitarles", espeta la cantante. "Bienvenidos a la nueva realidad en la que las personas pueden ser ellas mismas", prosigue. "Hacemos el amor muchísimas veces, besándonos, acariciándonos… es absurdo", apostilla su compañero.
"Con tu voz, el personaje va adquiriendo vida, eso es la magia del doblaje"
Ambos coinciden en el éxito de la producción de dar cabida a ese tipo de escenas "como algo normal", cotidiano: "Que nuestros hijos puedan verlo y que en unos años no se hable ni de gays, ni de lesbianas, simplemente de personas que se aman", aclara la artista.
Cuestión de técnica
Pese a ser la primera vez de Mónica Naranjo, la técnica que emplea en la música se ha convertido en el mejor asesor para dar vida a Donna Disco. "Vivimos algo mágico porque acudimos al estudio y nos lo dan todo en silencio", explica. "Vas viendo que, con tu voz, el personaje va adquiriendo vida, eso es la magia del doblaje".
Florentino Fernández considera que el trabajo de su compañera ha sido impecable. "Mónica ha entendido muy bien los códigos, porque al final esto se trata de interpretar y de mandar emociones", indica.
El cómico, experto en animar con sus cuerdas vocales a Gru, considera que el éxito de la franquicia reside en "hacer la película que te guste". "Cuando sabes los gustos de la gente, el porcentaje de fracaso es muy pequeño".