Desde los albores de la televisión, en las comedias de situación ha existido un estereotipo mil veces repetido: la esposa del protagonista que es centro de las bromas rancias sobre "la parienta" de su, supuestamente, divertido marido. Ese personaje a quien todos les ríen las gracias, incluidos los espectadores.
La reacción natural de la audiencia era reírse con ellas, porque la serie pedía la identificación con el protagonista. La esposa, mientras tanto, era el foco de comentarios burlones y despectivos por sus quejas constantes, por ser la aguafiestas que siempre estropeaba la diversión y por ser la adulta de la habitación. ¿Pero qué pasaría si el punto de vista fuera el de ella? Eso es lo que se pregunta la serie Kevin Can Fuck Himself.
Protagonizada por Annie Murphy, que ganó el Emmy a mejor secundaria por Schitt's Creek, esta serie que emite AMC+, deconstruye ese estereotipo clásico poniendo en su centro y dándole voz al personaje que antes solo estaba al servicio del héroe de la historia.
Murphy interpreta a Allison, la esposa del Kevin del título, con quien el espectador descubre la realidad de vivir 24 horas con un señor con síndrome de Peter Pan que se cree gracioso. Un señor que antes hacía mucha gracia, seguramente porque solo había que aguantarlo 25 minutos a la semana. Un día, el hartazgo vital acumulado de Allison durante años llega al límite y toma una decisión drástica: tiene que matarlo.
Allison representa a las Skyler White, Carmela Soprano y Betty Draper de la ficción. Personajes con los que al espectador le costaba empatizar, a pesar de su infelicidad, impotencia y vulnerabilidad ante el abuso emocional y de poder eran evidentes. Y le costaba hacerlo porque el punto de vista de las historias no era el suyo.
"Skyler White fue víctima de la misoginia de muchos espectadores, simplemente, porque se pusieron de parte de quien la serie les pidió apoyar: del criminal productor de drogas protagonista de la serie", señala Valerie Armstrong, la creadora de la serie, en la entrevista que le concedió a SERIES & MÁS | El Español, mientras enfatiza la importancia del punto de vista que convertía a estas mujeres en meros obstáculos en el viaje de los verdaderos protagonistas.
El reto de Kevin Can F**k Himself era "conseguir que Alison fuera una persona real en el mundo de comedia colorido y luminoso de su marido", que el espectador se diera cuenta de que la forma en que los otros se reían de ella, y las razones por las que lo hacían, no tenían gracia. Algo que tenía que ocurrir antes de cambiar por primera vez del formato multicámara al de drama realista.
Este recurso formal, que usa los mismos escenarios para ambos formatos, y materializa los cambios entre uno y otro con la iluminación y los encuadres, es gran parte de lo que hace tan original a esta serie. El resto se consigue combinando forma y fondo para deconstruir a su protagonista y revelar la frustración de su mundo interior.
La serie no solo habla de la misoginia en las comedias clásicas, "eso estaría bien, pero sería superficial" explica Armstrong. A través del tramo de la serie rodado como dramedia "también explora situaciones de abuso emocional en las relaciones". Esta parte de su propuesta parece que no llegó del todo al público desde el principio, "he leído muchas veces '¿pero por qué sigue con él, por qué no lo deja y ya?' y me sorprendía lo difícil que es entender las situaciones de abuso emocional para algunos espectadores".
Como ejemplo, Armstrong puso sobre la mesa el personaje de Nicole Kidman en Big Little Lies. Aunque las situaciones dentro de la pareja de Celeste y Allison no son las mismas, se centra en el detalle económico, la primera tenía dinero para alquilar un apartamento en secreto e independizarse "y aún así le costó muchísimo dar el primer paso".
Cuando comienza la serie, "Allison tiene 172 dólares a su nombre no es fácil tomar la decisión de irse. Y eso sin tener en cuenta cómo le ha afectado psicológicamente a su autoestima esa relación". En la serie se exploran algunas de las razones por las que el personaje cree que no puede irse, entre ellas, que le han dicho que no sería capaz de hacer tantas cosas que al final se lo ha terminado creyendo.
"Además, ella sabe que él no la dejaría irse", apunta Armstrong. "Kevin puede parecer un niño grande, pero ella le ha visto hacer cosas que pueden parecer inofensivas y un chiste, pero que demuestran que está dispuesto a hacer daño cuando no consigue lo que quiere".
La noticia de que AMC no renovaría la serie llegó mientras el equipo escribía y rodaba la segunda temporada, "fue triste porque no tuvimos oportunidad de hacer esto una tercera vez, pero siento que pude contar la historia que quería contar completamente", aclara la creadora.
En un principio, tal como revela, "estaba planeado que esta segunda entrega finalizara en el episodio siete", una decisión con la que Armstrong nunca se sintió satisfecha y que no sabía a dónde la iba a llevar. Pero como alguien que decide hacer limonada cuando la vida le da limones, recibió la noticia de la cancelación como una suerte de salvación: "como ya sabía desde hace tiempo cuál sería el final de la serie, pudimos cerrarlo todo de forma satisfactoria".
También le satisfizo tener la oportunidad de explorar en esta última entrega los temas más importantes de los que le interesaba hablar en la serie, como la responsabilidad de las mujeres en la cultura de la masculinidad tóxica, "la codependencia de Patty con su hermano", y también la relación de odio de Allison consigo misma, "hacerla consciente de su victimismo", y de que también tenía alguna responsabilidad en quedarse atascada.
Pero sobre todo, dedicarle tiempo a la relación de Patty y Alison, con la que quería explorar la complejidad y la intensidad de las relaciones femeninas, "y cómo en muchas ocasiones, pueden salvarte la vida, de forma metafórica y literal".
Al preguntarle que esperaba que el público se llevara de estas dos temporadas, Armstrong se mostró visiblemente emocionada: "alguien me dijo que viendo la serie se había sentido identificada y que había tomado la decisión de luchar para cambiar su vida. Sentí ganas de llorar, nunca habría imaginado que nuestra humilde serie pudiera inspirar así a alguien. Estoy muy agradecida".
'Kevin Can F**k Himself' está disponible en AMC+.