El campo español se ha convertido en el protagonista indiscutible de la semana. Decenas de carreteras han quedado colapsadas durante estos días como consecuencia de las protestas de los agricultores, que han organizado tractoradas para defender los derechos de los trabajadores del campo. Entre sus reclamaciones destaca, entre otras cosas, la petición de un "ambicioso" plan de choque que recoja medidas para paliar los problemas del campo relacionados con las consecuencias de la sequía y la guerra en Ucrania.
En las últimas horas, han sido muchos los personajes públicos del ámbito político y cultural que han mostrado su apoyo a los agricultores. Pero ha habido un nombre que se ha convertido en protagonista durante la jornada del martes por el demoledor mensaje que ha lanzado en relación a las protestas de los trabajadores del campo. Se trata, nada más y nada menos, que del actor Jordi Pujol Dolcet, protagonista de la película Alcarràs, de Carla Simón.
El catalán dedicó toda su vida al mundo de la agricultura. Sin embargo, su nombre saltó a la fama el año pasado tras su aparición en la película Alcarràs, en la que interpretó a Quimet, un agricultor que presencia la caída en picado de los trabajadores del campo. Ahora, un año después del éxito de la película, Jordi Pujol Dolcet ha concedido una entrevista a RAC1 en la que ha hablado sobre las movilizaciones de los agricultores españoles.
"Hace tiempo que vi que no íbamos bien, que no se podía vivir del campo. Estoy con los payeses y las movilizaciones hacen falta, pero no hay nada que hacer. En Europa, a los payeses no nos quieren, quieren que desaparezcamos y que la agricultura tal y como se ha vivido hasta ahora no exista más", ha asegurado durante la entrevista.
Una de las principales reclamaciones de los agricultores, además de exigir que se atiendan sus peticiones, es el hecho de reducir la burocracia de las administraciones. En este sentido, el protagonista de Alcarràs ha asegurado que "un payés que quiera dedicarse al campo debe hacerse una gestoría para sí mismo". "Es casi imposible que un pequeño payés pueda hacer toda la burocracia necesaria para acceder a una ayuda", ha sentenciado haciendo referencia a los problemas burocráticos a los que se enfrentan.
Otras de las peticiones de los agricultores son la limitación de las importaciones de productos que proceden fuera de la Unión Europea y precios justos para los agricultores por las cantidades que producen. Dos exigencias a las que se ha sumado también el propio Jordi Pujol, quien ha asegurado que los agricultores "no ganan ni un duro".
"Este año la fruta se ha cobrado a 40 o 45 céntimos, que es lo que vale hacerla de nuevo. No ganamos ni un duro. Y viene fruta de otros países donde tienen permitido utilizar productos que nosotros tenemos prohibidos", ha dicho.
Toda esta situación ha llevado al protagonista de Alcarràs a tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Y es que, tras mucho pensarlo, el actor ha confirmado que deja el campo para siempre ya que le es imposible poder vivir de ello. "Yo soy payés de corazón, pero he desistido", ha sentenciado durante la entrevista a RAC1.
Su salto a la gran pantalla
Si ha habido algo que ha caracterizado a la directora Carla Simón a lo largo de su trayectoria es su capacidad para encontrar talento no profesional fuera del mundo del espectáculo y la cultura.
Y esto fue precisamente lo que ocurrió con Jordi Pujol Dolcet. El equipo de la película le descubrió durante una manifestación de agricultores en Lleida. Y tras explicarle el proyecto y ofrecerle la posibilidad de realizar el casting, el catalán accedió y se convirtió en el protagonista de la película nominada a 11 premios Goya en el año 2023.
Alcarràs cuenta la historia de la familia Solé, que lleva varias generaciones cultivando una gran extensión de melocotoneros en Alcarràs, una pequeña localidad rural de Cataluña. Sin embargo, el verano puede que sea su última cosecha. Y es que, tal y como se muestra en la película, la fruta ya no renta y los paneles solares están sustituyendo a los árboles.
La película se convirtió en todo un éxito, hasta el punto de llegar a ganar el Oso de Oro en la septuagésima segunda edición de la Berlinale. Se convirtió en la primera película rodada en catalán en recibir este galardón.
Además de las 11 nominaciones a los Goya, el filme de Carla Simón recibió 14 nominaciones a los Premios Gaudí, en los que se proclamó ganadora en cinco categorías: 'Mejor película', 'Mejor dirección', 'Mejor guion original', 'Mejor dirección de producción' y el premio especial del público.