ATRESplayer Premium sigue aumentando su catálogo, llenándolo de propuestas a las seguir la pista y que llegan este año dispuestas a mantener el listón igual de alto que el pasado 2022.
Después de estrenar la segunda temporada de Cardo y de incorporar Nacho en su catálogo, antes de que llegue el verano se podrá ver en la plataforma Las noches de Tefía, un drama con ciertos toques de humor creado por Miguel Del Arco, uno de los máximos exponentes del teatro en nuestro país.
En esta nueva serie viajamos hasta los años 60, una época llena de contrastes en España. Los extranjeros venían de visita a bañarse en nuestras playas y según ministros como Fraga, parecía que nuestro país era diferente, más moderno. Sin embargo, ese mismo paisaje paradisiaco y de postal escondía una realidad muy diferente y que no dejaba ser y estar en paz a los que se salían de la norma.
La serie creada por Del Arco se sitúa en un paraje desértico de Fuerteventura, donde una vez hubo un campo de concentración franquista. A uno de esos lugares se enviaba a los condenados por la ley de vagos y maleantes, que desde el año 54, también incluía a los homosexuales. Después viaja hasta el año 2004, cuando Airam decide hacer un doloroso ejercicio de memoria y recordar lo que pasó allí, tratando de romper el silencio y reescribir lo que todo un sistema se empeñó en tapar y borrar.
SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL estuvo en la proyección de los dos primeros capítulos de la serie en el Festival de Málaga, que cumplieron con las altas expectativas de la que podría ser una de las mejores series españolas de este año.
Pasado imborrable
Según la sinopsis oficial de la serie “entre 1954 y 1966 existió un campo de concentración franquista conocido con el eufemístico nombre de Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía, uno de tantos lugares donde el régimen enviaba a los condenados por la ley de vagos y maleantes que, a partir del 54, fue implementada para incluir también a los homosexuales”.
Trazando dos líneas temporales diferentes, la serie cuenta cómo Airam Betancor, uno de aquellos presos homosexuales, se vio obligado a recordar los diecisiete meses de trabajo forzado que padeció en la colonia cuando apenas tenía veinte años.
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De esta manera, el espectador conoce un pasado reciente -ocurrió hace apenas 50 años- y del que se reniega o no suele hablarse, viendo en pantalla y a través de una ficción el recuerdo real de muchas personas que padecieron en lugares como aquel, que forman parte de una huella imborrable, aunque el Franquismo se empeñara en barrerla bajo la alfombra.
El Tindaya
Además de destacar por su forma de alzar la voz en favor de nuestra memoria histórica, Las noches de Tefía también es brillante a nivel formal y estético. No se regodea en el sufrimiento de los personajes y sabe contrastarlo utilizando el caer de la noche como recurso, un momento del día que, al igual que los protagonistas, también esperará con ansias el espectador cuando vea la serie.
Usando la imaginación y la ficción como refugio, la historia les lleva hasta el Tindaya, un lugar de fantasía que no existe, pero que les sirve de aliento y les anima a seguir viviendo en medio de un infierno como Tefía. En el Tindaya, los personajes pueden ser y expresarse libremente, llegando a cautivar a los asistentes con sus actuaciones y números musicales.
Este lugar lleno de luz y a todo color contrasta con el claroscuro de Tefía y el filtro del tiempo más cercano al presente, y es el espacio en el que todos querrán quedarse, una zona aislada y que grita libertad por todas partes.
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Contrastes estéticos
El último punto que cabe destacar de la serie es la genial labor interpretativa de todo el elenco, capaz de iluminar aun más la pantalla y sus contrates cromáticos. Todos ellos, desde Marcos Ruiz y Miquel Hernández a Raúl Prieto, Javier Ruega y Roberto Álamo, sobresalen en sus papeles junto al resto del elenco.
Sin embargo, cabe señalar el brillo especial que desprenden tanto Patrick Criado como Carolina Yuste, ambos arrebatadores cada vez que entran a escena.
A favor del recuerdo
Las Noches de Tefía es un espectáculo magnífico y que apuesta de forma arriesgada y muy valiente por nuestra memoria, para que no se siga negando o tapando el horror que vivieron muchas personas durante el franquismo.
Habiendo visto apenas dos episodios, podría decirse que será una de las grandes ficciones del 2023 y es muy probable que nos acordemos de ella cuando toque revisar los mejores estrenos de este año.