En un momento en el que la memoria histórica sigue cuestionándose en España, el dramaturgo Miguel del Arco -fundador del teatro Kamikaze- se lanza de forma valiente a reflejar una parte de nuestro pasado en Las noches de Tefía, la nueva serie de ATRESplayer Premium, que se estrenará antes del verano.
Creada junto al guionista Antonio Rojano Mora y el director Romulo Aguillaume, la serie se sitúa entre 1954 y 1966, un momento en el que existió, en un paraje desértico de Fuerteventura, un campo de concentración franquista conocido con el eufemístico nombre de Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía.
Era uno de tantos lugares donde el régimen enviaba a los condenados por la ley de vagos y maleantes que, a partir del 54, fue implementada para incluir también a los homosexuales. En el año 2004 Airam Betancor, uno de aquellos presos homosexuales, se ve obligado a recordar los diecisiete meses de trabajo forzado que padeció en la colonia cuando apenas tenía veinte años.
Además de entrevistar al creador de la serie en el Festival de Málaga, SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL también habló con los protagonistas de la ficción Patrick Criado (Antidisturbios), Marcos Ruiz (Las leyes de la frontera), Miquel Fernández (La gran familia española) y Carolina Yuste (Sin huellas). Nos cuentan cómo fue dar vida a este relato y qué importancia tiene la ficción en el legado y en nuestra historia.
Airam y Vespa
Antes de sumergirse de lleno a hablar de la historia, los actores y protagonistas de Las noches de Tefía quisieron introducir a sus personajes, contando quiénes son y qué papel desempeñan en la ficción.
"Mi personaje se llama Manuel Flores, Manolín. Es un tipo que ya ha estado en el campo de concentración y es una persona con una capacidad y un instinto de supervivencia brutal. Es alguien muy adelantado a su época, al que lamentablemente le tocó vivir una era en la que no pudo ser libre, ni desarrollarse como él hubiese querido. Siempre tiene una sonrisa y tira 'palante' con decisión", empezó a contar Patrick Criado refiriéndose a la Vespa, que es como le conocen también al personaje.
A continuación, Marcos Ruiz describió a Airam, el personaje prinicipal. "Es un personaje al que le han hecho mucho daño cuando se ha abierto y ha mostrado quién es realmente. Así que su manera de sobrevivir, al menos durante el día, es encerrarse un poco en sí mismo", continúa Ruiz.
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"Tiene la suerte de conocer al grupo donde está Vespa en el que, a pesar de no decir mucho, sí que se puede encontrar apoyo. Se agarra a Vespa, que tiene ese liderazgo y esa facilidad para sobrevivir y enfrentarse a una situación tan difícil", añade el actor.
Milicianas y cuentacuentos
Además de presentar a Airam y a Vespa, Miquel Fernández y Carolina Yuste también hablaron de Charli y Nisa, los dos individuos que conectan directamente con el Tindaya, el refugio a todo color al que acuden los protagonistas para huir del horror de la realidad.
"Charli es un buen cuentacuentos, es una persona que sirve un poco de vehículo para escapar de todas las vejaciones y todo lo que están sufriendo los compañeros en el mismo campo agrícola penitenciario" describió Miquel Fernández. "Por las noches se dedica a contar historias, a entretener, y les salva un poco de todas las injusticias que son parte del día a día de los presos", siguió.
Por su parte, Carolina Yuste indicó que Nisa es un "personaje de ficcióndentro de la ficción" y que aunque es un personaje narrado "sí que existió en la vida real". "Creo que Nisa viene un poco a representar a las mujeres milicianas resilientes. Ya no a las primeras feministas, porque ya veníamos de otros movimientos anteriores, pero sí a esas mujeres que en el franquismo intentaron hacer un ejercicio de sacar a las otras mujeres de donde estaban".
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Ser consciente del pasado
"Hablar de esto es necesario y hacemos esto para concienciar a las personas y para que la gente sepa que esto estaba pasando", opinaba Miquel Fernández sobre la importancia que tiene para ellos como actores "contar historias y meterse en la piel de los que han sufrido".
Carolina Yuste coincidió con él, yendo incluso más allá y contando cómo fue descubrir que en la propia ciudad en la que nació tuvieron lugar barbaries de este calibre. "Soy de Badajoz y hay dos cosas que me parecen muy fuertes. La primera es que yo no sabía que allí hubo prisiones por la Ley de Vagos y Maleantes y que metieron a los homosexuales porque se decidió que eran criminales".
"Yo no sabía que en mi ciudad, al lado de mi casa, había una prisión para homosexuales pasivos. Nadie me lo había contado", relató, relacionando este hecho con que allí también tuviera lugar "una de las grandes barbaridades que sucedieron en nuestro país: la matanza del 14 de agosto [donde al mando del teniente coronel Yagüe se perpetraron unos 1.400 asesinatos registrados, que podrían ascender a más de 3.800]".
"Esto ocurrió antes de ayer y mañana puede volver a ocurrir", observó Yuste, opinando que es genial que los jóvenes puedan verlo y que también lo haga "una generación que vivió esto, que podrá sentir que la serie es como un acto de amor y justicia".
"Si ves la herida del otro, puedes ver la herida de la gente que te rodea. Eso es sanador. Y si conseguimos que eso pase, cuando vengan cosas que nos den un poco más de susto, haremos equipo para pararlo y puede acabar siendo una victoria", concluyó.
Y también del presente
"En el año 62, había gente que pensaba que la homosexualidad se trataba con electroshock. Había gente que tiene mucho nombres y que tienen clínicas importantes en toda España cuyos los bisabuelos trataban a los homosexuales, porque se creía que era una enfermedad. Incluso había libros sobre cómo tratarlo", explica Miquel Fernández, señalando que "todavía hay por ahí un partido que está a favor de la legalización [de las terapias de conversión]".
"Tenemos la gran suerte de que las cosas han ido avanzando, pero debemos tener cuidado porque venimos de ahí. Por eso son tan importantes estos discursos y estos proyectos, para que la gente los pueda ver y empaticen", agregaba Yuste a las palabras de su compañero.
"En el momento en el que tú ves algo así, te tiene que parecer terrorífico, ¿no? Si no, tienes que ponerte muchos caparazones y muchas armaduras para no ver la verdad. Creo que es imposible no empatizar, a no ser que quieras bloquear absolutamente algo en ti y entrar en otros lugares que no tienen ningún sentido, y que me parecen absolutamente peligrosos", argumentó la actriz.
Acortar distancias
"La serie nos ha permitido ver lo que ocurrió de una manera mucho mas cercana", sostuvo Marcos Ruiz, hablando de cómo Las noches de Tefía contribuye a acortar la distancia del presente con el pasado a través de la ficción.
"Contar cómo personas totalmente diferentes se enfrentaban a esta situación con mucho mas detalle puede ayudar a que el espectador tenga un poco ese viaje con ellos y se acerque a los personajes", alegó.
"Además, a pesar de ser de una época totalmente diferente, creo que el espectador se va a sentir muy identificado y muy cercano a ellos, porque solo hay una manera de vivirlo. Porque los personajes no entienden qué es lo que está pasando, son muy jóvenes, no saben ni quiénes son todavía".
"Son personas que están independizándose por primera vez de sus padres y que se enfrentan a una situación donde un montón de adultos les maltratan y abusan de ellos simplemente por ser quienes son. Se ve como algo muy cercano, muy humano", contó.
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"Cuando te cuentan algo nuevo y conoces un episodio de una parte de nuestra historia que realmente desconocías, llama mucho la atención y es interesante porque te mueve y te hace buscar en Internet, mirar, leer sobre ello, y te nutre. Hay que atreverse a hablar de nuestra historia sin miedo y sin prejuicios para que todos la sepamos, aprendamos y que no vuelvan a ocurrir estas cosas que se cuentan aquí", expuso Patrick Criado.
"Esta serie aporta algo positivo, de lo que me siento orgulloso, que es hablar de algo que mucha gente no conoce y no cree y espero que invite a las plataformas y a los productores a seguir creando contenido que nos haga reflexionar de nuestra historia, que nos haga aprender, que nos cuente cosas nuevas. Es para lo que me dedico a esto".
"El avance es inevitable. Lo que pasa es que en toda revolución hay una contrarrevolución, ha pasado siempre en la historia. La gente tiene miedo a perder sus privilegios y los lugares de odio hacen mucho ruido y les hacemos mucho caso, pero creo que los que queremos avanzar somos más", expresó Carolina Yuste.
"Debemos saber quiénes hemos sido y hay cosas que van más allá de nuestro trabajo, porque también somos ciudadanos de este mundo. Si hemos elegido contar esto, hay que defenderlo también fuera de la pantalla. Poder participar de un acto reivindicativo dentro de tu oficio es espectacular y al final, si tú ves algo así y tienes corazón, entiendes que hay gente que sufre y que tiene heridas enormes porque hay otro que ha decidido odiarle porque sí", finalizó la actriz.