Han pasado diez años desde que La Laguna Negra cerrara sus puertas. Tras 71 episodios y 7 temporadas, El internado había demostrado que otro tipo de ficciones juveniles tenían cabida en nuestra televisión. Nazis, romances hormonados, ciencia ficción, flashbacks, culebroneros secretos familiares, momentos de puro terror y tramas infantiles convivieron en una serie en la que el internado del título en realidad era solo un macguffin. En 2021 el escenario audiovisual es muy distinto, y lo que antes podía verse como un producto de nicho ahora puede convertirse en la última obsesión seriéfila gracias a una plataforma de streaming. El internado: Las Cumbres, secuela espiritual aunque no narrativa de la historia original, llega mañana a Amazon Prime Video con dos objetivos: perfilar su propia personalidad y encontrar el favor de una audiencia que ahora ya se las sabe todas.
A diferencia de lo que sucedía con otra ficción adolescente coetánea como Física o Química, el gran público no parecía estar reclamando el regreso de la icónica serie que descubrió a Blanca Suárez y lanzó las carreras de Yon González, Martiño Rivas y Ana de Armas. Tiene sentido. La ola nostálgica que ha traído de vuelta a Fer, Yoli y Cabano (y, antes de que acabe el año, a Los hombres de Paco y Los protegidos) está relacionada directamente con la necesidad del público de conectar con su yo del pasado y, básicamente, volver a ver lo mismo que les hizo enamorarse de una historia en primer lugar.
Por tentador y juguetón que resulte imaginárselo, sería difícil de creerse a Mario, Iván o Julia, traumatizados por sus años en la Laguna Negra, de vuelta en otro internado en el que pasen cosas paranormales. Y, la verdad, nadie querría ver tampoco qué ha pasado en el futuro con Paula y Evelyn. La misma lógica que siguió el gran público para no esperar activamente el regreso de El internado es la que ha aplicado el equipo liderado por Laura Belloso (showrunner y cocreadora de la serie original) para desarrollar una secuela que se ambienta en el mismo universo en el que transcurrían las tramas de El internado, pero cuya conexión narrativa con ésta empieza y acaba con el fugaz y algo descafeinado cameo de dos de las estrellas de la serie original.
Las Cumbres acierta a la hora saber qué elementos de la fórmula original mantener y cuáles dejar en el recuerdo para que la nueva serie sea capaz de hacer guiños a los fans sin renunciar a seguir su propio camino. Se recupera el emblemático uniforme azul y formal de la Laguna Negra, hay un bosque lleno de secretos y peligros y unas catacumbas que nos llevan mentalmente a los icónicos pasadizos de El internado. Además, a lo largo de los primeros ocho episodios los seguidores encontrarán guiños directos a algunos de los momentos más emblemáticos de El internado. Uno de ellos, en el último episodio, reaparece de forma épica y allana el camino para una más que previsible segunda temporada.
Por el camino se han quedado la guerra de clases, la trama de espías protagonizada por Raúl Fernández y, sobre todo, las concesiones a todos los públicos. A pesar de que a menudo la serie a menudo comete el pecado de tomarse demasiado en serio a sí mismo, Las Cumbres es una serie sobre adolescentes y para adolescentes… o aquellos que aún recuerdan cuando lo fueron. Incluso los profesores están interpretados por actores que no hace demasiado tiempo aparecían en historias de marcado corte juvenil (el caso de Mina El Hammani, graduada hace menos de un año en el instituto de Élite y ahora profesora, es especialmente llamativo).
Nuevo internado, nuevos personajes, nuevo misterio. Ese es el resumen de la producción conjunta de The Mediapro Studio (la nueva cara de Globomedia, creadora de la serie original) y Buendía Estudios que supone la primera colaboración entre Atresmedia y Amazon Prime Video desde Pequeñas coincidencias. Tener una ventana de exhibición preferencial en una plataforma (hasta 2022 no podrá pasar la serie por Antena 3) permite a los guionistas huir de la dictadura de la televisión generalista de entonces. Quien espere encontrar guiños infantiles en Las Cumbres se va a llevar más de una gráfica sorpresa.
Los herederos de los nazis dejan paso en esta continuación a una logia satánica sacada directamente de la Edad Media. Rituales, sacrificios, monjes y organizaciones secretas (hay tradiciones que no pueden dejarse de lado) forman una prometedora mitología que es presentada a la audiencia de forma algo impersonal, pero eficaz. La propuesta visual de la producción está a medio camino de lo clásico (Jesús Rodrigo, director estrella de la serie original, firma los dos primeros episodios) y lo nuevo (una viraje al terror teen más puro reforzado por los fichajes del músico Víctor Reyes y los directores Denis Rovira y Carles Torrens).
Competir con la memoria de la pandilla original y el brillante futuro de una de las canteras más exitosas de la televisión española era un reto casi imposible para la nueva generación de actores de la serie. Unos estupendos Asia Ortega y Albert Salazar (en su salto a la televisión nacional después de ganar el prestigioso Max teatral con su interpretación en el monólogo A.K.A. Also Known As) tiran de carisma y química para sostener sobre sus hombros una serie que, ante el paso de los 70 a 50 minutos por episodio, ha decidido centrar -al menos en la presentación de sus tramas- la historia en sus dos personajes. Esta decisión, desgraciadamente, retrasa la icónica grupal dinámica de la serie original. Hasta que esto sucede, el espectador debe darse por satisfecho con la lenta pero intrigante presentación del misterio que rodea a Inés (una enigmática Claudia Riera), la hija de uno de los benefactores del internado.
El mayor problema de Las Cumbres en sus primeros ocho episodios es que se toma demasiado tiempo en presentar sus cartas a la audiencia. Conscientes de que tiene la atención de gran parte del público garantizada por lealtad a la marca, la serie dedica casi en exclusiva su primer episodio a presentar al triángulo protagonista sobre el que girarán la tramas: la impulsiva Amaia, el buenazo y despistado de Pol y el rebelde Carlos. No es hasta el final del segundo episodio cuando la serie decide detonar el misterio y dejarle ver al espectador qué es lo que está por venir. Hasta la segunda parte de la temporada no descubrimos cuál va a ser realmente la dinámica grupal y la naturaleza de la trama de misterio en Las Cumbres.
La serie, que claramente va de menos a más a lo largo de su primera entrega, se beneficia del sistema de emisión en maratón con el que estrena la serie Amazon. Al final de sus ocho episodios se han sentado las bases de lo que está por venir. El espíritu de El internado sigue vivo.
'El internado: Las Cumbres' se puede ver en Amazon Prime Video.
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