A todos les mueve la misma motivación: sus hermanos. Joel intenta salir de Kansas City para reanudar su viaje en busca de Tommy. Kathleen, líder de la facción que manda en la ciudad, busca venganza por la muerte de su predecesor, de su misma sangre. Y Henry (Lamar Johnson) se ve obligado a huir para proteger a Sam. Estos dos últimos forman la pareja más destacada de este quinto episodio con el que The Last of Us llega (y sobrepasa) el ecuador de su primera temporada.
Que curar la leucemia de su hermano pequeño le costase todo lo que allí tenía es lo de menos para Henry. No le importa nadie más que Sam porque es su deber protegerle. Llega hasta el punto de matar a un buen hombre o de ir contra sus principios. Hace lo que sea para mantenerle a salvo. Cuando es necesario incluso le oculta la verdad a la misma persona a la que defiende. Y llega a aliarse con una pareja de desconocidos como Joel y Ellie, que parecen ser muy capaces.
Si Bill y Frank fueron, Sam y Henry son. La emotividad de su vínculo familiar es la que logra que el espectador conecte con un episodio que muestra la historia que lleva a los dos hermanos a amenazar, en falso, al contrabandista y la joven inmune.
Los cazadores
Este episodio es casi una secuela directa del anterior aunque un salto temporal hacia atrás sirve para explicar de dónde venían los dos hermanos y el grupo de gente al que, como "chivatos", traicionaron. Se trata de una facción rebelde que se deshace del control de FEDRA en la zona de cuarentena y a la que la obra original llama "cazadores".
La visión que la serie muestra es algo más amable con ellos, no haciéndoles parecer sólo como gente despiadada que busca los recursos de cualquiera que pase por allí. Si bien esa cara sigue visible, ahora se les añade más profundidad: se preocupan unos de otros. Tienen familias y amigos.
Como revolucionarios, lucharon duro y sacrificaron mucho para escapar de la represión de los militares y, tras lograr su objetivo, acabaron siendo tan crueles como aquellos ante quienes se rebelaron. El contexto ofrecido por la serie ayuda a entenderles. En su camino a la libertad perdieron a gente cercana y vieron cómo sus propios cohabitantes les traicionaban para conseguir favores de FEDRA. Consideran que tienen que pagar por ello.
Especialmente obsesionada con ello está su líder, Kathleen, que busca a Henry por matar a su hermano. La escena en la que ella visita el hogar en el que vivía con su familia trata de decir a la persona al otro lado que no es una villana. La dulzura intrínseca de la actriz que le da vida, Melanie Lynskey, contrasta con la firmeza de su personaje, haciendo que cobre complejidad e interés.
Exhibe una inocencia latente en alguien que, anteriormente, no dudó en mandar matar a un grupo de traidores y quemar sus cadáveres. La pila de cuerpos carbonizados que acaban formando es, presumiblemente, la misma que se vio en el capítulo previo, a la llegada de Joel y Ellie a la ciudad.
Kathleen, como le dice a su protector Perry (Jeffrey Pierce), sabe que su hermano, Michael, no querría esa venganza. Pero le da igual, porque ella la necesita. Y a su hermano ser benevolente no le llevó a nada bueno. La conversación de ambos en su casa de la infancia remarca que la líder de Kansas City es, como todos en The Last of Us, una persona normal forzada a su límite por unas circunstancias extraordinarias. Una superviviente.
Henry y Sam
Hay un momento del capítulo en el que Henry le cuenta a Joel lo que hizo para salvar a Sam. Se define a sí mismo como alguien malo porque actuó como los malos actúan. Pese a que no se arrepiente de ello, sí pronuncia sus palabras con pesar. Y, por supuesto, su autocalificación no es tan simple, por mucho que se sienta así.
El propio episodio juega con eso, haciéndoles parecer al principio unos supervivientes para luego 'convertirles' en una amenaza de cara Joel y Ellie. Y, finalmente, dan pie para que en un futuro sean compañeros. Entremedias, se les ve junto a un doctor que también huye de los rebeldes tras haber trabajado con FEDRA, y entablando una comunicación en la que no hacen falta palabras para que quede claro el afecto que se tienen. Lo que sí hace falta es una actuación magnífica como la que realiza Keivonn Woodard en el papel de Sam.
Después de todo, los dos dúos no son tan diferentes. Comparten roles de protector y protegido, y se cuidan mutuamente. Esas funciones de escolta se repiten no sólo entre ellos, sino con más personajes del episodio, siendo uno de sus temas centrales.
Para apreciar las semejanzas de las dos parejas no hay más que ver lo bien que se llevan Sam y la joven, recordando que entre toda la desesperación que acarrea ese mundo, hay espacio para la felicidad más pura con niños siendo, únicamente, niños. Una prueba de que el ser humano no nace con la crueldad de la que el resto de personajes hace gala. Resulta paradójico que esos momentos en los que la infancia sale a escena y todo son juegos se dé precisamente allí, en los túneles que sirvieron de refugio para un grupo de supervivientes que ya no está. Entre ellos había niños a los que esa fortaleza de dibujos no salvó.
Ahora, sus cómics, sus pintadas y su portería de fútbol, quedan para que los disfruten otros. Los que vivieron allí tuvieron a su propio protector, Ish. Es un personaje que, sin necesidad de aparecer, cautivó a los aficionados del juego que adapta la serie, y que los creadores han querido homenajear con este escenario. Allí tiene lugar el momento más bello del capítulo.
Es la niñez, de hecho, lo que Kathleen rememora en su antigua casa. Y es eso lo que quiere preservar Henry, haciendo sentir a su hermano pequeño como un superhéroe. Lo que sea con tal de sobrellevar la difícil situación que viven. Son los dos bandos de un conflicto en el que hay toda una escala de grises de por medio. La serie los pone al mismo nivel y plantea una interesante cuestión: ¿por qué el hermano de uno iba a valer más que la del otro?
El Cordyceps sigue ahí
La relación entre Henry y Sam resulta conmovedora y no por repetir la misma fórmula que en anteriores capítulos pierde fuerza. Logran causar preocupación por los personajes y gracias a ello cuando llega la acción, todo afecta e importa más.
Joel hace gala de sus dotes como experimentado superviviente eludiendo a un francotirador al que después se ve obligado a matar. Claro que eso era sólo el principio porque el infierno estaba a punto de dejarse ver por Kansas City.
La aparición de los infectados es necesaria para recordar aquello que separa a personas que, en el fondo, tienen motivaciones similares. Y expone cómo de unidos empiezan a estar Joel y Ellie.
Si en el anterior episodio mostraban su coordinación y su nexo superando obstáculos como ventanas y puertas, en un reflejo de las mecánicas del videojuego en el que se basa la serie, aquí lo hacen en combate. Es una nueva equivalencia que se da en una escena en la que la espectacularidad está a la altura del presupuesto: con fuego por todas partes y una horda de infectados arrasando con los rebeldes.
La construcción de personajes y todo lo creado hasta este momento del episodio se ve desgarrado aquí con toda la pirotenia que, al funcionar como antítesis de lo anterior, golpea más.
Si unos y otros hubieran sabido solucionar o aparcar sus diferencias, quizás habrían podido enfrentar o evitar al enemigo común. En cualquier caso, las cosas salen aparentemente bien para la pareja de hermanos y de protagonistas. No tanto para Kathleen y Perry, que muere con la cabeza despiezada por un infectado en su variante más peligrosa conocida que recibe el nombre de 'hinchado'.
Cuando están a salvo y haciendo planes para el futuro, Sam confiesa la verdad. Durante el ataque de los infectados le mordieron y tiene miedo a convertirse. Ellie se sincera con él, mostrando su lado más vulnerable y cómo teme acabar sola. Con la ilusión propia de su edad, intenta curar a su nuevo amigo usando su inmunidad y su sangre. Es una promesa movida únicamente por la esperanza que no salva al pequeño.
A la mañana siguiente Henry se ve obligado a matar a esa persona por la que lo daba todo y que otorgaba sentido a su vida. Por ello, para él, la muerte es la única salida. Ahora Joel y Ellie deben afrontar lo sucedido, cada uno a su manera y sin hablarlo entre ellos. Ante la adversidad sólo les queda resistir y sobrevivir.
'The Last of Us' está disponible en HBO Max.