El 2023 ha sido un año de grandes historias y cinematográficas y después de recopilar los mejores estrenos del cine español, toca hacer lo propio con las películas internacionales, donde el resultado ha sido muy variado, con producciones de todos los géneros y para todo tipo de gustos. Y una temporada que será recordada especialmente por el fenómeno Barbenheimer, que lejos de rivalizar a dos producciones muy diferentes, ha puesto de acuerdo al público para volver a llenar las salas de cine.
También es una alegría ver que durante estos meses las directoras han tenido mucho que decir a través del lenguaje audiovisual, con películas tan brillantes como Barbie, historias melancólicas como el debut de Celine Song en Vidas pasadas, thrillers tan retorcidos como Anatomía de una caída, dramas tan perversos como Saltburn, la fascinante Reality, la sorprendente Juego limpio, o la desternillante El club de las luchadoras, entre otras.
Ha sido una temporada en la que hemos dicho adiós a personajes legendarios como Indiana Jones, indagado en los orígenes de otros como Willy Wonka, o averiguado cómo se inventó el arma de destrucción masiva que cambió el mundo a través de Oppenheimer.
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Además, esta ha sido una época de grandes regresos como el de Spielberg con Los Fabelman, el de Todd Field con TÁR, Park Chan-wook con Decision to leave, Martin Scorsese con Los asesinos de la luna, o David Fincher con El asesino; y en la que el cine de animación ha tenido un papel muy importante, con la no-despedida de Hayao Miyazaki con El chico y la garza y la espectacular Spider-Man: Cruzando el Multiverso.
Y tampoco podemos olvidarnos de reuniones como la de Paul Giamatti y Alexander Payne en Los que se quedan, la de Ben Affleck y Matt Damon en AIR; y de pequeñas joyas como Theater Camp, hecha por y para los amantes del teatro.
20. ‘Indiana Jones y el Dial del Destino’, de James Mangold
Uno de los personajes que mejor han llevado el paso de los años es Indiana Jones. Prueba de ello es su regreso por todo lo alto en Indiana Jones y el dial del destino, la quinta y última película de la franquicia y la aventura con la que sin duda ha tenido la despedida que merecía.
De este último viaje de Indiana Jones, una de las cosas que recordaremos será la compañía. Porque la verdad es que Harrison Ford ha encontrado en Phoebe Waller-Bridge a la escudera -y quizá sucesora- ideal. Aunque esté diseñada más bien como un álbum de recuerdos y homenaje al héroe, la película cumple su función como cierre y puede presumir de haber invocado al espíritu que nos dejó sin habla en las tres primeras películas de la saga.
19. ‘Air’, de Ben Affleck
"Las zapatillas no valen nada hasta que alguien se las pone". Con esta frase podría definirse en pocas palabras el argumento de AIR, el biopic que narra la histórica alianza entre Nike y Michael Jordan, que dio lugar a una colaboración realmente trascendental para la historia del baloncesto y del deporte en general.
Una historia muy emocionante sobre un atleta negro que se convirtió en leyenda y cómo el nombre de una marca escrita en minúsculas se hizo grande. Y también un relato sobre la importancia del legado y cómo rozar la inmortalidad a través del recuerdo.
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18. ‘Theater Camp’, de Molly Gordon y Nick Lieberman
Basada en el cortometraje del mismo nombre y rodada como falso documental, la película se sitúa en el AdirondACTS, un rudimentario campamento de teatro en el norte del estado de Nueva York que es un paraíso para los artistas en ciernes. Después de que su indomable fundadora, Joan (Amy Sedaris), caiga en coma, su despistado hijo Troy (Jimmy Tatro) tendrá que mantenerlo a flote.
Todos aquellos que hayan pasado su infancia sobre las tablas o que entiendan lo que se siente al subir al escenario entenderán las referencias y emociones que se evocan en la película, porque plantea el teatro como un refugio y un lugar seguro para todas las personas, incluyendo a las que aún no hayan encontrado su espacio para expresarse o contar sus historias. Sólo por eso -y porque dura apenas 90 minutos-, merece un lugar entre lo mejor del año.
17. ‘Juego limpio’, de Chloe Domont
Emily (Phoebe Dynevor, Los Bridgerton) y Luke (Alden Ehrenreich, Solo: Una historia de Star Wars) son jóvenes, atractivos y están enamorados. Van a casarse, pero no pueden hacerlo público porque el protocolo de la oficina en la que trabajan les obliga a mantener en secreto su relación personal.
En su ópera prima, la gran sorpresa del último Festival de Sundance, Domont demuestra un gran pulso narrativo al crear un thriller que funciona como una olla de presión con una deriva tan inevitable como sorprendente. No es tanto una fábula de empoderamiento femenino como un ejercicio de disección de un frágil ego masculino, al que se le exige que asuma responsabilidades.
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16. ‘El club de las luchadoras’, de Emma Seligman
No ha copado tantos titulares como Barbie y tampoco ha tenido el estreno que merecía en cines, pero El club de las luchadoras es una de las mejores películas del año. Lo nuevo de la directora de Shiva Baby -que vuelve a trabajar con Rachel Sennott- es provocador, irreverente, divertidísimo y la comedia que tanto necesitaban las personas sáficas, ya cansadas de que se las condene a un final trágico las pocas veces que se las representa en pantalla.
Es casi más recomendable acudir a ella sin saber mucho más que algún pequeño detalle, como que se centra en dos chicas queer muy poco populares en el instituto. Durante su último año, crean un club de lucha para tratar de impresionar a las animadoras.
15. ‘Reality’, de Tina Satter
Esta fascinante adaptación de la obra teatral Is This a Room es un retrato en tiempo real del interrogatorio al que el FBI sometió a Reality Winner, condenada en Estados Unidos por filtrar un documento clasificado, una obra que usa como únicos diálogos la transcripción al pie de la letra de aquella conversación real.
Cuando se recuerda que todo lo que dicen los personajes y el orden en el que se producen las revelaciones están calcados de una transcripción, resulta increíble que sea así por lo bien estructurada que está la progresión dramática de la narración. Y cuando termine, será el espectador quien decida si Reality es una heroína, una villana o el mayor peligro para la sociedad, mientras intenta olvidar que vive en tiempos precarios de posverdad y que lo que ha visto es pura realidad.
14. ‘El asesino’, de David Fincher
Aunque podría catalogarse como un thriller criminal, la última película de Fincher termina siendo más bien una inteligentísima y divertida sitcom de dos horas sobre asesinos en serie. En ella, Michael Fassbender interpreta a un asesino sin nombre que intenta matar a otros asesinos sin nombre antes de que acaben con él.
La película es una sucesión encadenada de buenas decisiones creativas que, aunque pueda pasar desapercibida entre las más notables del cineasta David Fincher y tenga una premisa muy simple, sigue dando en el blanco y retorciéndose de manera satisfactoria. Sin duda una de las que se ha disfrutado de forma compulsiva.
13. ‘Saltburn’, de Emerald Fennell
Es complicado sacarse de la cabeza algunas escenas concretas de Saltburn, la demoníaca y provocadora película anti-ricos que dirige Emerald Fennell (Una joven prometedora). La obsesiva relación de Oliver Quick (Barry Keoghan) con su amigo Felix Catton (Jacob Elordi) se queda incrustada en la mente, al igual que sus encuadres y la dirección de arte o la magnífica interpretación que hacen los actores.
Da igual cuál sea la razón por la que acudas a verla, una vez que se pone un pie dentro de Saltburn -ya sea la finca de los Catton o la película-, resulta imposible salir de ella. O al menos hacerlo sin perder antes la cordura. Una de las experiencias más memorables de este año, con un último baile que quedará en el recuerdo.
12. ‘Wonka’, de Paul King
En una era audiovisual tan prolífica como esta, a veces hay que acudir al cine sin expectativas, porque puedes encontrarte sorpresas tan gratas como Wonka. Pocos podían calcular el éxito que tendría la película del director de Paddington, que se ha colado entre lo mejor del año por el carisma de Timothée Chalamet, por los números musicales y por contar una historia tan dulce y blandita como un brownie de chocolate.
Parecía estar todo contado ya con las versiones de Gene Wilder y Johnny Depp, pero Paul King ha demostrado que no es así y que a veces está justificado exprimir hasta la última gota del jugo. Una delicia ideal para disfrutar en familia.
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11. ‘Los Fabelman’, de Steven Spielberg
Con Los Fabelman, Steven Spielberg firma su película más personal hasta la fecha. Un filme semiautobiográfico sobre la propia infancia y juventud del cineasta que se ambienta a finales de los 50 y principios de los 60. El protagonista es un niño influido por su excéntrica madre, artista, y su pragmático padre, que es ingeniero informático.
Tras descubrir un secreto familiar que lo dejará devastado, descubrirá cómo el poder de las películas pueden ayudarle a contar historias y a forjar su propia identidad. Una carta de amor al cine escrita por uno de los cineastas más grandes de la historia desde la humildad y la fascinación de un niño.
10. ‘El chico y la garza’, de Hayao Miyazaki
Hayao Miyazaki siempre promete que su siguiente película será la última, pero por suerte, sigue siendo una mentira que sólo él quiere creerse, porque siempre encuentra una idea brillante por la que regresar. La última ha sido la de El chico y la garza, un largometraje tan hermoso que duele. De lo mejor que ha hecho Studio Ghibli.
En él se cuenta la historia de Mahito, un joven de 12 años que lucha por asentarse en una nueva ciudad tras la muerte de su madre. Sin embargo, cuando una garza parlante informa a Mahito de que su madre sigue viva, entra en una torre abandonada en su busca, lo que le lleva a otro mundo.
9. ‘TÁR’, de Todd Field
Aunque el público esté pensando en la temporada de premios de este año, seguimos sin olvidar que a principios del 2023 se estrenó TÁR, una de las películas más interesantes de la última edición de los premios Oscar. En ella se disecciona a un personaje lleno de contradicciones en un thriller psicológico que también podría ser un descenso a la locura, un comentario social e, incluso, una historia de fantasmas.
La película está protagonizada por una espectacular Cate Blanchett (que está presente en todas las escenas de los más de 150 minutos de metraje), y es una sinfonía sobre el ego, las dinámicas de poder y el abuso de quienes lo ostentan, que reta al espectador mientras cuestiona la figura del genio encumbrado. Una de las imprescindibles.
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8. ‘Decision to leave’, de Park Chan-wook
Siguiendo el trazo de la línea que dibujó con La Doncella, el virtuoso Park Chan-Wook regresa al cine tras seis años de ausencia con otra inolvidable protagonista femenina, la enigmática Seo-rae, un personaje que despierta en el detective Hae-joon de esta película la misma obsesión con la que Kim Novak fascina a James Stewart en Vértigo.
Jugando con los arquetipos del noir más clásico, el director surcoreano deconstruye el tropo de la femme fatale con un personaje que acepta interpretar el rol que le asignan los demás porque que ha aprendido a jugar la mejor partida con las cartas que le han tocado. Un juego de reflejos con pantallas y espejos bidireccionales que desafían los puntos de vista, el tiempo y el espacio, para la historia de amores imposibles más sensual que se recuerda en los últimos años.
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7. ‘Oppenheimer’, de Christopher Nolan
Basándose en el libro ganador del premio Pulitzer American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer de Martin Sherwin y Kai Bird, Oppenheimer cuenta la paradójica historia del científico, doctor en física e inventor de un arma monstruosa de destrucción masiva que condicionó el pasado y nuestro presente: la bomba atómica.
Llegó a los cines no tanto como la rival de Barbie, sino más bien como una compañera de discurso que recurre al arte para poner sobre la mesa asuntos que, aunque en este caso parezcan estar más cerca del pasado, nos dejarán emocionalmente devastados porque, al mismo tiempo, son también la cruda raíz de nuestro presente. Al fin y al cabo, sin ese terrorífico 'ayer' y las decisiones tan complicadas que se tomaron, no seríamos quienes somos, ni probablemente habría un 'hoy'.
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6. ‘Los que se quedan', de Alexander Payne
El mejor Paul Giamatti que recordábamos regresa junto a Alexander Payne -después de trabajar juntos en Entre copas- para dar con una película encantadora y conmovedora sobre la condición humana ideal para disfrutar estas fiestas. En ella seguimos a Paul Hunham, un profesor cascarrabias de un prestigioso colegio americano que se ve obligado a permanecer en el campus durante las vacaciones de Navidad.
Allí tendrá que velar por un puñado de estudiantes que no tienen a dónde ir y, contra todo pronóstico, la convivencia le llevará a forjar un insólito vínculo con uno de ellos, un inteligente y problemático muchacho con sus propios traumas, y con la jefa de cocina de la escuela, que acaba de perder un hijo en Vietnam.
5. ‘Spider-Man: Cruzando el Multiverso’, de Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin Thompson
El cine de animación nos ha dado varias alegrías este año y una de ellas ha sido la secuela de Spider-Man: Un nuevo universo. Se trata de un estimulante espectáculo visual que merecía la pena ver en la gran pantalla, una obra milimétricamente cuidada que te engulle desde la fascinación y no te suelta hasta los créditos finales.
Cuando parecía que el tema del Multiverso ya se había explotado lo suficiente, llegó nuestro vecino y amigo Spider-Man para demostrar que todavía queda potencial si las ideas son buenas. Y nos deja a todos con unas ganas tremendas de poder disfrutar de la tercera película de esta brillante trilogía animada.
4. ‘Los asesinos de la luna’, de Martin Scorsese
Es muy posible que la persona que tuvo el sueño americano lo recordase mal cuando se despertó al día siguiente. O quizá lo tuvo un hombre blanco con la suerte de haber nacido en una familia con dinero, porque si le preguntásemos a cualquier otra persona, seguramente pensaría que se trata más bien de una pesadilla. De esto mismo es consciente también Martin Scorsese, un cineasta legendario que no necesita de introducción previa y que reflexiona en Los asesinos de la luna, sobre el horror que fue capaz de causar esta ensoñación a los pueblos nativos americanos.
Es cierto que Los asesinos de la luna puede causar rechazo por sus tres horas y veinte minutos de duración, pero también salta a la vista que cada segundo de metraje está justificado y es una de las razones por las que categorizar a esta película como una obra magna que también formará parte de la legendaria trayectoria de Martin Scorsese.
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3. ‘Barbie’, de Greta Gerwig
Barbie ha sido el evento cinematográfico del año, logrando generar una expectación inconmensurable con apenas un par de fotogramas y no saber nada de ella aparte de los nombres de su directora y quiénes formaban el reparto. Y después de verla, tocará agradecerle a la vida que Greta Gerwig quisiera contar su historia, porque ha dado con una película muy disfrutona y emotiva.
Al principio puede parecer una comedia simple y tan cursi como la propia muñeca, o dar la impresión de ser extravagante, un delirio visual o un anuncio de dos horas con un filtro color rosa chicle. Y es todas esas cosas y mucho más. Pero también ha logrado hacer justicia a la definición del 'entretenimiento a gran escala', nos ha hecho reflexionar sobre el mundo real a través de la picardía, y también haciendo que soltemos alguna que otra lágrima. Es imposible imaginar un 2023 sin Barbie.
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2. ‘Anatomía de una caída’, de Justine Triet
Un escritor fracasado muere y su esposa pasa rápidamente de viuda a única sospechosa en un tenso, incómodo y aséptico juicio público con claro sesgo de género, que saca a la luz la intimidad de la pareja y que tiene como principal testigo a Daniel, el hijo de la pareja, parcialmente ciego por un accidente ocurrido años atrás.
La película que firma Justine Triet, ganadora de la Palma de Oro de este año, es un estimulante ejercicio que, entre otras cosas, demuestra la imposibilidad de sacar conclusiones objetivas partir de extractos de interacciones de las que no se forma parte, porque carecen del contexto histórico de la relación entre los involucrados. Y el contexto lo es todo. Dirigida con una precisión soberbia, esta es una obra imponente y fascinante de las que perduran en la memoria y que tiene en la de Sandra Hüller una de las grandes interpretaciones del año.
1. ‘Vidas pasadas’, de Celine Song
Desde su estreno en Sundance en enero, Vidas pasadas se ha mantenido fija en la retina de la crítica, que meses después la ha encumbrado con nominaciones en una temporada de premios a la que llegará en su mejor momento a la carrera de los Oscar. La ópera prima de la dramaturga Celine Song es la Aftersun de este año, un triunfo narrativo y formal que construye a partir de la subjetividad un melancólico retrato de emociones universales.
Será recordada como uno de los grandes dramas románticos del siglo. Desde luego, como la más adulta emocionalmente. Un retrato que no estamos acostumbrados a ver en pantalla: íntimo, elocuente y sin toxicidades que alcanza una épica platónica que conmueve al espectador. Es también una historia personal sobre la experiencia de emigrar, de los vínculos perdidos y la nueva identidad que se construye. De todo lo que se deja atrás. Las vidas pasadas.