Entre las pocas mujeres que hicieron lo posible por a asomarse a escribir su nombre en la historia del cine español, una de las directoras más rompedoras fue Ana Mariscal, que después de convertirse en un icono como actriz durante la posguerra, se atrevió a desafiar al régimen franquista y a su implacable censura para dirigir la que fue la primera adaptación cinematográfica de una obra de Miguel Delibes: El camino, que ya se puede ver en FlixOlé.
En ella se cuenta la historia de Daniel, un niño que debe dejar su pueblo para ir a estudiar a la ciudad. Durante las horas previas a su marcha, Daniel evoca todos los recuerdos de su pueblo y sus gentes. A través de este relato, la adaptación en pantalla de la novela de Delibes refleja de forma satírica la realidad del país en ese momento y fue este realismo fatalista lo que llevó a la cineasta a enfrentarse con la censura, que la ninguneó e impidió al largometraje tener el reconocimiento que merecía.
Sus andanzas como actriz
En el mundo del cine, el debut de Ana Mariscal tuvo lugar en 1940 con El último húsar, pero a lo largo de su carrera llegó a protagonizar más de medio centenar de largometrajes, entre los que destacan la propagandística Raza (1941), La princesa de los Ursinos (1947), Jeromín (1953), Dulcinea (1947), La violetera (1958) y La reina del Chantecler (1962), entre otras.
Sin embargo, la interpretación no es el único legado que dejó esta estrella del cine español, ya que fue una de las primeras mujeres en encarnar un personaje masculino en el teatro, en fundar su propia productora y en ponerse detrás de la cámara como directora de sus propias películas, entre las que destaca El camino (1963), la primera adaptación en pantalla de una obra de Miguel Delibes.
Mujer pionera en la dirección y producción de cine
Aunque Mariscal siguió interpretando personajes en muchas películas, pronto se cansaría de interpretar siempre papeles similares y reducidos a un cine estereotipado. De hecho, a principios de la década de 1950 fundó su propia productora, Bosco Films, con la que llevó a cabo Segundo López, aventurero urbano (1953), una película que fue aclamada por la crítica y que además es considerada como uno de los primeros ejemplos del movimiento neorrealista español.
En ella presentaba un Madrid arrasado por la guerra, situando a unos personajes que buscan sobrevivir haciendo trabajos temporales como recoger colillas, trasladar muebles o vender flores de papel.
Esta fue la primera de las doce películas que dirigió antes de fallecer en 1995, con las que quiso romper con los moldes establecidos por el régimen franquista y que también se impusieron en el mundo del cine.
La conexión con Delibes
Además de ser pionera y una de las primeras mujeres cineastas que hubo en España, Ana Mariscal logró dar con un cine muy personal, cercano a la realidad y a las preocupaciones sociales, traspasando su rol como diva de la gran pantalla más allá de la pantalla. Esto no fue del agrado de la censura, que entorpeció la exhibición y distribución de la cinta y la acabó relegando a convertirse en una película maldita.
Con El camino, la directora refleja el mismo humanismo y existencialismo del texto de Delibes, representando la cotidianidad de un pueblo de la sierra de Ávila, con sus penalidades y alegrías, y también a las personas y el mundo rural de la época de la dictadura.
El bucólico retrato maquilla el ambiente opresivo, la falta de oportunidades y el paternalismo religioso de toda una época y acaba siendo una crítica social que no deja caer la culpa sobre los personajes, llenos de una ternura e inocencia que interpelan al espectador.
Este título ha experimentado un reciente despertar en certámenes y filmotecas y después de proyectarse en el Festival Internacional de Cannes, en su 74ª edición, llega a FlixOlé en una versión restaurada y digitalizada, para demostrar que, aunque se la redujera al estereotipo de "la actriz del régimen", el paso del tiempo ha empezado a hacer justicia con Ana Mariscal, que será recordada por allanar el camino de las cineastas que llegaron después.