Una de las mejores películas de la historia del cine acaba de cumplir 70 años. Se trata de La ventana indiscreta (1954), el largometraje de Alfred Hitchcock y uno de los mayores exponentes del cine de suspense. A diferencia de Psicosis -estrenada cuatro años después-, La ventana indiscreta explora el terror de una manera más sutil, convirtiéndose en un ejemplo más que evidencia el hecho de que la de Hitchcock será una carrera irrepetible.
Basada en la historia de Cornell Woolrich, que fue adaptada por el guionista John Michael Hayes (El hombre que sabía demasiado, La calumnia), La ventana indiscreta sigue a un reportero fotográfico (James Stewart) que se ve obligado a permanecer en reposo con una pierna escayolada.
A pesar de la compañía de su novia (Grace Kelly) y de su enfermera (Thelma Ritter), procura escapar al tedio observando desde la ventana de su apartamento con unos prismáticos lo que ocurre en las viviendas de enfrente. Debido a una serie de extrañas circunstancias empieza a sospechar de un vecino cuya mujer ha desaparecido.
A pesar de que después sería uno de los filmes más influyentes de todos los tiempos, lo cierto es que La ventana indiscreta no tuvo el reconocimiento esperado en su día y al igual que ocurrió con otros grandes clásicos, fue una de las grandes ignoradas por la Academia de cine.
Es cierto que partía con hasta cuatro nominaciones al Oscar, incluyendo al Mejor director, sonido, fotografía color y guion, pero aquel año fue el mismo que se estrenó La ley del silencio, el largometraje de Elia Kazan, que acabó cosechando hasta ocho estatuillas.
Una película brillante
Lo cierto es que La ventana indiscreta fue una película realmente innovadora para la época y esto se debe principalmente a su premisa. La lesión de Jeffries le obliga a permanecer sentado en una silla de ruedas durante la mayor parte de la película, y es ahí es donde se empieza a gestar la tensión y a transmitírsela al espectador.
Ver al protagonista sufrir por la impotencia de no poder hacer nada es realmente agotador de ver desde el primer momento, pero esta sensación va a más, especialmente cuando le vemos presenciar un horrible crimen al otro lado de la calle y desde su ventana.
El hecho de plasmar esto en pantalla en la década de los años 50 fue algo realmente sorprendente y esta película terminó siendo uno de los ejemplos por los que a Hitchcock se le acabaría conociendo como un maestro del suspense. Porque sabía que puede haber algo peor que presenciar un crimen desde una silla de ruedas: que el supuesto criminal se dé cuenta de que hay un testigo.
Se trata de un clásico imprescindible e irrepetible que 70 años después sigue estando en los ránkings de las mejores películas jamás hechas. Y que además está disponible en Movistar Plus+, SkyShowtime y Filmin.