A la hora de hacer un repaso por la historia del cine español, son muchos los nombres de directores que nos pueden venir a la mente. Aunque también es cierto que, si hubiera que hacer una selección entre los mejores que ha habido nunca, muchos estarán de acuerdo en escoger a Luis García Berlanga como uno de los cineastas más grandes y rompedores que ha habido en nuestro país.

Por eso, y con motivo del Día del Cine Español que se celebra cada año el 6 de octubre, hemos elegido la que quizá es una de las mejores películas españolas que se han hecho nunca.

Se trata de El verdugo, un largometraje estrenado en el año 1963 y una comedia negra brillante por la que no ha pasado el tiempo. En ella se cuenta la historia de José Luis (Nino Manfredi), el empleado de una funeraria, que tiene pensado emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico.

Por otro lado, Carmen, la novia del protagonista (Emma Penella) es hija de Amadeo (José Isbert), un verdugo profesional, que acaba obligándoles a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho a una vivienda.

José Luis acaba aceptando la propuesta de su suegro, convencidísimo de que jamás se presentará la ocasión de ejercer su oficio. Pero la vida tiene otros planes para él.

Para muchos, esta película de Luis García Berlanga es una de las mejores obras del cine español. El cineasta valenciano tuvo serios problemas con la censura franquista, pero eso no le impidió seguir haciendo cine, esquivando de formas muy ingeniosas los parámetros impuestos por el régimen.

En el año de su estreno, El verdugo triunfó en los grandes festivales internacionales de cine, llevándose el premio FIPRESCI en el Festival de Venecia. Esto se debe a la dirección de Berlanga, que junto al magnífico guion de Rafael Azcona, conforman un cóctel perfecto de humor negro, denuncia social y parodia, dando forma a una obra maestra.

Profundizando en las inquietudes sociales de un país en blanco y negro, Berlanga reflexiona sobre el horror del garrote vil, aprovechando para reflexionar sobre el mundo que engendró el franquismo.

Está repleta de momentos memorables, como cuando el protagonista es literalmente arrastrado para que cumpla con su deber, y su desenlace es inolvidable y el broche perfecto al mejor filme español de todos los tiempos.