Un diverso grupo de adolescentes se dirige a El amanecer de Eva, un retiro de lujo con sesiones de aromaterapia y charlas empoderadoras en Hawái, cuando su avión sufre un accidente que las obligará a luchar por su supervivencia en una isla desierta. La premisa de The Wilds, la nueva serie de Amazon Prime Video, nos remite inmediatamente a Perdidos, no solo por los obvios detalles del vuelo que no llega a su destino y la presencia de una isla misteriosa, también en la elección de su juego narrativo.
Aquí también hay tres líneas temporales, una en la que conocemos el pasado de los personajes, otra para los acontecimientos en la isla, y el presente, en el que en solitario le relatan su experiencia a dos señores que dicen necesitar recabar información antes de dejarlas volver con sus padres. Así, cada episodio está centrado en una de las protagonistas, y se estructura alrededor de algunas experiencias vitales de su pasado elegidas para que dialoguen temáticamente con algo sucedido en la isla. El resultado no es igual en todos los episodios, algunos funcionan mucho mejor que otros, y algunas construcciones de personajes son infinitamente superiores al resto, pero en líneas generales siempre es efectivo.
Con esos ingredientes, la conexión directa con Perdidos no admite discusión, pero la receta de The Wilds consigue ser diferente. La serie que ha creado Sarah Streicher (Daredevil) no aspira a ser Perdidos en versión juvenil, y venderla así seguramente no le hace ningún favor, está realmente interesada en la vida personal de ese diverso grupo de adolescentes que, a pesar de todo lo que las diferencia a nivel sociocultural y económico, tienen algo en común: no eran felices en la vida que han dejado atrás, y han vivido duras experiencias que van de la bulimia al abuso sexual, tocando otros temas como la homofobia, la eutanasia, la vida en casas de acogida o las enfermedades mentales.
Todas las actrices, a pesar de que para algunas es su primera experiencia ante la cámara, son solventes pero, como son adolescentes, y se comportan como tales, es fácil juzgar a sus personajes, porque el espectador adulto no puede evitar sentirse irritado. Pero, como nos ocurrió con Euphoria, nuestra perspectiva va cambiando conforme las vamos conociendo mejor y entendemos de dónde vienen. Euphoria es otro claro referente, sobre todo, en el uso de la voz en off del primer episodio, pero tengo que advertir que en ese aspecto el tono en The Wilds resulta un poco impostado. Con esas reflexiones meditadas sobre la angustia existencial adolescente y los relatos cuidadosamente construidos que comparten con sus interlocutores del presente, al inicio puede costar un poco entrar, pero después de haber levantado la ceja instintivamente unas cuantas veces terminamos aceptando las reglas del juego. Lo hacemos a cambio de saber más, porque hay que renocerle a esta serie que sabe cómo mantenernos intrigados con sus dosificadas revelaciones.
No he hablado de ello, ni lo haré porque sería imperdonable, pero por supuesto que hay un misterio. Y no es sobrenatural. Desde el primer episodio sabemos que el accidente no ha sido tal y tenemos un vistazo de las personas que están detrás de este montaje. Esta revelación en la primera hora de narración es una muestra de la habilidad de la serie para mantenernos interesados en su relato, porque no juega al misterio por el misterio, se nos van revelando piezas desde el principio. La clave estará en descubrir cuál es el objetivo de todo este tinglado, quién es la infiltrada y qué ha llevado a su promotora a ponerlo en marcha. He visto seis episodios y no veo el momento de sentarme a ver el resto.